JUAN 9:1 En el texto sobre el cual vamos a reflexionar el día de hoy vemos que participan muchas personas: Jesús, un ciego de nacimiento, los discípulos, los vecinos del ciego y los fariseos.
Muchas personas cerca de Jesús, pero de todas ellas solo una pudo experimentar el poder del Señor en su vida: el hombre ciego de nacimiento.
Esta historia verdaderamente refleja la realidad de la iglesia cristiana en la actualidad, muchas personas siguen a Cristo, muchas personas buscando al Señor, pero no todas pueden experimentar en sus vidas el poder del Dios en ellas.
¿Cuál es la causa de esto? Que en muchos cristianos encontramos las mismas actitudes equivocadas que estorban el fluir del poder de Dios en ellas.
No es que el Señor no quiera o que no pueda hacer milagros en sus vidas, sino que sus mismas actitudes frenan o limitan las maravillas del Señor en ellos.
Veamos cuáles son esas actitudes y reflexionemos en nuestra propia vida, para que podamos cambiar nuestras actitudes y que no sigamos limitando el poder del Señor en nosotros.
PRIMERA ACTITUD: JUZGAR A LAS PERSONAS, CONVERTIRNOS EN JUECES DE NUESTRO PRÓJIMO (JUAN 9:1-3)
Lastimosamente muchos de nosotros tenemos la misma actitud de los discípulos del Señor al observar la vida de nuestros hermanos en la iglesia.
Si vemos que alguno de nuestros hermanos o hermanas está padeciendo alguna enfermedad, están pasando por tiempos de escasez económica a causa de haber perdido el empleo, si hay cualquier problema en sus vidas, lo primero que decimos es: ¿Qué habrán hecho? ¿Qué pecado habrán cometido?
Nos convertimos en jueces de la vida de nuestro prójimo al pensar y expresar que las situaciones que han venido a su vida son porque andan caminando mal, porque tienen pecados ocultos, son porque Dios los esta disciplinando por sus malas acciones.
Pero ¿Es que acaso nosotros no somos pecadores también? El Señor no nos ha llamado a ser jueces sino prójimos, no estamos para señalar al pecador sino para consolar, para orar por él, para apoyarle.
Y aunque así fuese que nuestro prójimo está enfrentando las consecuencias de sus errores y pecados, nosotros tenemos un llamado de Dios para que lo restauremos (Gálatas 6:1)
SEGUNDA ACTITUD: VOLVERNOS CRÍTICOS Y ENVIDIOSOS DE LAS BENDICIONES DE NUESTROS HERMANOS. (JUAN 9:6-13)
Qué triste es notar que entre los vecinos de ese hombre ciego de nacimiento no leemos en los vecinos ningún aleluya, ningún gloria a Dios, solamente una actitud peligrosa en la vida de un cristiano: ESCEPTICISMO: recelo o falta de confianza en la verdad o la eficacia de una cosa.
Muchos cristianos lastimosamente menospreciamos las bendiciones y los milagros que Dios obra en la vida de nuestros prójimos, tal como lo expresaron los vecinos de aquel hombre: ¿no es este aquel que mendigaba?? Quizás hoy en día dirían y este ¿no es aquel que no tenía trabajo?, y este ¿no es aquel que solo borracho pasaba?, y esta ¿no es aquella que ni esposo tiene?
Los vecinos le preguntaron a aquel hombre ciego: ¿cómo te fueron abiertos los ojos?? Esta pregunta que le hicieron sería hoy en día un equivalente a las preguntas mal intencionadas o los comentarios mal intencionados llenos de crítica y de envidia que muchas personas hacen al ver la bendición y la prosperidad de Dios en nuestra vida: Ese quizás esta lavando dólares, ella tiene todo eso porque se está acostando con el jefe, todo eso quizás es robado, etc.
Tenemos que tener cuidado con nuestras palabras de crítica, de burla o de envidia que tengamos con aquellas personas que han recibido esas bendiciones del Señor, tenemos que saber que nuestro Dios ha prometido que seremos tierra deseable, no tierra de lastima (Malaquías 3:12)
Si nuestra vida en lugar de ser tierra deseable es tierra de lastima, revisemos nuestras actitudes para con Dios y para con nuestro prójimo.
TERCERA ACTITUD: EL LEGALISMO, QUERER LIMITAR EL ACCIONAR DE DIOS A NUESTRA FORMA DE PENSAR (JUAN 9: 14-16)
Podemos ver en los textos como los fariseos en lugar de ver el poder de Dios que sano al ciego de nacimiento, vieron la ley, vieron sus tradiciones, sus legalismos sin misericordia.
Lastimosamente en la actualidad muchos cristianos tienen esas mismas actitudes de aquellos fariseos: si no se hacen las cosas como ellos dicen entonces las obras no pueden ser de Dios.
Imponen cargas que no son de Dios sino de los hombres: Si esa hermana usa pantalones o se maquilla no puede haber recibido un milagro, si ese hermano no ora de rodillas entonces Dios no le pudo haber contestado, si esa persona se congrega en otra iglesia entonces ese milagro no es de Dios, etc. Jesús dijo claramente que él quiere misericordia no sacrificios (Mateo 9:10-13)