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Haz lo que Él te Diga

¿Por qué razón a veces la gente no tiene fe?  Para nosotros poder expresar la fe, hay dos cosas que son necesarias: confianza y compromiso.  Tú no puedes decir que tienes fe, si no hay confianza; y el grado de confianza se demuestra por el grado de compromiso.  La pregunta es ¿por qué no todo el mundo se compromete?  Porque alguien una vez defraudó su confianza.  Como alguien defraudó su confianza, ya no tienen fe.  Entonces, ahora en la vida piensan que tienen que tener cuidado porque les defraudaron o algo no salió como querían y ahora su corazón se hiere y no vuelven a tener confianza.  Y la última expresión de la poca confianza es la falta de compromiso.

La gente prefiere convivir y no casarse porque firmar el papel es una señal de compromiso; pero ¿por qué no se comprometen?  Porque no tiene total confianza.  Y no tienen total confianza porque alguien les hizo daño.  Entonces, ahora, por lo que alguien hizo, no tiene confianza, por lo tanto, nunca llegan al compromiso.  Y nunca podrás manifestar una vida de prosperidad y bendición, sin el último momento en tu vida de compromiso; compromiso con Dios, con tu familia, con tu trabajo.

Hay gente que es mediocre en su trabajo porque no confían que en el trabajo van a prosperar.  Por lo tanto, su compromiso no es el mejor.  Llegas y sales a la misma hora que todo el mundo porque tú no vas a comprometerte en un lugar en el que tú no confías; y no confías porque en el pasado nunca prosperaste en otro lugar cuando diste tu confianza.  Y de momento vino uno con mejor conexión, y lo promovieron sobre ti, así que perdiste la confianza y ahora, el otro trabajo, nunca tendrá tu compromiso completo.  Pero el problema ha sido que, cuando tú trabajaste, lo hiciste para el hombre, y no te diste cuenta que la Biblia dice que, aunque tú tengas un jefe mundano, trabajes como si fuera para Dios porque de Él es la recompensa.  El que firma tu cheque no es tu jefe, es tu Dios.  Entonces, la razón por la que te fallaron es porque tu confianza la pusiste en el lugar incorrecto.

Se hace difícil restaurar la confianza en la vida de una persona.  Es complicado que alguien vuelva a confiar porque pensamos que solo tenemos que perdonar al que nos falló, sin darte cuenta que, cuando alguien te falla, también te tienes que perdonar tú porque el grado de culpa que queda en tu mente por haber confiado en alguien que no debiste, es peor que el perdón que tienes que extenderle a otro.  Perdonas al que te falló antes que a ti.  Empieza la batalla mental, dices: debí saberlo.  Por eso, cuando alguien te falla, antes de perdonarlos, asegúrate que te hayas perdonado a ti primero.  Sé libre y entonces perdónalos, para que entonces, eventualmente, puedas tener compromiso.  Y la única manera de tener super fe es con compromiso.

El contexto de las cosas es muy importante.  Siempre vemos a los jóvenes hebreos como grandes hombres de fe, y lo son.  Estos tres jóvenes, cuando dijeron que había que adorar a otro Dios, ellos dijeron que no lo harían.  Les dijeron que calentarían el horno siete veces más y los tirarían allí, y ellos dijeron: sabemos que Dios nos puede librar, que nos librará, y si no lo hiciera, con todo y eso, no lo vamos a hacer.  Frase bonita, pero el contexto es más poderoso.  Uno piensa que son personas que salieron de la nada, pero esos jóvenes perdieron la guerra, eran del pueblo de Israel, por lo que fueron llevados como esclavos, el templo fue destruido, les cambiaron sus nombres, los castraron, y después les dicen: si no adoran a otro dios, los vamos a echar al horno de fuego.  Después de todo eso, comoquiera ellos dicen: sigo con lo que yo creo.

Pero hay quien porque alguien habló mal de ellos o porque perdieron un carro o los botaron de un trabajo, ahora dicen: esto no funciona, eso de tener fe, lo que deja es fracaso.  Pero entonces, ven a estos jóvenes hebreos y se maravilla de su fe, pero no miran el contexto.  Hay gente que, por lo que les ha pasado, hoy no están dispuestos a comprometerse, pero la única manera de vivir es una vida comprometida con Dios, poniendo tu confianza en Él, actuando en fe, a pesar de lo que el hombre haga que nos desilusione.  Pero eso solo ocurre si hay una convicción interna.

Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la madre de Jesús. 2 Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. 3 Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino. 4 Jesús le dijo: ¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.”  Juan 2:1-4

Jesús se refirió a María, su madre, llamándole mujer.  No era una falta de respeto, sino que Jesús siempre quiso establecer que nadie intervendría en lo que él vino a hacer.  Ya habían querido llegar a él a través de María anteriormente.  Se encontraba predicando, y le dijeron: afuera están tu madre y tus hermanos.  Y Jesús dijo: mi madre y mis hermanos son los que hacen la voluntad del Padre.  Queriendo decir: si ella no lo hace, no tiene nada que ver conmigo.

5 Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere.”  Juan 2:5

En la Biblia, los sirvientes representan tu fe; tu fe es tu sirviente.  Y la madre les dice a los sirvientes: hagan todo lo que él diga.

6 Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. 7 Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba.8 Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y se lo llevaron. 9 Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, sin saber él de dónde era, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo, 10 y le dijo: Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora. 11 Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.”  Juan 2:6-11

A tu fe, tú tienes que decirle: haz todo lo que Él dice.  María recibió a Jesús dentro de sí, con una frase igual.  El ángel le dijo: María, eres bendecida y favorecida entre todas las mujeres, el Señor te ha escogido para que lleves al Mesías dentro de ti.  Y María dijo: ¿cómo será esto?  Y dice la Biblia que el ángel le dijo que el Espíritu Santo vendría sobre ella y quedaría embarazada.  Y María dijo: hágase conforme a lo que tú dices.  Y quedó embarazada.

Pero lo que tú tienes preñado adentro, un día está fuera.  Y la misma fe que libera al que está dentro, libera al que está afuera.  Y María ya no necesitaba únicamente al que había recibido adentro, sino al que estaba afuera; y le dice al que estaba afuera, lo mismo que ella dijo para recibirlo adentro.  Adentro se liberaba ella, pero ahora Jesús debía cambiar el agua en vino.  Y ella lo dice con la misma convicción interna.  Les dice a los sirvientes: hagan lo que él diga.

Si alguien ejercitó super fe, fue María.  No tan solo tú, por fe, recibes a Cristo adentro, sino que lo desatas afuera, con la misma convicción interna que recibes en tu interior que tú eres salvo, una persona redimida, eres quien lo pone afuera a obrar en tu favor, a cambiar el agua en vino, a darte la victoria.

En cada momento difícil, en cada momento duro en tu vida, cada vez que hay que cambiar el agua en vino, tú debes tener la misma convicción de aquel que te sacó de las tinieblas, ese que te ha puesto a su diestra, en lugares celestiales, aquí y ahora, puede cambiar el agua en vino; aunque la gente te ha defraudado, aunque alguien no hizo lo correcto, si no contaron bien el agua o el vino para la fiesta, alguien falló, pero el Dios Todopoderoso nunca te va a fallar, y aquel que está dentro, hoy se quiere manifestar afuera en tu vida, cambiando el agua en vino, dándote el milagro que tú necesitas.

Esa misma convicción interna es lo que tú tienes que llevar afuera y creerle a Dios por eso que estás esperando; por esa nueva empresa, por ese nuevo negocio, por esa nueva vida, por la victoria que Él te va a dar.  Que tú puedas ser de los que digan: hagan lo que él diga.

Háblale a tu fe y dile que continúe actuando y haciendo basado en la palabra que Dios ha dado en tu vida.  El Dios al que tú le sirves, no tan solo te va a desatar adentro, sino que afuera te va a dar el milagro que tú estás esperando.

Estos sirvientes fueron a buscar agua, llenaron las tinajas; ellos sabían que tenían agua; sacaron y dieron al maestresala y se cambió en vino.  Tuvieron que tener fe para ir la primera vez, pero cuánta fe habrán tenido que tener para seguir yendo a esa agua.  Cada vez que iban a la tinaja, era una caminata de fe.  Y lo hicieron una y otra vez.

Este milagro lo vemos en toda la Biblia.  ¿Cuántas veces Cristo multiplicó los panes y los peces?  Dirán que fueron dos, pero no; los multiplicó al menos unas veinticinco mil veces.  Lo partían, lo daban y aparecía más, y volvían y lo repetían.  Y si tuvieron fe para el primer bocado, tuvieron fe para el segundo, y cada vez más, aquello era super fe.  El profeta le dice a una viuda: busca vasijas vacías, no pocas, muchas.  Y con un poco de aceite, le llevaban una vasija, y ella la llenaba; y así siguió hasta que se acabaron las vasijas porque cuando no hay para llenar, para sacar y para traer, entonces, la provisión cesa.

El problema de algunos es que han dejado de llenar porque ya no creen que pueden sacar, ya no creen que pueda pasar nada porque algo les pasó en el camino.  Pero la dirección hoy es sencilla: haz lo que Él te diga.  Aunque parezca ilógico, el milagro no necesariamente llega de un día para otro.  Esa mujer fue vasija a vasija; el milagro de la multiplicación fue pescado a pescado, pan por pan; el del agua en vino fue copa a copa.  El problema es que hay gente que quiere ver el milagro completo de un día para otro, pero la vida de los que caminamos con super fe es con la convicción interna de que, si Dios lo dijo, lo va a hacer una vez, dos veces, tres veces, y todas las veces.  Así que tú vuelves y abres el negocio, vuelves y abres.  Y si alguien te falla, no hay problema; tú no lo haces porque alguien haga algo por ti, sino porque has creído en la palabra de Aquel que ha dicho que va a hacer el milagro.

Llena, saca y trae.  Que nadie te desanime.  Tú eres de los de la super fe.  Hay algo que un día te embarazó, algo se metió dentro de ti, y más que algo, alguien, y esa persona está presente en tu vida para cambiar el agua en vino.  Busca más vasijas, el pan se va a multiplicar hoy, mañana y día tras día, hasta que todo el mundo coma.  Mientras no, se sigue multiplicando.  No te desanimes.  Créele a Dios.  cree que Aquel que lo hizo una vez lo va a hacer una y otra vez.

Fuente:
Pastor Otoniel Font

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