El verdadero sentido y esencia de estar en la presencia de Dios, es entrar en unidad, compañerismo y asociación con el Espíritu Santo, para ser transformados en su presencia. La atmósfera afecta los sentidos, enerva las emociones, pero la presencia de Dios ministra lo interno cuando el Señor vive su vida en nosotros. Salmos 23-3-4
El verdadero sentido y esencia de estar en la presencia de Dios es mucho más profundo que simplemente experimentar un momento emocional o una atmósfera cargada de sensaciones espirituales. Estar en Su presencia implica entrar en una unidad genuina, un compañerismo íntimo, y una asociación plena con el Espíritu Santo.
Este encuentro espiritual tiene el poder de transformarnos desde lo más profundo de nuestro ser, renovando nuestra mente y moldeando nuestro carácter conforme a la voluntad de Dios.
Aunque la atmósfera puede influir en nuestros sentidos y emociones, haciéndonos sentir su magnitud, es la presencia misma de Dios la que obra internamente. No es simplemente un sentimiento pasajero, sino una intervención divina que ministra lo más profundo de nuestras almas. En Su presencia, el Señor comienza a vivir Su vida en nosotros, guiándonos por caminos de justicia y amor y Paz !!
El Salmo 23:3-4 lo expresa claramente cuando dice:
«Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.»
Aquí, podemos ver cómo la presencia de Dios no solo nos renueva y fortalece, sino que también nos guía y nos protege en los momentos difíciles de nuestra vida. Incluso cuando enfrentamos el «valle de sombra de muerte», no estamos solos, porque Su vara y Su cayado nos dan consuelo y nos mantienen firmes. Así, estar en la presencia de Dios es una experiencia transformadora que nos llena de paz y seguridad, aun en medio de las pruebas más difíciles.
