NÚMEROS 5:1-4 Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 Manda a los hijos de Israel que echen del campamento a todo leproso, y a todos los que padecen flujo de semen, y a todo contaminado con muerto. 3 Así a hombres como a mujeres echaréis; fuera del campamento los echaréis, para que no contaminen el campamento de aquellos entre los cuales yo habito. 4 Y lo hicieron así los hijos de Israel, y los echaron fuera del campamento; como Jehová dijo a Moisés, a
Estos versículos cuando los leemos parecen muy duros, muy radicales, pues nuestro Dios le dice a Moises que tienen que echar fuera del campamento donde él habita en medio de su pueblo, a todos los impuros, a todos los leprosos, y tenían que ser separados del campamento tanto hombres como mujeres que no fueran puros según la ley.
Pero en realidad este texto nos permite darnos cuenta de LA IMPORTANCIA QUE TIENE PARA DIOS LA PUREZA Y SANTIDAD DE SU PUEBLO, ellos iban camino a la tierra prometida con la presencia del Señor en medio de ellos y por eso ellos tenían que ser un pueblo apartado de iniquidad, de toda impureza y de todo aquello que los podría contaminar.
¿PERO QUÉ APLICACIÓN TIENE PARA NOSOTROS QUE SOMOS PARTE DE SU IGLESIA Y VIVIMOS BAJO EL NUEVO PACTO DE LA GRACIA?
I) DIOS SIGUE EXIGIENDO DE SU PUEBLO SANTIDAD Y PUREZA, POR ESO PARA HACERNOS PARTE DE SU PUEBLO Y DE SU FAMILIA, PRIMERAMENTE NOS SANTIFICÓ Y NOS PURIFICÓ CON SU SANGRE (1 CORINTIOS 6:9-12) ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. 11 Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
La misma exigencia de Dios sobre la pureza y santidad de su pueblo sigue vigente hoy para nosotros, pero en lugar de ser expulsados de su presencia, nuestro Dios nos ha santificado y purificado por medio del sacrificio de Cristo en la cruz.
Aunque en nuestra carne seguimos siendo pecadores, imperfectos e impuros, pero por medio de Jesucristo nuestro Dios puso en nosotros una nueva naturaleza que puede tener comunión con la santidad del Señor (2 Corintios 5:17) De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
II) PARA DIOS LA SANTIDAD Y LA PUREZA SIGUEN SIENDO ALGO MUY IMPORTANTE POR ESO HA PUESTO EN NOSOTROS AL ESPÍRITU SANTO PARA SANTIFICARNOS (ROMANOS 15:15-16) Mas os he escrito, hermanos, en parte con atrevimiento, como para haceros recordar, por la gracia que de Dios me es dada 16 para ser ministro de Jesucristo a los gentiles, ministrando el evangelio de Dios, para que los gentiles le sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo en nosotros es quien nos santifica, quien nos aparta del pecado, quien nos ayuda en la renovación de nuestra vida, para vivir una vida agradable al Señor mientras vivamos en este mundo (Tito 3:5) nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo,
III) PARA DIOS LA SANTIDAD Y LA PUREZA SIGUEN SIENDO ALGO MUY IMPORTANTE POR ESO HA DEJADO SU PALABRA PARA LIMPIARNOS Y PURIFICARNOS CADA DIA POR MEDIO DE ELLA (EFESIOS 5:24-27) Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. 25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, 27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Por medio de su palabra el Señor nos santifica, nos purifica, por eso cada día debemos leerla y escucharla, pues su palabra es como el agua que va limpiando, que va lavando la contaminación de nuestra mente y de nuestro corazón.
NO hay impureza o pecado que la palabra de Dios no pueda quitar de nuestra vida, aunque tengamos un corazón endurecido y lleno de pecado su palabra nos limpia, nos purifica, quiebra toda cadena de maldad de nuestro corazón (Jeremías 23:29) ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?.
Es por es que en los procesos de nuestra vida, en las pruebas, en la dificultad, no solamente debemos ser fortalecidos por la oración, sino también purificados y limpiados por medio de su palabra, para que la obra sea completa en nuestra vida.
IV) PARA DIOS LA SANTIDAD Y LA PUREZA SIGUEN SIENDO ALGO MUY IMPORTANTE POR ESO COMO CRISTIANOS DEBEMOS DECIDIR APARTARNOS DE TODO AQUELLO QUE NO ES AGRADABLE PARA NUESTRO DIOS (2 CORINTIOS 6:14-18) No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, 18 Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.
Así como del campamento de Israel fueron expulsados todos los impuros, así nosotros como cristianos debemos decidir apartarnos de todo aquello que no es agradable a Dios en nuestra vida.
No podemos pensar que nuestro Dios es indiferente a las tinieblas que muchas veces permitimos en nuestra vida, a las injusticias que cometemos, y a los ídolos que muchas veces tenemos en nuestro corazón. DIOS QUIERE UN PUEBLO QUE QUIERA VIVIR UNA VIDA AGRADABLE PARA ÉL, AUNQUE NO SEAMOS AGRADABLES AL MUNDO.