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Jesús, siendo Dios, se humilló voluntariamente y obedeció hasta la muerte en la Cruz

TEXTO: FILIPENSES 2:5-8 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Este día llegamos al final del estudio Bíblico en el cual hemos reflexionado sobre los HÁBITOS DE UN CRISTIANO CONSAGRADO A DIOS, y hoy vamos a estudiar el último de los hábitos, este hábito es: LA OBEDIENCIA.

Veamos primeramente cual es EL CONCEPTO TEOLÓGICO DE OBEDIENCIA: Es una respuesta de fe y amor a Dios, reflejada en la SUMISIÓN VOLUNTARIA Y CONSTANTE a su voluntad.

El mejor ejemplo de ese concepto nos lo ha dado nuestro Señor Jesucristo como lo dice el texto que leímos para comenzar: (Vs 8) y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Y como también nos lo demuestra los evangelios:

Juan 6:38 Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Lucas 22:41-42 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

¿QUÉ NECESITAMOS PARA PODER OBEDECER? La palabra de Dios no dice que en nosotros también tiene que haber el mismo sentir que hubo en nuestro Señor Jesucristo, el cual siendo Dios SE HUMILLÓ A SÍ MISMO y tomó forma de siervo y fue obediente hasta la muerte (Filipenses 2:5-8) Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

Nuestro Señor Jesucristo siendo Dios al venir a este mundo TUVO QUE APRENDER LA OBEDIENCIA (Hebreos 5:7-9) Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. 8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.

En cambio nosotros para que podamos poner en práctica la obediencia en nuestra vida tenemos que APRENDER PRIMERAMENTE LA HUMILDAD (Mateo 11:29) Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;

Pues tenemos que reconocer que a muchos de nosotros lo que no nos permite obedecer la voluntad de Dios es que nuestro corazón está cargado de SOBERBIA, DE VANIDAD Y AUTOSUFICIENCIA pues siendo hombres débiles y pecadores muchas veces nos creemos superiores y menospreciamos la voluntad del Señor (Proverbios 1:29-30) Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor de Jehová, 30 Ni quisieron mi consejo, Y menospreciaron toda reprensión mía,

AHORA VEAMOS EN LA PALABRA DE DIOS CÓMO PODEMOS PONER EN PRÁCTICA EN NUESTRA VIDA EL HÁBITO DE LA OBEDIENCIA:

I) DEJANDO DE SER SOLAMENTE OIDORES DE LA PALABRA, Y CONVERTIRNOS EN HACEDORES DE ELLA
(SANTIAGO 1:22-25) Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, este es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. 24 Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. 25 Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace.

Muchos cristianos somos buenos para oír la palabra de Dios, nos gusta escuchar, nos gusta ser exhortados, pero lastimosamente nos conformamos con ser buenos para oír la palabra de Dios pero no damos el paso de fe y obediencia para SER HACEDORES DE LA PALABRA.

Y como lo vemos en el texto que hemos leído la bendición de Dios no viene por solamente ser oidores, SOMOS BIENAVENTURADOS POR LO QUE HACEMOS.

Es por eso que cada uno de nosotros debemos preguntarnos: ¿Qué estamos haciendo con la palabra que hemos oído? Nuestro Dios quiere que nuestra vida sea como buena tierra, que recibe la semilla de la palabra y da frutos agradables al Señor (Mateo 13:23) Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

II) ESTAR DISPUESTOS A PAGAR EL PRECIO PARA HACER LO QUE DIOS NOS PIDE EN NUESTRA VIDA
(Hechos 9:15-16) El Señor le dijo: Ve, porque el instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16 porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.

Muchas veces para obedecer la voluntad de Dios para nuestra vida es necesario estar dispuestos a pagar el precio, es decir, estar dispuesto a renunciar a nuestros propios deseos, comodidad o intereses para cumplir con la voluntad de Dios, a pesar de los sacrificios o dificultades que eso requiera.

Como lo expresa esa preciosa alabanza llamada HOMBRES DE VALOR: “…Heme aquí Señor RINDO MIS DERECHOS…”

Un buen ejemplo de obediencia estando dispuestos a pagar el precio podemos verlo en la obediencia de los discípulos al llamado del Señor:

Mateo 4:18-22 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. 21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.

Lucas 5:27 Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. 28 Y dejándolo todo, se levantó y le siguió.

III) ESTAR DISPUESTOS A RENDIR NUESTRA VOLUNTAD A LA DE DIOS
(LUCAS 22:39.43) Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. 40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. 41 Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 43 Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo.

El mejor ejemplo de rendir su voluntad, sus deseos y sus planes, a la voluntad del Padre Celestial es nuestro Señor Jesucristo.

De la misma manera nosotros, siguiendo el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, tenemos que rendirnos a la voluntad del Padre Celestial, ya no seguir luchando en contra de su voluntad, pues mientras más nos resistamos a su voluntad más angustia, amargura, enojo, y frustración habrá en nuestro corazón.

Para rendir nuestra voluntad a la voluntad del Señor tenemos que comprender TRES VERDADES ESPIRITUALES MUY IMPORTANTES:

DIOS ES BUENO SIEMPRE y todo lo que hace tiene un propósito bueno para nuestra vida aunque no lo comprendamos (Romanos 8:28) Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

NO TENEMOS LA CAPACIDAD DE JUZGAR LAS ACCIONES DE DIOS, ningún hombre tiene la capacidad intelectual para comprender los planes perfectos de Dios, nosotros no podemos medir el alcance FUTURO de lo que Dios está haciendo o permitiendo en nuestra vida (Isaías 55:8-9) Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

DIOS ES SOBERANO, es dueño de todo, él tiene la última palabra, sabe lo que está haciendo, y sus planes son perfectos, no pide opinión ni permiso, él es Dios, y NOS AMA (Job 9:7-12) Él manda al sol, y no sale; Y sella las estrellas; 8 Él solo extendió los cielos, Y anda sobre las olas del mar; 9 Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades, Y los lugares secretos del sur; 10 Él hace cosas grandes e incomprensibles, Y maravillosas, sin número. 11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Pasará, y no lo entenderé. 12 He aquí, arrebatará; ¿quién le hará restituir? ¿Quién le dirá: Qué haces?

Ahora para finalizar, recordemos cuales son LOS SIETE HÁBITOS DE UN CRISTIANO CONSAGRADO A DIOS: La Oración la Lectura Bíblica congregarnos con Constancia Diezmar y Ofrendar Evangelismo,Vestirnos de Amor y la Obediencia.

CONCLUSIÓN DEL ESTUDIO: En resumen, los siete hábitos que hemos estudiado constituyen los pilares de una vida cristiana consagrada a Dios. Cada uno de estos hábitos nos invita a profundizar en nuestra relación con el Señor, a crecer en fe y a vivir de manera intencional. Practicarlos diariamente nos transforma, nos acerca más a Él y nos capacita para ser instrumentos de Su amor y verdad en el mundo. Adoptar estos hábitos es un compromiso con la transformación personal y con la misión de reflejar la luz de Cristo en cada aspecto de nuestra vida.

 

Fuente:
PASTOR OSCAR FLORES |EL SALVADOR

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