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Hay que creer para que el poder de Dios se manifieste

Se requiere una postura de receptividad, una apertura a las intervenciones del Espíritu, para que Dios pueda cumplir sus propósitos en nosotros. Como ya hemos insistido anteriormente, se requiere un pueblo que crea que los dones del Espíritu Santo son para todos los tiempos, para el ahora y el aquí. Es preciso que creamos con anterioridad que Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos, para que su Espíritu pueda operar libremente en nosotros. Se requiere una mentalidad sobrenatural como plataforma previamente establecida, para que Dios pueda llevar a cabo sobre ella sus operaciones sobrenaturales.

En el famoso capítulo de la fe en Hebreos 11, la Biblia dice que “es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (He 11:6). En otras palabras, si vamos a buscar un milagro de parte de Dios, será mejor que estemos seguros de que Él es quien la Biblia dice que es. Es necesario creer que El premia con éxito y victoria a los que buscan activamente sus milagros e intervenciones.

El SEÑOR dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo Me desdeñará este pueblo? ¿Y hasta cuándo no creerán en Mí a pesar de todas las señales que he hecho en medio de ellos?»
Números 14:11

Si en una iglesia o una comunidad no se cree que Dios todavía habla en forma sobrenatural y personal, como muestran las Escrituras, muy probablemente Dios no va a hablar. En Mateo 13:58 se nos enseña que Jesús no hizo muchos milagros entre los nazarenos por la incredulidad de ellos. ¡Probablemente tuvo que limitarse a unas cuantas intervenciones menores! Los paisanos de Jesús no fueron capaces de creer que aquel niñito que habían visto correr descalzo por las calles de Nazaret unos años atrás era, en efecto, el Hijo de Dios. Su incapacidad para ajustar su modelo mental de Jesús, sus patrones de pensamiento fallidos, impidieron que fluyera con libertad el poder que había en él.

Esa incredulidad de tantos evangélicos, que a veces se hace pasar por complejidad y sutileza teológica, tarde o temprano contristará el Espíritu, y estancará el libre fluir de la energía divina.

Pero donde hay un pueblo de fe como esos hombres y mujeres que le creyeron a Dios que vemos registrados en el famoso capítulo 11 de Hebreos, donde hay un líder o líderes que creen en Dios y le creen a Dios, hay oportunidad para que el Espíritu Santo hable y actúe.

Sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe, y que recompensa a los que Lo buscan.
Hebreos 11:6

 

Fuente:
Apostol Roberto Miranda

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