No es lo mismo llamarle a alguien amigo que llamarle conocido. Llamamos amigo a todos, pero cuando quieres establecer una diferencia, a unos llamas amigos y a otros conocidos. Ser amigable con todo el mundo es una cosa, otra es que todo el mundo sea tu amigo.
En la Biblia, hay palabras que algunos a veces confunden como palabras de relación, cuando realmente lo que definen es una experiencia con Dios. No es lo mismo una experiencia con Dios, que una relación con Él.
Hablamos por ejemplo de un toque de Dios. Esta es una experiencia momentánea de un instante. Pero esto no quiere decir que esa persona tenga una relación con Dios. Es un momento donde Dios se manifiesta, pero no es demostración de relación. Puedes tener una relación con Dios y no sentir el toque. Pero si piensas que el toque es relación, entonces buscas el toque, y si no lo tienes, piensas que no tienes relación; si condicionas tu relación a un toque, no desarrollas la verdadera relación.
Está lo que llamamos llenura. Sansón, por ejemplo, fue lleno para pelear en contra de un león. Sansón no podía estar todo el tiempo lleno porque la relación de Dios con Sansón, y la relación del hombre con Dios en el Antiguo Testamento, era diferente a la que tenemos hoy. Dios llenaba a los hombres para una misión en particular. Más adelante, en la corte de los filisteos, Dios vuelve a llenar a Sansón para que derrumbe aquel lugar. La llenura es algo que se experimenta de tiempo en tiempo para alcanzar un propósito en particular. Pero llenura no es relación.
Está la experiencia que podemos describir como desbordar; cuando nuestro espíritu se desborda. Es lo que el salmista dice, en Salmos 23: Mi copa está rebosando. Es más que una llenura; es una época, un periodo donde nuestro espíritu tiene la experiencia de esa abundancia de paz, de ese desbordar del Espíritu de Dios sobre nosotros, es la experiencia de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Esta no es una experiencia de un día, sino de varios días, semanas o meses. Pero sigue siendo una experiencia.
Está la experiencia de caminar con Dios o caminar, andar en el Espíritu. Pablo fue quien más utilizó esta expresión, para describir la experiencia de un creyente de caminar en su vida bajo los preceptos de Dios y dirigido por Dios. Andar en el espíritu es parte de una relación con Dios, pero no es la total relación con Dios. Andar en el espíritu es vivir bajo los preceptos de Dios, vivir tratando de modificar tu carácter, permitiéndole al Espíritu que dirija tu vida, es guiar tu vida por la palabra de Dios. Pero eso no quiere decir que estés cultivando una relación con Dios.
Intimidad es algo más profundo; es cuando sí se desarrolla realmente una verdadera relación con Dios. Un predicador, por ejemplo, necesita leer la Palabra no meramente para prepararse para predicar, sino para edificarse a sí mismo. Pero la gente procura más las experiencias que la relación; y piensan que si no sienten las experiencias no tienen la relación. En un matrimonio de años, no siempre vas a sentir lo mismo que sentías al principio de la relación al ver a tu cónyuge. Pero si lo que estás es buscando esa experiencia, puedes caer en adulterio. Eso es solo una experiencia y no una relación.
Cuando tú haces de una experiencia con Dios tu relación con Él, piensas que el día que no tengas el toque Él no está contigo.
Por eso, muchos, a través de su vida, se desencantan de la iglesia; no se dan cuenta que a la iglesia no debes ir a buscar una experiencia sino a aumentar tu relación. La iglesia es un elemento para tú aumentar tu relación. Por que tienes relación, vas a la iglesia. Si tú no sientes nada cuando vas a la iglesia, no hay problema. Ir a la iglesia es parte de tu relación con Dios, aunque no lo sientas.
Si ves estas cosas, puedes realmente trabajar tu vida con Dios de la manera correcta, y tener los resultados a los que debes aspirar. Esto fue lo que pasó con los discípulos.
En Juan 15, Jesús movió a sus discípulos de un nivel a otro:
“15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.” Juan 15:15
La palabra siervo implica una relación; la palabra amigo implica otra. Una cosa es un amigo; otra, conocido. Y Jesús les dijo: Los paso de ser conocidos a ser amigos. Las experiencias ya no serían las mismas, pero tampoco las responsabilidades. Antes, como siervos, hacían lo que él decía; ahora, como amigo, no tan solo harían lo que él dijera, sino que lo sabrían de antemano. Entenderían el porqué, lo que él buscaba detrás de lo que les pidiera. Tus hijos tienen que madurar, pero al principio, simplemente tienen que obedecer, sin saber nada más; ya cuando crecen, no tan solo se espera que obedezcan, sino que entiendan el porqué. Eso es lo que Jesús les estaba diciendo; que ahora esperaba ciertas cosas. Y esto conlleva otros compromisos. Pero, lamentablemente, no todos llegan a este nivel de madurez porque solo buscan la experiencia, y no la intimidad, la relación con la presencia de Dios.