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Hijitos, Jóvenes y Padres

Los que le aman en otro nivel superior están recibiendo la “gloria postrera”. No podemos colocar a los inicuos en el mismo lugar que los ministros de honra. Hay pecados que Dios no puede perdonar. Esto es porque ellos tuercen el evangelio y le complican la vida a los pequeños que están empezando. Un sabio deja que el Espíritu Santo lleve la voz cantante de su hogar y en su vida. Los sabios terrenales o religiosos saben opinar de todo y no permiten al Espíritu Santo que les corrija.

El camino angosto es el más seguro. Los que andan por el camino angosto se fundamentan en Jesús su Roca. Entre los creyentes suelen haber de dos tipos, no hay intermedio: están los que se acercan y quieren acercarse más y después los que están distantes y cada vez se alejan más.

La juventud de Dios es la generación que arrebatan el reino. La Santidad sin la misericordia es insuficiente. Santos somos por justificación de Cristo. Los santos se deshacen de amor ante su Dios y se quedan sin palabras. La felicidad verdadera está en su Presencia. Habitar en ese lugar quiere decir que siempre sientes a Dios. Todos aspiran a multitud de metas pero el único objetivo que satisface y nos hace rebosar de vida es Él.

Cuando sus hijos se enamoran de Jesús anhelan ir al cielo. La victoria que produce el amor traspasa barreras que ningún otro método alcanza. Si yo he alcanzado misericordia debo hacer misericordia.

2 Pedro 3:11 Los que son piadosos miden mucho sin palabras. Los santos han clamado a Dios con fe y las escamas de sus ojos caen todas. La santidad que hablan las escrituras es para vivirlas a diario.

1 Juan 2:1 Los que pecan por pecar son los niños. Cuando uno se acusa solamente por simplezas, debe salir de ahí y mirar al abogado que se defiende cuando nos arrepentimos. Cristo solo puede justificar a los que emprenden desde el arrepentimiento. El cristiano que se aposenta en la depresión, quiere decir que no pasa por el despacho del abogado que le defiende. Jesús ya llevó la cruz por nosotros. Pero la santidad son unas vestiduras de honra que tenemos que ganarlas legítimamente. El Pastor ungido presenta las almas a los pies de Cristo, no justificados por la obediencia al hombre sino por estar rendidos a Dios. La verdad está en los que le obedecen. Lo más valioso del cielo no es la Nueva Jerusalén sino el Hijo de Dios.

Los niños miran más los regalos que al mismo Cristo. “El que dice que está en Él, debe demostrarlo andando en la Perfección” El ciego Bartimeo no le pidió poder ver a Jesús sino que le pidió e imploró misericordia. Los que claman de esta manera son contestados rápidamente y el Señor les envía dos ángeles que es ponen delante de la Presencia de Jesús.

Los santos que adoran en espíritu y verdad ya no tienen carne. Ante su trono lo que hay a parte de adoración es SERVICIO. Los que dicen que están en Él, ¿andan como Él? Los santos tienen el tema perfecto de adoración al Hijo. La nube de tinieblas no se aparta de los niños que se niegan a crecer y madurar.

Cuando la iglesia verdadera pelea, lucha y combate por medio de la santidad, hace que el infierno no prevalezca contra la iglesia. A los santos no les motiva ningún sentir natura, los fuertes arrebatan proezas de Dios. Los pequeños que aman el mundo, el Amor del Padre no está en ellos. El fuego de Dios no se puede apagar en aquellos corazones que no se dejan acusar por el enemigo.

La naturaleza pecaminosa se revuelve contra la disciplina que el Padre exige. El Hijo se levantó como torre fuerte para defender a los suyos. Los santos son los que escapen de la hora venidera.

Fuente:
Pastor José García

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