El Señor Jesucristo manifiesta claramente en Juan 10.10: «El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia».
Repetidamente y con gran habilidad Satanás utiliza técnicas para robar, matar y destruir. Pero estas tácticas no son un secreto, no las desconocemos, ya que el apóstol Pablo declara en 2 Corintios 2.11:
«Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones».
Una de las áreas particularmente destructivas en que Satanás pone en práctica sus maquinaciones es en la económica. En efecto, los expertos en economía personal concuerdan en que ciertas situaciones son un problema para muchos de nosotros. Yo las denomino trampas monetarias. Somos sabios para reconocerlas y alejarnos de ellas. Aunque se trata de asuntos problemáticos, usted y yo podemos y somos más que vencedores mediante Aquel que nos amó y se dio asimismo por nosotros. He aquí diez de las maquinaciones económicas favoritas de Satanás.
Lo tienta con tarjetas de crédito:
¡Estos pequeños pedazos de plástico pueden convertirse en los monstruos de las deudas! La mayoría de quienes tienen serios problemas con deudas han utilizado mal las tarjetas de crédito. No son las tarjetas principales como Visa o MasterCard las que pueden resultar en un problema. Casi todas las tiendas que visita desean poner más plástico en su billetera. Pero usted no necesita más tarjetas de crédito o mayores límites de crédito. Necesita la bendición del Padre, que se encuentra disponible a través de la obediencia. Si el Padre ya lo aprobó, no necesita que nadie más lo haga. Sin embargo, casi en todo caso comprar mediante tarjeta de crédito puede ponerle en peligro y distraerle de sus metas económicas.
Por supuesto, a veces puede necesitar una tarjeta de crédito para una emergencia o para una compra extraordinaria. Si esto sucede, propóngase apartar el dinero para pagar inmediatamente la cantidad completa. Es más, trate de emitir el mismo día un cheque a la compañía de la tarjeta de crédito.
Sin embargo, la mayoría de las veces recomiendo tener sólo una o dos tarjetas de crédito y mantenerlas en casa en un lugar seguro. Si no las lleva consigo, estará menos tentado a tomar malas decisiones de compra. Hacer esto le permitirá tener un mayor tiempo para pensar fríamente mientras va a casa por su tarjeta de crédito, si en verdad se siente seguro de la compra, y si realmente desea incurrir en una deuda para adquirir algo.
Le tienta con el lema de sólo «el mínimo pago mensual» o «un pago mensual bajo»:
Esta trampa está relacionada con las tarjetas de crédito. Si incurre en alguna deuda con su tarjeta, la cuenta de cobro mensual pedirá que usted cancele solamente el pago mínimo. Esto parece bueno; ¡cualquiera puede abonar diez o veinte dólares a la tarjeta, y entonces puede comprar más! Eso es lo que los de la tarjeta de crédito desean que haga: que compre más. Mientras tanto, usted pagará una alta tasa de interés cada mes. Y si no para de comprar con la tarjeta, el pago mínimo impedirá cancelar la cuenta puesto que el interés crecerá casi tan rápido como su deuda.
Piense en cuántas veces ha estado observando aquel carro, o pensando en comprar un electrodoméstico cuando el vendedor le ha dicho con una sonrisa encantadora: «Puede ser suyo por sólo noventa y nueve dólares mensuales. Usted dispone de esa cantidad, ¿verdad?» Muchos de nosotros llegamos a la conclusión de que sí podemos pagar noventa y nueve dólares al mes. ¡El problema es que el vendedor no mencionará que la tasa de interés es tan alta que estará pagando «sólo noventa y nueve dólares mensuales» por seis meses! Calcule siempre el valor total de lo que está comprando, incluyendo los intereses. Entonces podrá decidir si «sólo noventa y nueve dólares mensuales» es después de todo un buen negocio.
Le tienta a comprar compulsivamente a través de catálogos por correo:
Casi a diario aparecen en nuestro buzón hermosos catálogos a todo color. Son muy oportunos. Todo lo que debe hacer es marcar un número telefónico «gratis» y utilizar su tarjeta de crédito ¡imagínese! Esta es la manera más fácil de incurrir en deudas. Si los catálogos son una tentación para usted, haga quitar su nombre de la lista de correos o bote el catálogo en la basura al ir del buzón a su casa.
Le tienta a comprar víveres cuando usted siente hambre:
Muchos expertos en economía le advierten: Mientras más hambre sienta, más llenará su carrito de compras con lo que al momento parece atractivo. Si al ir a comprar está satisfecho, le será más fácil concentrarse en su lista de compras, y no en el hombre que siente.
Le tienta a desperdiciar su dinero y mucho tiempo con estrategias para hacerse rico en poco tiempo:
Alguien dijo: «Eso es demasiado bueno para ser cierto, ¡no puede ser verdad!» Las llamadas de medía noche le harán creer que para ser rico sólo necesita marcar un número telefónico. Si fuera verdad, ¿no serían entonces todos ricos? No caiga en estas estrategias de riqueza a corto plazo, vengan de donde vengan. Si tiene dudas acerca de alguna oportunidad para hacer dinero, haga las preguntas que sean necesarias hasta obtener respuestas reales. No vacile en pedir el consejo de otros.
Le tienta a gastar dinero y tiempo en juegos de azar:
Seguramente, esto es obvio para usted, pero con tantos juego de azar a lo largo de los Estados Unidos, cada vez más y más gente piensa que esa puede ser una manera de hacerse rico o de salir de las deudas. ¡Nada puede estar más lejos de la verdad! No bote su dinero En lugar de estar «raspando» o apostando a la lotería, use ese dinero que el Padre le ha encomendado para pagar sus deudas o para su granero a fin de proveerse para usted mismo y bendecir a los demás. Entonces, en lugar de botar su dinero, deléitese en el Padre e invierta en la eternidad.
Lo tienta haciéndole gastar demasiado en días feria dos o en regalos:
Es una triste realidad que muchos cristianos empiezan a tener problemas económicos porque compran a crédito demasiados regalos navideños. Apuesto a que Satanás se ríe a carcajadas cuando explota la celebración del nacimiento de nuestro querido Salvador, y de este modo nos lleva a ataduras económicas que nos roban la alegría. No se equivoque. Es hermoso dar regalos a los demás, del mismo modo en que nuestro Padre celestial nos da regalos a nosotros. Pero debemos usar el sentido común: ajustarnos a nuestras metas económicas y a nuestro presupuesto, y ¡pagar de contado! Se trata de un trillado refrán pero muy cierto, que lo que importa es el cariño con el que se da un regalo y no su valor.
Lo tienta a tomar decisiones económicas sin el consentimiento de su cónyuge:
Si está casado, su cónyuge debe ser su socio en tomar decisiones de dinero. Ambos deben acordar las metas económicas de la familia y comprender qué es el presupuesto. Hablen y oren juntos en cuanto a cómo utilizar el dinero del Señor. Las peleas por asuntos de dinero hacen más daño al matrimonio que cualquier otro aspecto, y en muchas ocasiones los desacuerdos se convierten en serias causas de divorcio. No permita que esto suceda en su hogar. Sean un equipo en lo concerniente a su economía.
Lo tienta haciéndole comprar artículos innecesarios:
¿Cuántas cosas tiene guardadas en una bodega o garaje que casi nunca usa y con las que no sabe qué hacer? ¿Necesita en realidad ese aparato con urgencia? No me malinterprete. No estoy sugiriendo que bíblicamente cada compra debe ser una urgencia. Después de todo, el Señor se deleita en darnos buenas cosas. Sin embargo, usted usará sabiduría divina si es muy cuidadoso al adquirir artículos que no son útiles en su vida cotidiana. Venda o deshágase de todo lo que no está cumpliendo ningún objetivo y que le está robando espacio.
Lo tienta haciendo que sirva de fiador a otra persona:
Muchas buenas relaciones con miembros de la familia y con amigos se han estropeado por salir de fiador a favor de alguien. Puede que existan buenas razones para ser garante, pero no olvide que al hacerlo usted acepta la responsabilidad de pagar cuando se haya vencido la cuenta. Seguramente terminará pagándola o perjudicando su crédito. Si en oración desea correr el riesgo, y además dispone de los medios para hacerse cargo del préstamo, entonces podría pensar en ayudar a alguien de esa manera. Sin embargo, antes asegúrese de estudiar a fondo Proverbios 6.1-5.
Podría decir más, pero estas son las más mortales estrategias del maligno. Pida dirección en su iglesia, o vaya a una librería cristiana para conseguir el material que necesita.