Es imposible creer en Jesucristo sin la fe, donde nos acercamos a El creyendo. Y no nos es necesaria ningún tipo de comprobación para entregarnos a sus enseñanzas, a su ejemplo y a su persona, por el simple hecho de que hemos decidido creer en el. Creer en El, es una decisión que tendremos que tomar.
A fin de cuentas, ya sea que el método de la investigación, las pruebas o la creencia misma; nos acercan a El, siempre puede terminársele creyendo en El, por ser quien Es.
Hay otros que no creerán en Jesús, hasta que ellos mismos lo hayan comprobado, solo que este método requerirá de vernos en situaciones extremas, donde solo un milagro puede salvar nuestra vida. Y quienes después de recibir ese milagro aun así desistan de creen en Jesucristo, tal parece que no habrá nada que les permita algún día creer en El.
Pocos son los que se dedican a buscar las pruebas en la historia del mundo acerca de la persona de Jesucristo, literalmente se requiere toda la vida para tratar de entender, vivir y evidenciar la vida de Jesucristo que ya muchos han intentado descifrar. Y a lo cual si de corazón sincero queremos encontrar al Jesús de la Historia, nos será necesario caminar sobre la historia con fe, para poder encontrarle.
Es muy fácil negar a Jesucristo, pero se necesitan borrar muchas evidencias de la historia, para poder comprobar que no existió.
La vida de Jesucristo ha dejado una gran estela de de milagros a lo largo de su ministerio, que no fueron posibles antes de El. Toda su persona esta enigmáticamente llega milagros. Milagros que son imposibles de explicar desde el punto de vista de la ciencia, porque ella solo trata con lo que se puede comprobar en el laboratorio.
Los milagros no se pueden explicar desde el punto de vista de la filosofía, por ella solo tratan con los asuntos del pensamiento que son originados en la mente de un pensador.
Pero los milagros si pueden ser explicados desde el punto de vista de la teología, donde el mundo de aquello que consideramos milagro esta fuera de nuestro alcance, pero dentro del actuar de Dios, quien nos ha constituido a nosotros mismos, un milagro que no podemos explicar.
Por esta razón; al revisar la persona de Jesucristo tendremos que decir, que su nacimiento, su vida, muerte y resurrección; constituyen un milagro que nunca podremos reproducir, porque esta fuera del alcance de la facultad humana.
¿Qué probabilidad tiene una persona de predecir el nacimiento de alguien?
Aun si la concepción se realizara en probeta, donde los dos elementos que lo hacen posible el ovulo y el esperma son los protagonistas, aun así, todavía no se pudiera determinar quién o como será la persona que nacerá como producto de esa conjunción.
Pero más problemático aun si se nos dice, que el personaje que nacerá, no tendrá la necesidad de utilizar uno de los dos elementos necesarios para dar vida, en este caso el esperma.
Entonces por más idealista o futurista que pueda ser ese pensamiento está sentenciado al fracaso, puesto que sin la conjunción de estos dos elementos es literalmente imposible el nacimiento de otra vida.
Pero en el caso de Jesucristo el anuncio de su nacimiento ha sido una de las cosas más impresionantes de la historia. Podemos decir que el anuncio de su nacimiento además de su alta precisión, ha sido algo que solamente ha ocurrido en una sola ocasión en la historia del mundo.
Una de las cosas más impresionantes de la historia de Jesucristo son los eventos predichos en cuanto a su persona, y que se han cumplido con estricta precisión. No es posible para la mente humana, dar vida a una historia de esta magnitud, ni siquiera en las pesadillas más alucinantes de la humanidad.
La condición del contexto de Miqueas quien sería el segundo en dar con precisión el anuncio de ese Mesías que llegaría para salvar al mundo de sus males, era un tiempo carente de justicia, y la situación política estaba completamente amenazante al pueblo de Israel, quien no tenía ningún tipo de esperanza de salir de su situación de peligro a no ser por la intervención divina.
Sin embargo en medio de toda esa confusión y necesidad, Dios otorga una profecía a un pueblo que muy probable que no estuviera listo para escuchar la futura llegada de este Mesías, sin embargo fue una noticia de gran valor, poder mirar la esperanza que Dios entregaba a su pueblo.
Miqueas 5:2 Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.
El marco histórico de Miqueas se desarrolla aproximadamente 765 años antes de la llegada de Jesús.
El anuncio de Miqueas tiene dos elementos de precisión, uno de ellos es el lugar donde habría de nacer el Mesías, Belén.
Por principio de cuentas el hecho de que el Mesías pudiera nacer en Belén y bajo el imperio Romano, constituía todo un problema político el anuncio de un Rey o Mesías, cuando que la imagen del emperador romano era vista como divina.
Y otro es que declara que sería el Señor de Israel.
Esta declaración trajo revuelo al momento de su nacimiento porque el rey Romano en turno, no vio con buenos ojos el anuncio de los magos que llegaron buscando al Rey que había nacido. De ahí que diera inicio aquella famosa y trágica matanza de infantes menores de dos años.
También las palabras de Pilatos harían incómodos a los sacerdotes judíos al escribir sobre la cruz de Jesús, “Jesús Rey de los Judíos”
Y Juan lastimaría más todavía la conciencia de los judíos, al acusarlos de haber matado a Jesús el hijo de Dios.
Y para muchos hoy todavía sigue siendo un problema, aceptar que Jesús es el único camino a Dios. La declaración de Miqueas fue y lo seguirá siendo, una comprobación de la maravilla de Dios, de declarara al hombre con 700 años de anticipación su plan infalible.
No se puede borrar de la historia el nacimiento sobre natural de Jesucristo. Tendremos que culpar a Roma de su ineficacia para guardar los registros de aquellos que fueron empadronados, por el edicto de Augusto Cesar, entre los cuales está el registro del salvador del mundo, o tendremos que considerarlos embusteros al hacerlos perdidizos en el tiempo.
Considerando que era la potencia más grande de su tiempo, no pudieron guardar la evidencia que demuestra el registro de Jesucristo en el gran imperio Romano.
Miqueas hizo un anuncio que no viviría para verlo cumplido, pero el hecho de que el no estuviera en Belén en el momento del nacimiento del Mesías prometido, no haría ninguna diferencia porque la historia, las profecías, los escritores de sus tiempo y la humanidad seguiríamos viendo su anuncio como el perfecto cumplimiento que Dios da a lo que El establece, y que nadie puede detener.