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Es por Dios en ti

Cuando tú vas a enfrentar cosas en tu vida, a las cuales nunca habías visto, tienes que saber que Dios va a estar contigo. Pero hay una línea muy fina. Muchos cometen el error de querer hacer cosas porque otros las hacen, sin darse cuenta que tú no puedes hacer cosas porque otros las hacen, a menos que conozcas al Dios que ellos conocen. Porque lo que tú eres es por quien es Dios en tu vida. Tu confianza no viene de que si alguien lo hizo tú lo haces, porque eso es orgullo, es menospreciar a tu hermano, pensarte mejor que él, y eso te lleva al fracaso.

Eso fue lo que pasó con Egipto. Cuando Moisés abrió el mar y el pueblo de Israel cruzó, ¿qué pensó Faraón? Si ellos cruzaron, yo cruzo. Pero después que cruzó el pueblo, ¿qué pasó con los egipcios? Perecieron. Porque ellos no conocían al Dios que estaba aguantando las paredes del mar. Tu confianza no viene de que otro lo ha hecho, sino de que Dios lo ha hecho por otros. Cuando Dios lo ha hecho por otro, puedes saber que también lo puede hacer por ti. Si tú conoces al Dios que lo ha hecho por ellos, lo puede hacer contigo.

Muchos han fracasado tratando de hacer lo que otros han hecho, bajo las premisas incorrectas. “A otro le salió, a mí me va a salir.” Pero lo intentan, tratan de cruzar, y el mar los ahoga, porque no se trata de tener confianza en ti porque otro lo ha hecho, sino de tener confianza en Dios, que lo ha hecho por otros. En esta vida, no se trata de que un padre le pase algo natural a sus hijos, sino de que les pases el carácter que te ayudó a tener lo que tienes, para que puedan tener la experiencia tuya para sobrellevar los problemas que vienen.

Tú no puedes pensar en hacerlo porque otro lo ha hecho; porque, si tú no sabes qué está aguantando el mar, cuando trates de cruzar, te vas a ahogar. Pero si conoces el Dios que el otro conoció, el mismo Dios que lo hizo por él, lo hace por ti ayer, hoy y mañana. Dios lo va a hacer otra vez por ti, si lo conoces a Él.

En la Biblia, hay varios patrones que se repiten. Se nos muestran varios milagros que se repitieron en varias ocasiones, por ejemplo. Josué dividió el río. Elías multiplicó el aceite de la viuda; Elías, también hizo lo mismo. Elías dividió el río, y Eliseo también. Jesús sanó a la hija de Jairo; cuando llegó a casa de Jairo, sacó a todos los que estaban allí llorando, se quedó solo con sus discípulos, y dijo: Talita cumi; niña, a ti te digo, levántate. En una ocasión, llaman a Pedro, en Hechos 9, y le dicen que Dorcas murió; y Pedro sabe lo que tiene que hacer. Saca a todo el que estaba allí llorando, se encierra en el cuarto y dice: Tabita cumi; mujer, a ti te digo, levántate. Pedro sabía lo que tenía que hacer, por la experiencia que había tenido con Jesús.

Moisés era mentor de Josué. Elías era mentor de Eliseo. Jesús era mentor de Pedro. Porque no se trata de hacer lo que otro hace simplemente por hacerlo; esta gente tenía una relación con aquellos a los que estaban imitando. Si tú quieres hacer lo que otros han hecho, tienes que respetar a aquellos a quienes Dios ha puesto delante de ti, sabiendo que están siendo ejemplo para que tú sepas qué hacer cuando venga el problema.

¿Dios te llamó a ser empresario? Respeta a tu jefe, y sírvele como Josué sirvió a Moisés. No trates de llevarle la mitad de los clientes. ¿Dios te llamó a ser pastor? Sirve al pastor de la iglesia donde Dios te llevó, y en el momento de la oportunidad, Él te dará impulso, pero no dividas una iglesia. No dividas una empresa. El que hace eso, lo que piensa es: Si ellos pueden, yo puedo. Pero el que puede es porque conoce a alguien que tú no conoces. Pero, si eres capaz de respetar las relaciones con la gente a la que Dios te ha llevado y caminas de cerca, sabrás qué hacer cuando te enfrentes a lo que ellos han enfrentado.

No menosprecies las relaciones que tienes hoy. Lo que tienes no es meramente por ti, sino porque Dios te ha conectado con cierta gente. Cada relación que Dios pone en tu vida, es para que tú sepas qué hacer. Eliseo sabía que tenía que golpear el río porque vio a su jefe golpear el río, y tenía confianza de que, si Dios lo hizo con Elías, lo haría con él. Pero lo hizo porque ya el jefe no estaba allí, no por encima de su jefe. La gente que no respeta las relaciones que Dios pone en sus vidas, eventualmente terminan hundiéndose. Esa gente con la que Dios te ha conectado no va a estar por el resto de tu vida, pero un día tú vas a necesitar ver qué ellos hicieron ante las circunstancias, para tú poder decir que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, lo va a hacer también por ti.

Dios te ha conectado con nosotros, y el mismo Dios que nos ha levantado a nosotros, te va a levantar a ti. No se trata de que, porque otro lo hizo, tú lo vas a hacer; eso no es confianza experiencial. Se trata de que el Dios que lo hizo con otros, lo puede hacer contigo. Respeta a quien lo hizo, y conoce por quién lo hicieron. Entonces sí lo podrás hacer; podrás caminar seguro y decir que el Dios de Abraham, Isaac y Jacob también lo hará por ti.

Esta gente tenía algo más en común: Todo lo que hicieron fue continuidad de la obra del pasado. Eliseo era continuidad de Elías. Josué vino a terminar lo que Moisés comenzó. Pedro culminó lo que Jesús comenzó. Los que hacen cosas grandes no están tratando de inventar la rueda, sino que culminan lo que los antepasados comenzaron, sabiendo que Dios es ayer, hoy y mañana, y nosotros somos tan solo instrumentos para que su propósito se cumpla en nuestras vidas.

Las experiencias de tu pasado te deben dar confianza. Tú debes poder decir: ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?

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