Llegar a un puesto de eminencia, en este caso el Obispado de una denominación (o como sea el nombre que se le otorgue a quien está al frente de una organización eclesiástica) es una bendición, una honra, un privilegio; pero al mismo tiempo una responsabilidad de proporciones dantescas. Y digo esto con conocimiento de causa porque he podido trabajar de cerca con Obispos de varios países de América Latina de todos los “colores, tamaños y sabores” Con algunos he conectado casi de inmediato, con otros me ha costado trabajo y con unos tantos me ha sido imposible llevarme bien por causas que no esgrimiré aquí pero que tienen mucho que ver con las habilidades que más adelante expondré.
Por tanto el presente artículo va dirigido a un público en particular, primeramente a los Obispos de mi denominación (Iglesia de Dios), y en segundo lugar a todos los líderes que se sientan identificados con mis palabras o sientan que este escrito les hace bien en la ejecución de sus liderazgos.
1. Habilidades Sociales, ¿Qué son?
Las habilidades sociales son el conjunto de estrategias de conducta y la capacidad para aplicar dichas conductas a resolver una situación social de manera efectiva, es decir, aceptable para el propio sujeto y para el contexto social en el que está.
Las habilidades sociales permiten expresar los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de modo adecuado a la situación en la cual el individuo se encuentra mientras respeta las conductas de los otros. Así, nos hacen mejorar nuestras relaciones interpersonales, sentirnos bien, obtener lo que queremos y conseguir que los demás no nos impidan lograr nuestros objetivos.
Las habilidades sociales son necesarias para interactuar y relacionarse con los demás de forma efectiva y mutuamente satisfactoria.
- En términos sencillos las habilidades sociales nos permiten comunicarnos mejor, ser escuchados de mejor manera, conseguir cosas, ser seguidos por nuestros dirigidos y hasta llevar una vida más amena. Lastimosamente no todas las personas ––eso incluye a los Obispos–– manejan estas habilidades; de hecho algunos de los que he conocido carecen de algunas de ellas lo que les ha impedido ejercer de mejor manera su liderazgo, entorpeciendo su gestión y ha provocado que su organización retrase su avance…, ¡así de importante son las habilidades sociales! ¿Saben por qué? Elemental, porque trabajamos con personas y las personas por naturaleza son sociables…, somos seres que nos relacionamos entre sí.
2. Tipos de Habilidades Sociales
¿Qué tipo de habilidades sociales existen? Trataré de simplificar la respuesta pues teorías hay muchas, pero podemos resumir hablando de habilidades sociales básicas y algunas un poco más complejas.
Habilidades sociales básicas:
- Escuchar
- Iniciar una conversación
- Formular una pregunta
- Dar las gracias
- Presentarse
- Saludar
- Presentar a otras personas
- Realizar un cumplido
- Sonreír
- Mostrar molestia, de manera equilibrada
- Vestir bien (o apropiadamente según la ocasión)
Habilidades sociales complejas:
- Empatía. Capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona…, pero hacerlo “en serio” y no sólo de palabra. La empatía es “sentir lo que el otro está sintiendo”.
- Inteligencia emocional. La inteligencia emocional es la habilidad social de una persona para manejar sus sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones (Salovey y Mayer, 1990).
- Asertividad. Habilidad para ser claros, francos y directos, diciendo lo que se quiere decir, sin herir los sentimientos de los demás ni menospreciar la valía de los otros, sólo defendiendo sus derechos como persona.
- Capacidad de escucha. Ser capaz de escuchar con comprensión y cuidado, entendiendo lo que la otra persona quiere decir y transmitiendo que hemos recibido su mensaje (escuchar no es lo mismo que oír).
- Capacidad de comunicar sentimientos y emociones. Poder manifestar ante las demás personas nuestros sentimientos de una manera correcta, ya sean positivos o negativos.
- Capacidad de definir un problema y evaluar soluciones. Habilidad social de una persona para analizar una situación teniendo en cuenta los elementos objetivos, así como los sentimientos y necesidades de cada uno.
- Negociación. Capacidad de comunicación dirigida a la búsqueda de una solución que resulte satisfactoria para todas las partes.
- Modulación de la expresión emocional. Habilidad de adecuar la expresión de nuestras emociones al entorno.
- Capacidad de disculparse. Capacidad de ser conscientes de los errores cometidos y reconocerlos.
- Reconocimiento y defensa de los derechos propios y de los demás. Habilidad de ser consciente de nuestros derechos y los de los demás y defenderlos de una manera adecuada.
- Expresarse bien en público. Habilidad de pararse frente los demás y exponer con porofesionalidad una opinión, disertación, predicación o enseñanza, venciendo los temores propios que esto conlleva.
- Expresarse bien de manera horizontal. Habilidad de hablar de manera adecuada, educada, con un tono de voz agradable y modulando bien lo cual permitirá a los interlocutores entender lo que se está diciendo.
- Hablar bien de los demás. Capacidad de autocontrol que permite al individuo no soltar palabras negativas, mentirosas o despectivas de quienes no están presente para defenderse; al contrario, hablar bien de los demás es justamente eso…, hablar lo positivo de las personas estando presente o ausente.
- Mejorar el carácter. Aunque el término quizá no es el mejor a lo que me refiero es a mejorar nuestra forma de tratar a los demás: Menos gruñidos, menos gritos y menos golpear la mesa, en cambio más amabilidad (combinada con firmeza).
3. ¿Por qué es Importante el manejo de las Habilidades Sociales?
Las habilidades sociales son fundamentales en nuestro día a día (a menos que usted sea un monje ermitaño que viva en una cueva en el desierto). Entrenar, aprender y desarrollar estas competencias es básico para obtener relaciones óptimas y satisfactorias con los demás ya sea en el ámbito familiar, laboral o fraternal. Las habilidades sociales también juegan un papel fundamental en la mejora de la autoestima, sirven para mejorar la comunicación y la consecución de objetivos vitales. Si un líder no entiende esto y no le da el lugar que corresponde a las competencias sociales tarde o temprano su liderazgo caerá, o por el contrario se convertirá en un dictador (los obispos no están exentos de este peligro).
4. El Éxito y las Habilidades Sociales
En mi carrera como Pastor, Docente de seminarios teológicos y Coach de vida (tengo harto tiempo en esto) me he encontrado con ministros brillantes ––intelectualmente hablando–– pero pésimos en su capacidad de entablar relaciones interpersonales sanas y duraderas. Estas personas tienen capacidad de predicar, enseñar, interpretar la Biblia de manera increíble, pero a la hora de manejar sus emociones, entender la de los demás, escuchar con empatía, relacionarse con otros más allá de lo laboral (o ministerial)…, simplemente son un fracaso. Este tipo de personas suelen avanzar en la vida pero no mucho pues son otros, “los menos aptos” quienes terminan liderando con eficiencia superándolos con creces. Esos menos “competentes” (nótese las comillas) demuestran mayor inteligencia (emocional-relacional) al saber manejarse con sus pares y así, “caer bien, ser del agrado de los demás y también dejar sus postulados claros consiguiendo lo que quieren”. Es un hecho que “allá afuera” en el mundo de las Organizaciones Inteligentes se da mucha importancia al aprendizaje de las habilidades sociales, los CEOS, Directores, Dueños de Compañías, Gerentes Generales saben que éstas pueden llevarlos a la cima y mantenerlos allí.
Sin embargo, más que de éxito deberíamos hablar de bienestar, de saber convivir en armonía, compartiendo experiencias, comunicando con efectividad y conformando esa cohesión social donde se llegan a acuerdos y se da forma a un bienestar que revierte de forma directa en cualquier aspecto: el profesional, personal y el de la salud.
«Lo que realmente importa para el éxito, carácter, felicidad y logros vitales es un conjunto definido de habilidades sociales, no solo habilidades cognitivas que son medidas por tests convencionales de coeficiente intelectual» ––Daniel Goleman.
Por su parte el profesor David Deming , doctor en educación y economía de la Universidad de Harvard realizó un interesante estudio donde concluyó con unos datos con los que sin duda estaremos de acuerdo: “Hemos llegado a un punto en nuestra sociedad donde para tener un trabajo o para aspirar a un puesto de relevancia, se necesitan algo más que habilidades técnicas. Las habilidades sociales son a día de hoy un pilar fundamental en cualquier escenario. Un factor por tanto de gran valía en el mundo de las organizaciones”. Pero…, ¿será que mis obispos entienden esto? ¿será que los líderes de organizaciones eclesiales le han tomado el peso a este asunto?
5. Aprenda, Entrene, Desarrolle sus habilidades Sociales
Expertos en comportamiento humano sostienen que las habilidades sociales se aprenden, no vienen con uno, más bien las adquirimos mediante crecemos. De ahí que el entorno en el que nos desarrollamos influirá considerablemente en nuestras competencias sociales. Sin embargo esto no debe ser una excusa para quienes crecieron en ambientes disfuncionales, carentes de afecto, empatía, capacidad de escucha y otras; al contrario, esto debe convertirse en un agente motivador para convertirnos en personas hábiles en cuestiones sociales, tanto porque le ayudará como individuo así como porque su puesto (Obispo, Suerintendente, Supervisor, Apóstol, Líder General) se lo exige. Lo que trato de decirles es simple: APRENDA habilidades sociales, ENTRENE las que ya tiene, DESARROLLE aquellas que no posee.
6. La Biblia tiene Algo que decirnos al Respecto
“Estos temas son puro humanismo, basura científica y charlatanería mundana que de nada aprovecha a los líderes espirituales” (estoy citando a un líder eclesial que me reprochó cuando intenté enseñarle esto de las habilidades sociales). Es obvio que no pude trabajar con él, estaba cerrado a aprender cualquier verdad que ––según él–– no estuviera en la Biblia; sin embargo el Libro Sagrado sí se pronuncia respecto a esto:
- “Lo que realmente importa es que cada día seas más sabio y que aumentes tus conocimientos, aunque tengas que vender todo lo que poseas” (Proverbios 4:7 versión TLA). Este versículo es claro, ¡hazte más sabio! Eso incluye el estudio y desarrollo de las habilidades sociales.
- “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento” (Oseas 4:6 versión RV 1960). Muchas veces perdemos oportunidades, dejamos ir gente valiosa de nuestra Organización, nos estancamos como personas y líderes (comenzamos a morir) porque no dedicamos tiempo a estudiar aquellas habilidades que pueden llevarnos al siguiente nivel de superación.
- “El hierro se afila con hierro, y el ser humano aprende de sus semejantes” (Proverbios 27:17 versión PDT). No hay nada mejor para el filo del hacha que pasarla sobre un esmeril, de esa manera se pulirá y el filo volverá a surgir. Lo mismo con el ser humano, es en el trato con otro humano que nuestras habilidades sociales se perfeccionan, pero para ello hay que estar dispuestos a aprender y desaprender.
- “No te hagas amigo de la gente irritable, ni te juntes con los que pierden los estribos con facilidad, porque aprenderás a ser como ellos y pondrás en peligro tu alma” (Proverbios 22:24-25 versión NTV). ¡Fantástica verdad! Las “mañas” se aprenden, eso incluye las carencias sociales, mejor júntate con gente que sea maestra en las habilidades sociales y aprende de ellas, así mejorará tu vida y tu liderazgo.
- “Así que, traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes. Ese es el verdadero significado de la ley y de la enseñanza de los profetas” (Mateo 7:12). El Maestro de maestros nos da acá una “cachetada espiritual”, condensa la Ley de Moisés en una consigna social: Trata a los demás como te gustaría ser tratado. Los obispos, líderes, supervisores tenemos que echar mano de este mandamiento e interiorizarlo con esta pregunta: ¿Estoy tratando a mis dirigidos con el mismo respeto, amor, empatía que yo quisiera ser tratado?
Conclusión
¡Ánimo! si usted reconoce que carece de alguna o varias de las habilidades sociales mencionadas aquí puede adquirirlas. Nadie nace sabiendo saludar, hablar bien en público, escuchar con empatía o expresarse asertivamente; eso lo aprendemos en la medida que crecemos. Por eso si usted ha sido honrado con dirigir una organización sienta la obligación de desarrollar sus habilidades sociales, hágalo por el bien propio, por las personas que dirige y por la Organización que lo eligió como su líder. A la larga su éxito será el de los demás y será recordado no solo por las obras que hizo, sino por el trato que dio a las personas que lo ayudaron a trabajar en la Obra de Dios, sus colaboradores.