
Hay momentos en la vida en que sentimos que todavía no hemos llegado. Caminamos, oramos, esperamos… pero la tierra prometida aún parece distante. La ansiedad por ver cumplidas las promesas puede nublar nuestra visión, y en esa espera el alma se cansa. Sin embargo, Dios nos recuerda que el reposo está en camino, que hay una herencia reservada, y que lo alcanzaremos por fe, no por vista.Porque por fe andamos, no por vista. 2 Corintios 5-7
El pueblo de Israel caminó por el desierto durante años. No fue la vista lo que los sostuvo, sino la promesa. Cada paso era una declaración de confianza: “Dios dijo que nos dará descanso… y Él no miente.Todavía no han llegado al lugar de reposo y a la heredad que el SEÑOR su Dios les da. Deuteronomio 12-9
Hoy, quizás tú también estás caminando en medio de un “desierto”. Quizás tu reposo aún no ha llegado, pero Dios sigue siendo fiel. El descanso que Él promete no es solo físico, es también paz interior, es dirección, es cumplimiento. Sigue caminando. No te detengas. Porque la fe no necesita ver para avanzar… solo necesita recordar a quién cree.
Dios te guiará hasta ese lugar.
El reposo prometido está más cerca de lo que crees.