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Importancia de los sueños

Los sueños han llamado la atención de los pueblos en cada generación de la humanidad. En el mundo antiguo, los sueños se consideraban como una fuente de información desde la esfera de los dioses y por lo tanto, eran tomados muy seriamente. Se creía que la mayoría de los sueños, aun los habituales en gente común, incluía oráculos que comunicaban información sobre lo que estaban haciendo los dioses. Generalmente aquellos que eran una revelación, identificaban a la deidad y a menudo la involucraban. Con frecuencia, los sueños estaban llenos de símbolos que necesitaban de un intérprete; otras veces, eran fácilmente entendibles. La información que llegaba por medio de los sueños nunca se consideraba irreversible. Las complejidades de los sueños dificultaron su interpretación en la antigüedad, lo que produjo una casta de profesionales en interpretación, tales como: sacerdotes de templos, magos, adivinos, los cuales también pretendían dar a conocer el futuro mediante una variedad de rituales y actividades religiosas.

En naciones como Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, Roma y Fenicia, se interpretaban sueños por recompensas, ejercicio que también reportaba mucha honra en las cortes de los palacios y en los pueblos. (Gen. 41:8 y Dan. 2:2-7).

En la cultura sagrada consideraban los sueños como un medio de manifestación de la voluntad de Dios con respecto a los hombres y como predicción de hechos futuros, siendo una vía de comunicación entre Dios y su pueblo. No obstante, dentro del plan de la revelación progresiva del propósito de Dios, los sueños no se emplean para manifestar verdades fundamentales de fe, ni son de carácter doctrinal, mas bien los sueños proféticos tienen una orientación de advertencia personal, familiar o congregacional. Así, también, de anuncio de fenómenos naturales o acontecimientos de significación social, política y económica en la nación.

NATURALEZA DE LOS SUEÑOS

A la luz de las sagradas escrituras, los sueños se clasifican en tres categorías:

Sueños proféticos: son un medio usado por Dios para traer una declaración profética en el silencio de la noche cuando el hombre descansa. (Gen. 28:10-17). Eliú dice: “en una o dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende. Por sueño, en visión nocturna, cuando el sueño cae sobre los hombres, cuando se adormecen sobre el lecho. Entonces revela al oído de los hombre, y les señala su consejo”. (Job 33:14-16).

Sueños del Reino de las tinieblas: son el resultado de la libertad que tiene Satanás de entrar en los pensamientos y el sueño del hombre, atormenta con sueños de temor, de terror y de persecuciones (pesadillas). Los cuales producen exaltación, inquietud y turbación al hombre sin Cristo en el corazón. Satanás también ataca a los cristianos con estos sueños, especialmente a los nuevos convertidos.

Sueños del alma: comprenden los sueños que reflejan lo que deseamos como seres humanos. Todo hombre y mujer sueña despierto, son los planes personales y familiares futuros que de tanto desearlos, lo soñamos con los ojos cerrados, cuando descansamos. El profeta Isaías dice: “y les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y sediento” (Is. 29:8).

SUEÑOS PROFÉTICOS EN LA BIBLIA

Los sueños proféticos son los más importantes de la Biblia. En el Antiguo Testamento es famoso el sueño de Jacob en luz, y luego Betel, donde vio una escalera que unía la tierra con el cielo y ángeles de Dios subían y descendían por ella. Sueño profético que anunciaba que el Mesías en su manifestación como el único camino uniría la tierra con el cielo, (Gen. 28:10-17 y Juan 14:6). Otro sueño de Jacob fue el de los carneros listados y manchados (Gen. 31:10-12); el sueño de Laban cuando perseguía a Jacob (Gen. 31:24); los sueños de José, en los cuales las gavillas y los astros se inclinaban ante él (Gen. 37:5-9); los del copero y el panadero del Faraón en la prisión egipcia (Gen. 40:5-20); los del Faraón acerca de las vacas gordas y flacas, y las espigas llenas y vacías, ambos interpretados por José (Gen. 41:1-36); sueño profético de un madianita escuchado por Gedeón y Fura, su criado, que predijo el triunfo de Gedeón sobre Madian (Jueces 7:11-15; el sueño de Salomón, quien pidió a Dios sabiduría y no riquezas ni gloria, y Dios le dio las tres cosas (1 Reyes 3:5-15); y los sueños proféticos de Nabucodonosor, interpretados por Daniel (Dan. 2:1-49 y 4:1-28).

En el Nuevo Testamento se nota el mismo fenómeno, como en los sueños de José (Mat. 1:20, 2:13 y 19), y la esposa de Pilatos (Mat. 27:19). Es de notar que la adivinación, la magia y la hechicería estaban prohibidas en Israel (Lev. 19:31 y Det. 18:9-12), línea que siguió el cristianismo en la predicación del evangelio a los gentiles (Hechos 13:6-12 y 16:16-19). Significa que los sueños no se podían usar como medio de adivinación. La sabiduría para interpretar sueños proféticos en la antigüedad fue dado por Dios a José, 4ta. Generación de Abraham (Gen. 41:16), y al profeta Daniel, del linaje real (Dan. 2:25-28). Los sueños inmorales eran declarados falsos. El que soñaba proclamando que era un sueño profético, y trataba de apartar a Israel del culto verdadero a Yahveh, según la ley de Moisés, debía morir (Det. 13:1-5 y Jer. 23:25-32).

INTERPRETES DE SUEÑOS PROFÉTICOS

En los pueblos paganos, habían manuales que daban claves para descifrar los sueños, conocimiento que debía ser cultivado por los interpretes de sueños profesionales que, generalmente, eran cortesanos servidores de la realeza imperial.

Desde el imperio egipcio hasta el romano, los reyes tenían un equipo de sabios magos, hechiceros interpretes de sueños, sabios en desciframiento de enigmas, lectura de oráculos a través de las viseras de los animales y predicciones del futuro a través de las observación de los astros (Gen. 41:8; Ex. 7:11, 8:18; Dan. 2:1-2, 4:6-8; Is. 47:13).

Estos servidores estaban profundamente ligados a la idolatría, falsa religiosidad, sobrenaturalidad oscura y fetichista, mitologías absurdas y, sobre todo, a espíritus inmundos en actividad. Principados que, con mentira y engaño, ataban hombres que ejercían autoridad.

El caso de José y Daniel, dos siervos de Dios de la cultura sagrada, eran profetas de gran sabiduría en la interpretación de sueños complejos que venían de Dios y que solo aquel que tenia una relación cercana con el Dios de Abraham podía entender (Gen. 41:1-36 y Dan. 2:1-49). Ambos fueron dotados por Dios para revelar lo oculto y escondido al entendimiento de reyes, sabios paganos y al hombre común. José frente a Faraón le dio la gloria a Dios (41:15-16). Igualmente Daniel frente a Nabucodonosor y Belsasar (Dan. 2:27-28 y 5:18-31). Dios es el que da la sabiduría a los sabios y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con el mora la luz (Dan. 2:21-22). José comenzó soñando, luego interpretando sus sueños y luego los sueños de los demás. En tanto Daniel, no fue un soñador, pero Dios lo dotó de gran ciencia y entendimiento para comprender toda clase de enigma e interpretar sueños proféticos que ningún sabio, hechicero o astrologo pudo interpretar.

Hoy el Espíritu Santo imparte sabiduría e inteligencia al cristiano que ha alcanzado una estatura espiritual, para interpretar toda clase de sueños proféticos. No tenemos ni a José, ni a Daniel, pero está presente el Espíritu Santo, nuestro iluminador, guiador y maestro.

SUEÑOS PROFÉTICOS EN EL MUNDO DE HOY              

El escritor a los Hebreos dice: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Heb. 1:1-2). Dios le habló a los padres por los profetas en sueños proféticos, visiones proféticas, éxtasis y voz audible. Pero con el advenimiento de Jesús el Mesías, nos ha hablado a través de él, quien es su máxima revelación y como hijo de la casa ha declarado todo lo que el hombre necesita saber para obedecer a Dios y heredar la vida eterna. También tenemos la revelación especial que es las Sagradas Escrituras (Juan 5:39 y 2 Tim. 3:14-17). Además, se ha revelado en la creación, como dice Pablo: “porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusas” (Rom. 1:20). De estos pasajes se deriva que Jesucristo, la Biblia y la creación son las fuentes principales de la revelación de Dios al hombre; pero El también se manifiesta al hombre mediante fuentes secundarias tales como: sueños proféticos, visiones proféticas, éxtasis y su voz audible.

Es importante que todo cristiano entienda el lugar de los sueños proféticos. En la era de la iglesia no deben tomarse como reglas de fe, ni como medio de trazamiento de pautas para el creyente, ni para la congregación. Jesús es el profeta de Dios (Mat. 17:5), y todo fundamento doctrinal está en la palabra de Dios. Por tanto, los sueños proféticos seguirán siendo un medio no principal que Dios usará para darnos claridad frente a situaciones determinadas en el ámbito personal, familiar, y en cuanto a un peligro o catástrofe cercana.

No debemos confundir los sueños proféticos con toda clase de sueño, porque es evidente que no todo sueño es profético, los cuales se suelen confundir mucho con los sueños del alma. Los que no creen en sueños proféticos hacen mal, y los que quieren vincular a Dios con cada sueño que tienen también se equivocan. Dios nos ha dado el Espíritu Santo para discernir, usando la palabra de Dios para desentrañar cualquier sueño profético poco entendible, y así seremos edificados y viviremos una espiritualidad razonable y bíblica que producirá un crecimiento balanceado y solido, a fin de vivir una vida sana en la fe del evangelio de Jesucristo. Dios te bendiga.

IGLESIA JESUCRISTO FUENTE DE AMOR

Fuente:
Pastor Luis Alberto Reyes

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