A veces somos muy injustos con el perdón, Dios ha perdonado todos nuestros pecados y sanado nuestras heridas, pero nosotros se nos hace muy pero muy difícil perdonar a aquel que hizo algo que nos dolió mucho.
Y digo que somos injustos con el perdón, porque nos gusta que Dios nos perdone, pero no nos gusta perdonar.
A menudo veo y oigo a personas que se supone “han perdonado”, pero sus palabras, sus frases denotan que lo que existe en su corazón, es verdaderamente falta de perdón.
Cuando nosotros perdonamos a alguien, no tenemos porque andar sacando en cara lo que nos hicieron, ¿Acaso no lo perdonamos ya?, ¿Por qué andar recordándole cada que se puede lo que hizo?, eso es ser injusto, porque Dios no nos anda recordando a cada momento nuestros pecados como razón para acusarnos y hacernos sentir mal, al contrario, Dios olvida nuestros pecados y nos hace nuevas criaturas.
Reflexionar sobre el perdón que injustamente no otorgamos, me lleva a la Palabra de Dios, especialmente al pasaje del siervo que fue perdonado, pero no quiso perdonar.
“Entonces Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: —Señor, si un miembro de la iglesia me hace algo malo, ¿cuántas veces debo perdonarlo? ¿Sólo siete veces? Jesús le contestó: —No basta con perdonar al hermano sólo siete veces. Hay que perdonarlo una y otra vez; es decir, siempre.» En el reino de Dios sucede algo parecido a lo que cierta vez sucedió en un país. El rey mandó llamar a sus empleados para que le informaran cómo andaban sus negocios y para que le pagaran todo lo que le debían.» Cuando comenzó a sacar cuentas, le llevaron un empleado que le debía sesenta millones de monedas de plata. Como el empleado no tenía dinero para pagar, el rey ordenó que lo vendieran como esclavo, junto con su esposa y sus hijos, y que vendieran también todo lo que tenía. Así, con el dinero de esa venta, la deuda quedaría pagada.» Pero el empleado se arrodilló delante del rey y le suplicó: “Señor, déme usted un poco más de tiempo y le pagaré todo lo que le debo.”» El rey sintió compasión de su empleado y le dijo: “Vete tranquilo; te perdono todo lo que me debes.”» Al salir del palacio del rey, ese empleado se encontró con un compañero que le debía cien monedas de plata. Lo agarró por el cuello y le dijo: “¡Págame ahora mismo lo que me debes!”» El compañero se arrodilló delante de él y le suplicó: “Dame un poco más de tiempo y te lo pagaré todo.”» Pero aquel empleado no quiso darle tiempo, y mandó que metieran a su compañero en la cárcel, hasta que pagara el dinero que le debía.» Los otros compañeros, al ver lo que había pasado, se molestaron mucho y fueron a contárselo al rey.» Entonces el rey mandó llamar a aquel empleado y le dijo: “¡Qué malvado eres! Te perdoné todo lo que me debías, porque me lo suplicaste. ¿Por qué no tuviste compasión de tu compañero, así como yo la tuve de ti?”» El rey se puso furioso, y ordenó que castigaran a ese empleado hasta que pagara todo lo que le debía. Jesús terminó diciendo: «Lo mismo hará Dios mi Padre con cada uno de ustedes, si no perdonan sinceramente a su hermano.»”
Mateo 18:21-35 (Traducción en lenguaje actual)
Creo que la historia que narra la Biblia es muy clara, también por eso escogí la versión Traducción en Lenguaje Actual para que al leerla pudiera ser aun mas entendible a nuestros tiempos.
¿Cuántos de nosotros somos como ese siervo que fue perdonado?, Dios nos perdono cosas que creíamos que no podían ser perdonadas, nuestros pecados no eran razón para sentirnos orgullosos, sino que nos avergonzaban, pero Dios tuvo compasión de nosotros y nos perdono TOTALMENTE nuestros pecados. Pero ahora que Dios nos ha perdonado, ¿Qué perdón estamos otorgando hacia aquellos que pecaron contra nosotros?
Es increíble ver como personas que han sido perdonadas por Dios de todos sus pecados, hoy en día no pueden perdonar a aquel o aquella que hizo algo contra él o ella. Se puede percibir a través de las palabras que de la boca de esas personas salen hacia aquella persona la cual no han perdonado, que en su corazón anidan esa falta de perdón que aunque quiera negar, no los deja vivir una vida libre en Dios.
La falta de perdón es una de las razones porque la gente no puede experimentar el gozo total en sus vidas. Por lo general la gente que no ha podido perdonar y sigue sintiendo ciertos sentimientos negativos hacia aquellos que pecaron contra ellos, son personas amargadas, personas enojadas, personas impulsivas que cualquier cosa hace que exploten.
Y es que la falta de perdón hacia aquellos que un día nos fallaron es como un cáncer que poco a poco va atacando nuestra vida espiritual y si de ser posible nos destruirá.
Y es que el Espíritu de Dios no se puede mover libremente en la vida de una persona que no puede perdonar. Cuando Dios te llamo te hizo LIBRE y esa libertad es la que tienes que cuidar que permanezca siempre, pero cuando tú no perdonas, eres esclavo de esa persona a la cual no puedes perdonar. Y esclavo porque cada cosa mala que te pase o similar a lo que te sucedió con aquella persona, traerá a tu mente la imagen de esa persona que no puedes perdonar. Posiblemente estarás sonriendo y al recordarte de esa persona que no puedes perdonar, tu sonrisa se transformara en una cara de pocos amigos. ¿Por qué ser esclavo del rencor u odio?, Cuando puedes ser una persona compasiva y misericordiosa, tal y como Dios hizo contigo.
Quizá hasta este punto tú digas: “Es que lo que me hizo no merece perdón”, ó “Es que hasta la fecha nunca me ha pedido perdón por lo que me hizo”, quiero que sepas que no necesariamente esa persona tiene que ir delante de ti y humillarse para que tú puedas perdonarla. Quizá por mucho tiempo has esperado que esa persona te busque y te pida perdón y si es de rodillas pues mejor, pero eso no ha pasado, y quizá esa es una de las razones por la que tu vida no puede experimentar el gozo a plenitud, porque sigues amarrado a esa falta de perdón hacia esa persona.
Quiero que entiendas algo: Para perdonar no necesitas que esa persona llegue hasta donde ti, porque, ¿Qué tal si esa persona ya ni vive?, ¿Qué tal si esa persona humanamente le es imposible llegar hasta donde ti?, ó ¿Qué tal si a esa persona hasta se le olvido lo que un día te hizo a ti?, ¿Quién es el más perjudicado en todo esto? TÚ.
Tú eres el más perjudicado o la más perjudicada, porque eres tú y nada más que tú quien anida todavía esos sentimientos de falta de perdón hacia esa persona. ¿Por qué te sigues esclavizando a la falta de perdón?
Un día escuche una frase más o menos así: “Tener rencor o envidia es como tomar veneno uno mismo y esperar a que el otro se muera”. ¡Cuánta verdad hay en esta frase!, sí, porque igualmente es la falta de perdón, es como tomar veneno uno mismo, porque el único perjudicado al no perdonar, es UNO MISMO.
Hoy es un buen día para perdonar de verdad, hoy es un buen día para entender que no necesito que me pidan perdón como para perdonar a esa persona que tanto daño quizá nos hizo. Tú puedes hacerlo, tan solo con liberarte de ello en esta hora, si tú quieres hacerlo hoy quiero invitarte a que repitas de corazón y con sinceridad la siguiente oración que te guiare:
“Dios mío, hoy vengo delante de ti porque reconozco mi necesidad de ti, reconozco que los últimos tiempos he cometido el error de no poder perdonar, tú sabes que me cuesta Señor, tú sabes que me dolió lo que me hizo esa persona, también sabes al examinar mi corazón, que no quiero sentir esto más, tú sabes que hoy quiero ser libre totalmente de este sentimiento que nada bueno me ha traído y que me ha hecho sufrir mucho. Señor, hoy con tu ayuda quiero perdonar a todas aquellas personas que me hicieron un mal, hoy quiero perdonar a todos aquellos que pecaron contra mí, perdono a mis padres, a mi familia, a mis hermanos, a mis amigos, a todos aquellos que de una u otra forma un día marcaron negativamente mi vida, HOY QUIERO SER LIBRE, hoy quiero que limpies mi corazón y mi mente para no recordar mas esos malos episodios y si los llegare a recordar, permíteme no sentir más toda ese enojo, rencor u odio que hasta hoy sentía. Hoy te pido perdón por no haber podido perdonar antes, pero HOY PERDONO A TODOS LO QUE ME FALLARON E HICIERON UN MAL CONTRA MI. No importando el momento, el tiempo, el nombre, ni el lugar, HOY PERDONO A TODOS. Señor, yo se que tú y solo tú puedes darme la capacidad de perdonar totalmente, a partir de hoy quiero ser una nueva persona, quiero experimentar tu gozo a plenitud, examina mi corazón y mi mente, limpia todo lo que tengas que limpiar, pero sobre todo dame un corazón que te anhele y te busque, a partir de hoy quiero comenzar de nuevo, a tu lado, porque solo con tu ayuda puedo salir adelante. Gracias Señor, gracias, porque puedo sentir tu presencia sobre mi vida, gracias porque puedo sentir como estas limpiando mi corazón y mi mente, gracias porque puedo sentir tu abrazo sobre mí, pero sobre todo, gracias por darme la capacidad de perdonar ESTE DÍA A TODOS. En el Nombre Poderoso de Jesús, Amén”.
¡Gloria a Dios! Si tú realmente hiciste esta oración con toda sinceridad delante del Señor, estoy seguro que a partir de este día comenzaras a ver todas las cosas desde otra perspectiva, estoy seguro que Dios ha sanado tu corazón y tu mente de todo aquello que no te dejaba ser libre.
Hoy Dios escucho tus palabras sinceras y examino tú corazón y vio que realmente perdonaste, por lo tanto a partir de este día comenzaras a experimentar sucesos hermosos en tu vida y comenzaras a ver como Dios obrara más libremente sobre ti.