Dios está enviando desde el cielo el Espíritu de Su Palabra para establecer Su misericordia en estos tiempos proféticos del fin.
Nos llama a unirnos con una sola voz en un clamor de apoyo y solidaridad por la nación de Israel.
En medio de la difícil situación que atraviesa, es vital que nuestras oraciones y buenos deseos por la paz y la protección se extiendan hacia esa región tan amada por el corazón de Dios.
Recordemos que los conflictos en Israel, y en otras partes del mundo, son complejos y requieren la colaboración de muchos para alcanzar una verdadera solución pacífica.
Sin embargo, a través de nuestras oraciones, nuestro clamor y pensamientos de solidaridad, podemos contribuir al entendimiento, a la reconciliación y a la paz que todos anhelamos.
Hoy bendecimos a Israel. Declaramos que se levante con fuerza, fe y esperanza.
Lo cubrimos con un manto de protección divina, en el poderoso nombre de Jesús.
Nos unimos no solo por Israel, sino por todas las naciones de la tierra, para que la paz de Dios reine sobre ellas y se cumpla Su perfecta voluntad.
Zacarías 2:8
“Porque así dice el Señor de los ejércitos: el que toca a Israel, toca a la niña de mis ojos.”
Israel ha aportado mucho a la humanidad; es una nación que ha sido instrumento del plan divino desde tiempos antiguos.
Por eso el enemigo se levanta con tanta fuerza, buscando destruir lo que Dios ha escogido y amado. Pero no prevalecerá.
Israel no está solo: el cielo intercede por él, y también nosotros, el pueblo del Dios viviente, nos levantamos en oración y unidad, proclamando que Israel se levantará, y la paz de Dios cubrirá su tierra.
En estos tiempos proféticos, levantamos un clamor por la nación de Israel.
Oramos por su paz, su protección y su restauración bajo la cobertura del Dios Altísimo.
Declaramos que Israel se levantará y que la paz del Señor cubrirá su tierra.
El que toca a Israel, toca a la niña de mis ojos. Zacarías 2:8
