Articulos

La actitud agradecida de Naamán

Tenemos aquí esta presentación de cómo Dios trata con Naamán y lo somete a través de este proceso a largo plazo, zambullirse muchas veces, quebrantar su orgullo. Dios me imagino que no solamente estaba limpiando la carne de Naamán con cada vez que se metía al agua sino que estaba limpiando su corazón, su mente, haciendo una obra de quebrantamiento y de promover humildad y sujeción a los métodos de Dios delante de Él.

Lo que pasa después del centro del texto es a veces tan fascinante y tan importante como lo que pasa antes hasta cierto punto. Vemos aquí que ok, después que Naamán es sanado milagrosamente podría haber terminado en ese punto el capítulo. Ok, se zambulló siete veces y a la séptima vez su carne se tornó tan limpia como la de un niño, punto y hoy en día podríamos discutir este texto y sacarle extremado provecho.

Sin embargo, por alguna razón el Espíritu Santo decide continuar con lo que pasa después de que Naamán es sanado, en vez de que veamos ya los títulos y los créditos de la película, ya Naamán sanado, la película continúa. Y entonces vemos algo interesante, la actitud de Naamán. Vemos ahora que Naamán es ya un hombre muy diferente.

Mire cómo le habla a Eliseo. En vez de venir con esa fuerza falsa y ese orgullo dice: «Volvió al varón de Dios, él y toda su compañía, y se puso delante de él» ya vemos allí algo ¿no? como que se presenta humildemente delante del profeta Eliseo, «se puso delante de él y dijo: «He aquí conozco que no hay Dios en toda la tierra sino en Israel. Te ruego que recibas algún presente, algún regalo de tu siervo.»

Ya él está reconociendo al profeta de Dios como su mentor o como su superior en términos espirituales, en vez de antes pensar: no, yo soy el superior y este hombre tiene que servirme a mí, y ministrarme a mis necesidades, ahora él se sujeta a la autoridad del profeta y yo creo que ese es el orden que Dios quiere que nosotros.

Donde hay autoridad legítima, donde hay Palabra de Dios, donde hay principios bíblicos sólidos, integridad, buena instrucción, buen ejemplo, buen modelaje, que los seguidores de Jesucristo nos sometamos a nuestras autoridades y aprendamos de ellos; no seamos rebeldes, no les hagamos la vida difícil, no les hagamos el trabajo ministerial duro para que nos sirvan entonces a regañadientes, eso es lo que dice el apóstol Pablo ¿no? que respeten a sus Pastores para que no estén trabajando en una forma, descontentos.

Y cuántas veces nosotros venimos a la Iglesia con unas expectativas de que nos van a servir y tienen que ministrar nuestras necesidades, y tienen que cuidar a nuestros niños como nosotros creemos que deben cuidarlos, y tener todos los programas que nosotros necesitamos, cuando en realidad tenemos que venir con un espíritu humilde, aprender de nuestros mentores y maestros, y Pastores, y Dios bendice esa actitud y sencilla de corazón.

Cuando una persona se somete al trato de Dios, cuando entra al contexto de la Iglesia para servir a los demás, y en vez de convertirse en una persona demandante y crítica, y cuando trabaja en compañía de otros en algún ministerio, en vez de ser una piedra de tropiezo, en vez de enseñorearse de la gente que está bajo su tutela es una persona que sirve, que es humilde, que escucha, que muestra una gracia y una generosidad en la forma que trata a los demás porque sabemos que estamos allí por pura gracia de Dios. Solamente porque Dios es quien Él es nosotros podemos servir al Señor y tenemos que caminar con humildad ante nuestras autoridades, y como dice la Palabra: sujetarnos unos a otros, y ser una influencia de armonía y de bendición en los lugares en donde nos movemos. Dios bendice esa actitud.

Yo creo que gente en la vida cristiana no son más bendecidos en el Evangelio porque tienen una actitud arrogante y demandante. A veces vamos de Iglesia en Iglesia esperando ese lugar que finalmente va a reconocer nuestra grandeza o nos van a tratar como nosotros nos merecemos, desde que alguien hace algo que no nos gustó enseguida echamos el pie molestos, y si el Pastor dice algo que no nos gustó pues, ya abandonamos la Iglesia.

Hace poco me dijo una hermana de mi Congregación, una persona que vino a la Iglesia muy contenta hasta que un día yo prediqué en una forma muy crítica acerca de su candidato presidencial favorito. No le gustó mi comentario que yo creo que estaba basado en la Escritura y estaba destinado a proveerle a nuestra Congregación sanos criterios de cómo votar en unas elecciones nacionales, y que ese es el rol de un Pastor ¿no? dar la Palabra del Señor, establecer principios de cómo hacer decisiones sanas y sabias en las cosas del Espíritu.

Pero esta hermana estaba muy contenta aparentemente hasta ese momento y había escuchado muchas cosas buenas acerca de nuestra Iglesia, pero desde que escuchó algo que no le gustó de parte de su Pastor echó un pie enseguida y se fue molesta, y nunca más la volvimos a ver. Yo ni sabía qué le había pasado a ella hasta que esta amiga de ella, a quien yo le había encomendado esta hermana para que la atendiera y la ayudara porque viven en la misma ciudad cerca de nuestra Iglesia, se molestó y entonces esta hermana me dejó saber por qué no había vuelto a la Iglesia.

Y así la Iglesia está llena de este tipo de personas arrogantes que no se sujetan a sus autoridades, que quieren ser ellas servidas siempre y ser tenidas en cuenta, sin que se les ministre a sus necesidades continuamente. Qué linda es esta actitud de Naamán, humildemente se presenta escarmentado ante Eliseo y se pone a su disposición, y trata de bendecirlo también, y en un sentido pagarle porque eso es lo que él sabe hacer, es la manera en que él entiende. Dios te ha usado, ha hecho un milagro en mi vida, pues como un médico o un psiquiatra me ha servido te voy a pagar y aquí, por favor, le dice: recibe algo de mi parte; él considera esto como un favor que el profeta le haría en vez de una paga en recibir algo.

Interesantemente Eliseo rehúsa tajantemente, aún cuando él insiste en darle algunos regalos valiosos, Eliseo le dice: «De ninguna manera. Vive Jehová en cuya Presencia estoy que no voy a recibir nada de tu mano.»

Muy interesante, muy aleccionador esto y en nuestra próxima meditación vamos a meditar un poquito acerca de la integridad que Dios quiere por parte de Sus siervos, sea quien sea, yo creo que va a ser muy interesante. Hablamos en nuestra próxima meditación, Dios les bendiga.

Fuente:
Predicas

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba