“8 Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: 9 Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás. 10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” Apocalipsis 2:8-10
Dios no disfraza las cosas; Él dice: Vas a padecer, vas a tener problemas. Vas a tener tribulaciones; sé fiel hasta la muerte. La corona de la vida es prometida al que es fiel hasta la muerte; al que pasa de la fe que salva a la que le lleva a esa fidelidad a Dios. Muchos de nosotros nunca vamos a estar en este mundo en que vivimos en una situación donde tengamos que escoger entre nuestra vida y nuestra fe. En otras palabras, tu prueba es más liviana que la que esta iglesia en Apocalipsis 2 iba a enfrentar. Sin embargo, hay quienes se rinden más rápido; al primer problema, vuelven atrás, ceden. Cuando Juan escribió esto, inspirado por el Señor, lo que estaba diciendo era que la corona es para el que sea fiel hasta el final.
La fidelidad es algo que se desarrolla en tu vida, que se va creando con el tiempo en ti. Es cuando, a pesar de las circunstancias, tú te has resuelto a permanecer. La corona de la vida, al igual que muchos de los premios y bendiciones, solo los obtiene aquel que es hallado fiel. Dice la Palabra que no te canses de hacer el bien porque a su tiempo segarás, si no desmayas. El problema es que muchos piensan que no les ha funcionado servirle a Dios porque se han rendido antes de que llegue la cosecha. La cosecha no es para el que siembra, sino para el que permanece después de sembrar hasta que llegue la cosecha. No canceles tu cosecha por cansarte demasiado rápido. Tú tienes que llegar a ser hallado fiel.
Tú tienes que trabajar en esta fe; no llega así por que sí. Hay cosas que tienes añadir a esa primera fe que te salva, para que llegue a ser la fe que permanece, la de una fidelidad probada. En el libro de Judas, la Palabra lo dice de la siguiente manera: “20 Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo,” Judas 1:20 Edifica tu fe a través del tiempo.
“9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. 11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” 1 Timoteo 6:9-12
Pablo le hace tres recomendaciones a Timoteo para que siga creciendo:
- Huye de todo materialismo. Huye de todo aquello que te ate a las cosas de esta tierra. Húyele a perseguir lo mismo que todo el mundo persigue. Huye de toda codicia, de desear las cosas que otros desean. No es que no puedas prosperar o progresar económicamente, sino que no puede ser tu prioridad a tal punto que pongas en peligro tu salvación y tu vida por perseguir una meta natural. No hay nada malo en tener éxito, pero no lo puedes hacer ni alcanzar costándote tu fe.
- Persigue tu fe.
- Pelea la buena batalla.
Tienes que huir, tienes que perseguir y tienes que pelear. Todo aquel que llega a ser fiel es porque sabe huir, sabe perseguir su fe, y pelea la buena batalla, permanece hasta el último momento.
Pasa de la fe que te salva a la que te lleva a una vida de fidelidad a Dios. Vas a tener problemas, dificultades; jamás comparados a los de Esmirna. Si eres capaz de sostenerte en medio de tus pruebas y eres hallado fiel, para ti hay una grande recompensa en la eternidad y aquí en la tierra. Tienes que pasar de una simple creencia a una firme convicción que demuestres con tu fidelidad a pesar y a través de las dificultades que vivas. Nada ni nadie te debe separar del amor que es en Cristo Jesús. Y para llegar a ese grado, tú tienes que añadirle cada una de las cosas que el apóstol Pedro pidió.
Procura trabajar en tu salvación. Es demasiado glorioso lo que Cristo hizo por ti en la cruz del Calvario para que lo desperdicies. Dios quiere que tú seas hallado fiel. Él está observando como tú operas y vives en medio y a través de tus dificultades. Tu fidelidad a Dios en medio de las dificultades, trae grandes recompensas a tu vida.
Siempre leemos los comentarios de cada mensaje. Es un verdadero gozo y un privilegio que Dios nos permita bendecir tantas vidas, aún a la distancia. Compártenos siempre cómo esta palabra ha bendecido tu vida.