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Habitar en la luz

Cuando uno habita en la luz de Dios uno está tranquilo con Dios, uno sabe que uno camina bajo Su Voluntad. Los hombres pueden hacer lo que quieran pero tenemos un Dios Todopoderoso que nos cubre y nos bendice.

Hay un pasaje en la Escritura de que nosotros somos hijos de la luz y no de las tinieblas. Dice también otro pasaje que nuestras armas no son armas tenebrosas sino armas de luz. Entonces el hijo de Dios habita en la luz, habita en la verdad, habita en la honestiad, habita en la justicia, habita en la transparencia. Los hijos de Dios no tenemos demasiadas costuras, no tenemos demasiados compartimentos, somos gente sencilla.

La Palabra de Dios nos llama a ser como niños. Nos llama a ser inocentes dice como palomas aunque también nos habla de ser sabios como serpientes, pero hay una parte del hijo de Dios que es sencilla. El apóstol Santiago también dice que la sabiduría de Dios es así dice que es sencilla, es transparente y eso es importante. Los hijos de Dios tenemos que ser gente sencilla, gente luminosa, gente transparente. Que las personas nos vean y sepan lo que nosotros somos.

Qué triste es cuando vemos cristianos que son opacos. Uno no sabe si están diciéndote la verdad, esconden las cosas, no hablan la verdad, dicen mentiras, manipulan en el matrimonio, en la paternidad, en la Iglesia, en sus relaciones con los demás, aún en sus ministerios muchas veces siempre tienen una agenda secreta y la gente no sabe si están siendo honestos con ellos o si están siempre buscando un motivo ulterior que tienen entre manos.

Los hijos de Dios somos hijos de luz y tenemos que habitar en la luz. Los que nos conozcan tienen que conocernos como gente honesta, gente de palabra. La Palabra dice que: nuestro sí sea sí, nuestro no sea no. La reputación de un hijo de Dios tiene que ser tal que no tenga que estar acudiendo a: te juro por esto, te juro por lo otro. Por eso es que el Señor dice no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni por nada de este mundo sino más bien que su sí sea sí y que su no sea no.

Cuando uno es una persona de palabra, de honestidad, de transparencia uno no tiene que estar allí haciendo actos heróicos para que la gente nos crea porque la gente sabe que somos gente de palabra y de transparencia. Nuestra vida está en las manos y la gente nos lee porque somos cartas abiertas.

Y yo creo que en parte eso es lo que dice aquí el Señor ¿no?, el que habita en la luz no tropieza sino el que habita en las tinieblas sí tropieza. Cuando nosotros no caminamos en la honestidad, la claridad, la verdad, cuando somos manipuladores, siempre nos queremos salir con la nuestra, ahí es donde tenemos problemas. Seamos gente de luz. Cuando usted habita en la verdad hermano, hermana usted no tiene que temerle a nadie. Nadie puede hacerle daño porque Dios lo va a respaldar, Dios está con usted. La gente lo aprecia, le tiene confianza. Dios lo defenderá de cualquier persona que quiera hacerle daño. Cuando usted comete un error el Señor estará allí para defenderle y ayudarle, y sacarle del aprieto porque su corazón es limpio.

Seamos gente de luz, vivamos en la luz, ministremos en la luz. Asegurémonos de que nuestras relaciones humanas, sociales siempre sean relaciones luminosas, claras, transparentes, auténticas, honestas. Somos hijos de la luz no de las tinieblas, y si habitamos en la luz nadie nos puede hacer daño. Que el Señor nos bendiga y Su paz repose sobre nosotros y podamos caminar siempre en la luz de Jesucristo. Bendiciones.

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