El Evangelismo es algo que debe ser permanente en la vida de un cristiano, precisamente reflexionando sobre esto hemos estado analizando los requerimientos que debe tener toda persona que se ha comprometido a extender y adelantar el reino proclamando las buenas nuevas de Salvación.
Estos requerimientos son:
- Entrega total a Cristo: muchos se preguntarán, ¿pero no nos hemos entregado ya? y yo les digo que no es lo mismo decir que aceptamos a Cristo que entregarnos a Él, entrega implica renunciación y es eso precisamente, es una renuncia a nuestro yo para vivir su palabra, si no nos ponemos en sus manos, si no nos sometemos y nos humillamos a Él, no podremos ser verdaderamente unos portadores efectivos de su mensaje, solo podremos sentir la necesidad de transmitir el mensaje cuando dejemos de ser nosotros, para ser Él.
Esto lleva tiempo y trabajo del Señor en nuestras vidas para transformarnos a su imagen y semejanza y poder decir: “ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí”. Gálatas 2:20
- Fe absoluta en lo que predicamos: Debemos estar convencidos de lo que predicamos, no tener dudas acerca de la divinidad de Cristo y de la perfección del plan de Dios para nosotros, de otra manera, ¿Cómo vamos a convencer si no estamos convencidos? “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” Hebreos 11: 6
- Ser transformados y reflejar a Cristo en nuestra vida: tenemos que mostrar algo, nosotros tenemos fe, pero, la persona a la que le vamos a dar el regalo del Evangelio no está en nuestra misma posición, por tanto, si no se ha producido una transformación en nuestra vida, no van a tener una imagen clara de lo que le estamos hablando, solo cuando nuestra vida tiene testimonio y fruto, es que logramos convencer de que tenemos un tesoro en nuestras manos y que queremos compartirlo. A nadie se le puede enseñar un carbón y tratar de convencerlo de que es un diamante, si no reflejamos la imagen de Cristo en las múltiples aristas de nuestra personalidad, no lograremos ganar a ninguna persona para Cristo. Por tanto “Velad debidamente y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios. Para vergüenza vuestra lo digo”. 1 Corintios 15:34
- Comunión con Dios: Este aspecto es vital. Sino mantenemos una comunicación permanente, como Dios nos va a revelar los planes que tiene para con nosotros y más aún para que quier usarnos, es por esto que debemos mantenernos siempre en oración y súplica “a fin de que al abrir mi boca me (nos) sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del Evangelio”
Efesios 6.19. Paréntesis mío. - Conocimiento y dominio de la palabra de Dios: A veces pasan cosas inexplicables cuando vamos a presentarle a una persona a Cristo, a veces sentimos vergüenza o nos sobrecoge el temor, ¿temor y vergüenza por qué? pues sencillamente tenemos miedo de ser probados o mejor dicho reprobados, sentimos temor a que nos cuestionen y no sepamos que responder. Si realmente hemos seguido los pasos que antecedieron a este punto en que estamos parados, no debe suceder esto, solo sucedería algo así, en caso de que no estemos preparados para enfrentar y responder todo el arsenal de preguntas que se nos vendrán encima y no solo preguntas, sino frases hirientes y despectivas, dudas acerca de lo que estamos predicando e incluso ofensas. Todo esto es posible que nos pase y debemos estar preparados, ¿Cómo? tenemos la mejor arma del mundo para desarmar cualquier artimaña del enemigo, piensen en como Cristo venció a Satanás en el desierto. ¡Con la palabra del Dios vivo! Él usó las escrituras para defender su posición, porque no hacer lo mismo, somos imitadores suyos, queremos reflejarlo como un espejo, ¡Hagámoslo pues! La palabra de Dios es la Espada del Espíritu y podremos no sentir temor ni vergüenza, porque estaremos preparados para cualquier agresión. Escudriñemos las escrituras, es nuestra responsabilidad estar bien equipados para la batalla. “Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Efesios 6: 10
- Saber escuchar con atención y detectar necesidades del individuo: Algo muy importante es convertirnos en Dumbo, ¿existiría una oreja mayor que la de ese elefantico?, pues eso es lo que nos hace falta, un oído receptivo a las necesidades de las personas, si tan solo dejamos a las personas hablar, encontraremos muy pronto una “BRECHA” por donde penetrar. Todos tenemos conflictos en nuestra vida, la diferencia está en que no todos tenemos quien nos sostenga en los tiempos de prueba. ¡Gloria a Dios que nos envió a Cristo! pues todos necesitamos eso, tener a Cristo en nuestras vidas, para regalarlo, solo tenemos que escuchar y detectar la vía de entrada más efectiva. Cristo repetía una y otra vez “El que tiene oídos para oír, oiga”.
- Perseverar: Quizás algunas veces nos rechacen, quizás nos insulten o simplemente nos ignoren, no importa, es necesario tener bien delimitado hacia quien va dirigida la ofensa. No es a nosotros a quien están rechazando, es a Él, están rechazando la vida eterna, están rechazando la Salvación, no a nosotros, es a Dios a quien rechazan; ¿Debemos sentirnos derrotados por esto?, ¡No! ¿Nos hemos preguntado cuantas veces rechazaron a Cristo? y aún así, ¡Todavía está tratando con nosotros! No cejemos en el empeño, si tenemos que perdonar hasta 70 veces 7, multipliquemos esto por un número infinito y persistamos, “Pero esforzaos vosotros y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para nuestra obra” 2 Crónicas 15: 7
- Dejar que hable el corazón y ser humildes: “Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento” 1 Corintios 3:7. Solo somos instrumentos para su gloria, ese es nuestra razón de ser, no podemos recibir nada a cambio, pues nuestra recompensa ya está dada por nuestra obediencia, o ¿acaso no fuimos creados para este propósito? Si tenemos a Cristo en nuestro corazón, pues abrámoslo para que otros lo reciban, pongamos el corazón en esta misión y dejemos que sea Él quien hable y el Espíritu quien nos guíe. A Cristo no se le puede intelectualizar, a Cristo se le da a conocer por medio del amor, dejemos fluir el amor siempre que vayamos a presentar a Cristo y llegaremos hasta el corazón de los necesitados de conocerlo.
Fuente:
Milagros García Klibansky