El inicio de un nuevo año suele estar lleno de esperanza, listas de metas y sueños. Pero seamos honestas: cuando el ruido de las fiestas se apaga y volvemos a la rutina, muchas veces nos enfrentamos a la misma realidad que dejamos atrás. Las mismas luchas, los mismos retos, y ese susurro constante que nos dice: «¿De verdad algo será diferente este año?»
Es fácil esperar que el cambio venga desde afuera: que nuestras circunstancias mejoren, que las cosas difíciles se resuelvan mágicamente, o que este sea “nuestro año.” Pero la verdad es que nada cambia si nosotras no cambiamos. Un año nuevo no trae un nuevo panorama si seguimos cargando las mismas heridas, actitudes y patrones que nos han retenido.
“He aquí, yo hago cosas nuevas; pronto saldrá a luz. ¿No la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad” (Isaías 43:19).
Esto me recuerda al hombre que pasó 38 años junto al estanque de Betesda, esperando que algo externo cambiará su vida (Juan 5:1-9). Creía que ese lugar, esa fuente, era donde recibiría su milagro. Pero lo que realmente lo retenía no era la falta de un milagro, sino la mentalidad de victimización que lo hacía depender de su entorno. Jesús lo encontró allí y le hizo una pregunta que también nos hace a nosotras hoy:
“¿Quieres ser sano?”
El hombre explicó por qué no podía serlo: «No tengo a nadie que me meta en el estanque cuando se agita el agua.» Pero Jesús no le ofreció una solución en el estanque. En cambio, le dijo: «Levántate, toma tu lecho y anda.» El milagro llegó cuando dejó atrás el lugar donde había puesto su esperanza y dio el paso de fe que lo llevó a la sanidad.
Amada, ¿cuántas veces hacemos lo mismo? Nos quedamos esperando que algo externo cambie, creyendo que un nuevo año, una nueva oportunidad o incluso un cambio de circunstancias serán suficientes. Pero Jesús nos llama a algo más profundo: a dejar atrás la mentalidad que nos limita, a tomar nuestro lecho y a caminar hacia la transformación que sólo Él puede darnos.
Este año puede ser diferente, pero no porque sea “nuevo,” sino porque tú decides hacer algo nuevo dentro de ti. Dios te dice:
«Yo puedo volver a juntar las piezas. Yo haré camino en el desierto y ríos en la soledad. Tu futuro no está perdido; confía en mí.»
Te invito a que juntas comencemos este año como Mujeres Totalmente Nuevas. Mi libro Mujer Totalmente Nueva es un devocional de 30 días diseñado para guiarte paso a paso en este proceso de restauración y transformación. Cada día encontrarás reflexiones, herramientas prácticas y verdades bíblicas que te ayudarán a caminar en la plenitud que Dios tiene para ti..
Amada, este puede ser el año en el que todo cambie, pero recuerda: el cambio comienza contigo. Dios está listo para obrar; ahora solo falta que tú des el primer paso.
Con amor y oraciones,