Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza. Salmos 56:3
Hay situaciones en la que nos llenamos de temor y dudas, nuestra mente se innunda de los peores pensamientos sobre un desenlace poco amigable. Ese sentimiento nos aleja de lo que en sí debemos confiar: en Dios que nos llena de fortalezas, allí es donde debemos buscar para superar el mal momento.
Confiamos en Dios al leer su Palabra, y a través de ella nos coloca devuelta a la perspectiva correcta; se disipa todo temor, porque el Señor es mayor que todo lo que nos atormenta. Por eso, el salmista David reconoce abiertamente que en muchas ocasiones tuvo miedo, pero siempre confiaba en la Palabra que le daba fuerzas y valentía para enfrentar todo en su vida.
Aquello que en nuestro ser se llena del temor de Dios pasa a ser agradable para Él. Nosotros los creyentes tenemos el factor más apremiante en nuestra vida que es el temor del Padre, esa sensación que nos permite responder con sabiduría sobre la tormenta que nos abate, y en eso, Dios nos promete que Él cuidará de nosotros y nos protegerá en todo tiempo… A Dios lleno de gracia a misericordia te bendiga en este día, Amén.