HEBREOS 12:1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
FRASE: «En la vida, como en las carreras, a veces frenar es la estrategia más inteligente para alcanzar nuestras metas a largo plazo».
En el texto que hemos leído para comenzar se nos dice algo que parecería que no tiene lógica, CORRER CON PACIENCIA, pues normalmente lo menos que queremos si vamos corriendo es tener paciencia, pues queremos llegar lo antes posible, queremos llegar rápido, queremos llegar primero.
Pero esto significa que LA CARRERA DE LA VIDA SE DEBE CORRER CON SABIDURÍA, no correr alocadamente, es decir que muchas veces la victoria en la carrera no solamente depende de cuanto podamos acelerar, sino saber cuándo frenar.
En las carreras de Fórmula Uno hay un corredor mexicano llamado Checo Perez, el cual a pesar de tener un carro muy potente, muy veloz, no ha podido ganar por causa de no poder frenar, es por eso que él expresó las siguientes palabras: “Me cuesta mucho frenar el auto. No lo puedo frenar y es el problema que hemos tenido en las últimas tres carreras, que no he podido frenar el auto. Ese es el principal problema”.
Podemos decir entonces que FRENAR TAMBIÉN NOS AYUDA A GANAR a llegar a la meta que Dios tiene para cada uno de nosotros.
ESTE DIA VAMOS A REFLEXIONAR POR MEDIO DE LA PALABRA DE DIOS SOBRE CUÁLES SON LOS FRENOS QUE NECESITAMOS PARA CORRER LA CARRERA DE LA VIDA CON SABIDURÍA
I) PRIMER FRENO: EL TEMOR DE DIOS EN NUESTRA VIDA
(ECLESIASTÉS 8:12) Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia;
El texto nos dice que le irá bien a los que temen a Dios, pero, ¿que tiene que ver el temor a Dios con que nos vaya bien en la vida?
Es porque el temor a Dios es uno de los frenos más importantes de nuestra vida para apartarnos de todo aquello que puede afectar nuestra vida para mal.
El temor a Dios nos frena para alejarnos del mal, de todo aquello que puede traer destrucción o esclavitud a nuestra vida (Proverbios 8:13) El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco.
El temor a Dios nos ayuda para enfrentar la tentación y vencerla (Génesis 39:7-9) Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. 8 Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. 9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este gran mal, y pecaría contra Dios?.
Podemos decir que temer a Dios de DECIDIR HACER LO CORRECTO incluso cuando nadie nos mira, es un COMPROMISO CON EL SEÑOR que va más allá de la aprobación de las personas.
II) SEGUNDO FRENO: EL AMOR POR NUESTRA FAMILIA
(1 CORINTIOS 13:4-6) El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
En este texto en el cual nos menciona las características del verdadero amor podemos encontrar dos características muy importantes para cuidar nuestra familia: EL AMOR NO HACE NADA INDEBIDO Y NO BUSCA LO SUYO.
Verdaderamente el amor por nuestra familia es un freno muy poderoso en nuestra vida que nos ayuda a NO HACER NADA INDEBIDO pues sabemos que nuestras acciones y nuestras decisiones pueden afectar negativamente a las personas que amamos.
El amor a nuestra familia es el freno que nos tiene que detener para NO ACTUAR DE MANERA EGOÍSTA, pues el amor NO BUSCA LO SUYO, pues tenemos que saber que hay caminos que aparentemente pueden ser beneficiosos o atractivos para nosotros mismos, pero pueden ser dañinos o destructivos para la vida de los miembros de nuestra familia, provocando heridas, llenando su corazón de dolor, lastimando su autoestima, etc. (Proverbios 6:32-33) Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace.33 Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada.
El amor a nuestra familia nos tiene que frenar para no caer en situaciones que pueden traer escasez o pobreza a nuestra familia (Proverbios 21:5) Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
III) TERCER FRENO: NUESTRO TESTIMONIO CRISTIANO DELANTE DE LAS PERSONAS
(PROVERBIOS 22:1) De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, Y la buena fama más que la plata y el oro.
El buen testimonio cristiano se puede definir como la manifestación visible y coherente de nuestra fe en Jesucristo por medio de nuestras acciones, palabras y actitudes.
Un buen testimonio cristiano no solo se trata de lo que decimos, sino también de cómo vivimos, mostrando al mundo el amor y la verdad de Cristo a través de nuestras acciones diarias.
Es por eso que nuestro testimonio cristiano tiene que ser un freno muy poderoso para nuestra vida, para no dañar con nuestras acciones el nombre de nuestro Dios y de su iglesia (Proverbios 25:26) Como fuente turbia y manantial corrompido, Es el justo que cae delante del impío.
Tenemos que comprender que cuando no cuidamos nuestro testimonio las personas no solamente se burlan de nosotros, sino que también blasfeman el nombre de nuestro Dios (2 Samuel 12:13-14) Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. 14 Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.
Cada uno de nosotros debemos pensar si nuestras decisiones o acciones van a dañar nuestro testimonio, si pueden haber personas que con nuestras acciones las vamos hacer tropezar (Marcos 9:42) Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.
CONCLUSIÓN: Frenar en la carrera de la vida no es un signo de debilidad, sino una estrategia de sabiduría. Al incorporar el temor de Dios, el amor por nuestra familia y el cuidado de nuestro testimonio, podemos tomar decisiones que nos acerquen a la meta divina que Dios tiene para nosotros. Al igual que un corredor que aprende a frenar en el momento adecuado, debemos aprender a parar, reflexionar y actuar con propósito para asegurar que nuestras acciones reflejen nuestra fe y amor hacia los demás. Así, al frenar, encontramos la verdadera victoria en nuestra vida espiritual y personal.