En este próximo episodio del encuentro entre Eliseo y la sunamita vemos que esta mujer ha preparado un espacio para el profeta para que se quede allí para que se quede allí cuando pase por su casa, y dice la Biblia en el versículo 11 de Segundo de Reyes capítulo 4 que: «Aconteció que un día vino él por allí y se quedó en ese aposento, y allí durmió.»
En otras palabras esta mujer preparó el aposento e hizo la construcción, puso todas las cosas que tenía que poner para amueblar el dormitorio del profeta, y me imagino que pasaron semanas, pasaron quizás meses, e inclusive el profeta pasó por la casa pero no se había quedado todavía en el aposento hasta que un día en particular el profeta decidió hospedarse en este lugar que le había sido preparado.
Y esto a mí siempre me ha impactado como una lección espiritual, y es que muchas veces nosotros podemos ofrecer nuestra vida al Señor para que Él la use. Muchos de nosotros hemos sentido un profundo llamado de parte de Dios y entendemos en una forma instintiva que Dios quiere usarnos en alguna forma o nosotros mismos hemos concebido un gran deseo de ser usados por el Señor y hemos ofrecido nuestra vida al Señor, hemos preparado nuestra vida, hemos tomado clases de discipulado en la Iglesia, inclusive hemos entrado en un seminario o en un instituto bíblico, somos diligentes en nuestra vida de servicio al Señor, pero todavía Dios no ha hecho esa visita de una forma deliberada y fuerte en nuestra vida para llevarnos al nivel que nosotros sentimos que Dios quiere usarnos.
Velen (Estén alerta), pues no saben ni el día ni la hora.
Mateo 25:13
Y qué importante es que nosotros no nos descorazonemos, que no nos desanimemos, que no dejemos de tener ese aposento por así decirlo preparado, limpio, reservado para que en su momento el Señor nos visite y haga Su Obra en nuestra vida.
La sunamita tuvo ese aposento allí, ese dormitorio preparado para el profeta y eso para mí es un significado del alma, del hombre y la mujer que está bien preparado, bien amueblado con una lámpara que puede ser la Palabra de Dios, que dice «lámpara es a mis pies Tu Palabra y lumbrera a mi camino» que es símbolo de ese lugar donde Dios, el Espíritu Santo puede sentirse cómodo y reposar, una mesa y una silla donde se pudiera sentar el profeta; en otras palabras un lugar donde Dios pueda apoyarse, donde Él pueda sentarse y hacer lo que Él tiene que hacer en nuestra vida, donde pueda darnos instrucciones, donde pueda escribir por así decirlo Sus Palabras y Sus instrucciones en nuestra vida, esta mujer amuebló muy bien ese lugar, lo dejó preparado, y un día el Espíritu de Dios por medio del profeta Eliseo decidió honrar su ofrenda y reposar sobre ella.
Yo quiero que tú medites sobre eso. Si Dios te ha hecho un llamado a tu vida y todavía no se ha concretado ese llamado no dejes de mantener tu lámpara ardiendo, no dejes de mantener tu vida, tu alma limpia y preparada, no te desalientes y tires la toalla porque un día puede que el Señor venga a tu vida, te visite y eso sea todo lo que tú necesitas.
No perdamos la oportunidad de que Dios haga lo que Él quiere hacer en nuestra vida porque se haya tomado demasiado tiempo. Muchas veces las palabras que Dios pone en nuestros corazones, las inquietudes, los llamados los pone allí y sólo mucho tiempo después cuando Él ha cumplido Su propósito en nosotros y ha terminado de prepararnos, cuando las circunstancias son propicias, entonces solamente viene el llamado a realizarse en nuestra vida y mientras tanto nuestra tarea es simplemente mantenernos preparados.
Veo que en muchas ocasiones Dios llamó a Sus siervos y entonces los envió a una jornada como el caso de José donde le dió un sueño, donde claramente le dijo lo que él iba a ser: un gran hombre de Dios, un poderoso hombre con autoridad, sus hermanos y sus padres se iban a inclinar ante él, pero entonces después de ese llamado, a través de un sueño Dios lo envía a Egipto y allí entra en toda una jornada de preparación de su carácter, de su fe, las circunstancias en Egipto están preparándose, la vida del faraón está siendo posicionada para ubicar a José en la posición adonde Dios años antes ya había dicho que lo llevaría.
Aún las circunstancias mismas parecían desmentir lo que Dios le había dicho a José porque en vez de ir hacia arriba parecía que su vida iba hacia abajo, pero todo era una preparación y en el momento propicio José es llamado de la cárcel, presentado ante faraón y entra entonces en el pleno uso de su llamado ministerial.
Así que no pierdas el llamado, no pierdas la esperanza, si Dios ha dicho algo a tu vida, mantén esa lámpara ardiendo hasta que Él haga Su perfecta Voluntad y realice el llamado que ha depositado sobre tu espíritu. Esta mujer sunamita llegó al día en que este aposento que ella había preparado para el profeta sería habitado finalmente por el siervo de Dios y grandes cosas habrían de suceder en su vida como veremos en nuestra próxima meditación.
Que el Señor te bendiga y que Su gracia sea contigo.
[pull_quote_center]Y ella dijo a su marido: «Ahora entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es un santo hombre de Dios. Te ruego que hagamos un pequeño aposento alto, con paredes, y pongamos allí para él una cama, una mesa, una silla y un candelero; y cuando venga a nosotros, se podrá retirar allí.»
2 Reyes 4:9[/pull_quote_center]