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La agenda de Dios versus la agenda del hombre

Dios, nuestro Señor y Creador, tiene una agenda muy especial que viene desarrollando, desde hace siglos para beneficio del hombre, el cual lo creó conforme a su imagen y semejanza. Pero, nuestros primeros padres, Adán y Eva, engañados por Satanás, pecaron y toda la tierra se contaminó hasta el día de hoy.

En la agenda de Dios aparece un plan maravilloso para salvar al planeta tierra de la contaminación y al hombre de la condenación del pecado y que reciba todos los beneficios espirituales y materiales. Dice la Biblia que “la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro”, Romanos 6:23.

Dentro de ese plan y su agenda divina, Dios envió a su amado y único Hijo Jesucristo para rescatar al hombre de este mundo dominado por Satanás y para transformarlo desde adentro hacia afuera y prepararlo con el fin de que morara en un mundo nuevo, diferente al que vivimos, donde morará la verdadera justicia, amor gozo y paz de la que todavía los seres humanos hasta hoy no hemos podido disfrutar.

En la agenda de los hombres, que son pecadores y que no conocen a Dios, se programa alcanzar un mundo, económicamente más productivo y competitivo; socialmente más equitativo; y ambientalmente, más amigable y sustentable. Eso es lo que aspira ahora el hombre con una denominada Agenda Global para el futuro de la Humanidad.

Sin embargo, la humanidad ha tenido que sufrir muchos imperios que han mal gobernado el mundo a espaldas de Dios, en desobediencia a su palabra, bajo un estado de tiniebla espiritual y todos han fracasado, como el Babilónico, el Persa, el Griego y el Romano, así como países dirigidos por tiranos y dictadores, dejando fatales senderos de muertos, destrucción, y miseria moral y espiritual. Se ha determinado como un fracaso todo esfuerzo humano para transformar el mundo en que vivimos, si no se cuenta con la gracia, la misericordia y el poder de Dios.

A veces, no nos damos cuenta cuán preciosa es la Palabra de Dios y su autoridad. Dice Salmos 138:2 «Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas.»

De acuerdo a la agenda divina, la Palabra de Dios es el mapa de la vida, es la luz para alumbrar nuestra senda, es la espada para defendernos y evangelizar el mundo, es la leche para los bebés espirituales, la carne para los maduros, es la brújula para guiarnos al cielo.

En la Palabra de Dios, se encuentran las respuestas de la vida, la muerte y la eternidad, también se encuentra como recibir el perdón de pecados, la paz con Dios, contestaciones a nuestras oraciones, la vida eterna, y una vida abundante. El carácter y nombre de Dios son santos, perfectos, seguros, confiables y la Biblia dice que Dios ha engrandecido su Palabra sobre todas las cosas. Si confiamos en Dios, debemos confiar en Su Palabra.

Cuando leemos la Palabra de Dios y la estudiamos, también surgen las siguientes preguntas: «¿Por qué Cristo vino a la tierra?, ¿qué propósitos tenía Él cuando llegó a este mundo?» ¿Tenía un propósito político para gobernar la ciudad de Jerusalén? ¿Quería ganar el dinero de la gente de quien sanó su cuerpo? La pregunta que le pongo hoy en día es «¿Por qué vino Cristo?»

La Biblia nos dice como Cristo vino: El Señor Jesucristo dijo en Juan 7:28: «no he venido de mí mismo». En otras palabras, el Padre que está en los cielos le mandó. Él vino como un mensajero en sumisión a su Padre. Cristo dijo también en Juan 16:28: «Salí del Padre, y he venido al mundo».

Cristo dijo como había venido en Juan 5:23: «Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis». En otro pasaje, Cristo dijo: «no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre.»

Según la agenda de Dios, la Biblia nos dice que Cristo vino: Para Dar honra a La Palabra De Dios. Si no hubiera venido Cristo como dice el Antiguo Testamento, la palabra de Dios no sería la verdad completa y absoluta. Cristo tuvo que ir para cumplirse las profecías del Antiguo Testamento. Mateo 5:17 «No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.»

Es la verdad que la mayoría de los hombres ama las tinieblas más que la luz porque sus obras son malas. Sin embargo, Cristo vino para enseñarnos la condición de nuestros corazones y vidas. Su vida perfecta nos enseña que somos pecadores, que hemos pecado y violado la ley de Dios. Juan 12:46 «Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas”.

En la agenda humana hay preocupación con el medio ambiente y se procura tomar acción inmediata para combatir el cambio climático y su impacto; la conservación y uso sostenible de océanos, mares y recursos marinos; y la protección de los ecosistemas terrestres y de los bosques; así como el combate contra la desertificación, la degradación de la tierra y la pérdida de la biodiversidad. Es el propio hombre, con sus acciones egoístas y pecaminosas que ha llevado al planeta tierra a esa situación y sólo Dios es el único que puede revertirla.

Es necesario señalar que es el pecado de la gente lo que causa la contaminación de la tierra, lo que a su vez produce maldición, afectando a todos lo que la habitan, familias, negocios, animales y culturas enteras, tal como lo dice: Jeremías 23:10: Porque la tierra está llena de adúlteros; a causa de la maldición la tierra está desierta; los pastizales del desierto se secaron; la carrera de ellos fue mala, y su valentía no es recta.

Como castigo por contaminar el planeta tierra, Dios, en su agenda, expresa: “He aquí que Jehová devastará la tierra y la arrasa, trastorna su faz y hace esparcir a sus moradores. La tierra será totalmente devastada y completamente saqueada, porque Jehová ha pronunciado esta palabra. Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. Y la tierra fue profanada por sus moradores, porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto eterno. Por esta causa la maldición consumió la tierra y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra y disminuyó la población”, Isaías 24:1,3-6.

“Las naciones se airaron y tu ira ha venido: el tiempo de juzgar a los muertos, de dar el galardón a sus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra”, Apocalipsis 11:18.

En su agenda, Dios dice en la Biblia, a su pueblo: “Pero nosotros, esperamos según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”, 2 Pedro 3:13. “Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían pasado y el mar ya no existía más”, Apocalipsis 21:1.

Muchas bendiciones para nuestros hermanos y amigos.

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