
La Plazoleta Estudiantil de la Universidad Nacional Evangélica (UNEV), Recinto Santiago, dejó por unas horas su habitual dinamismo académico para convertirse en un espacio de recogimiento, cercanía y celebración espiritual. Bajo un cielo cargado de expectativas y esperanza, colaboradores de todas las áreas se dieron cita en un encuentro que trascendió lo institucional para tocar lo humano y lo espiritual, en ocasión de la despedida del año y la bienvenida anticipada de un venturoso 2026.
La actividad, organizada por el Departamento de Coordinación Académica junto a las demás áreas de la institución, llevó por nombre “Orar Juntos”, un título sencillo, pero profundamente significativo. Fue un momento para detener el ritmo cotidiano, mirar atrás con gratitud y elevar una oración colectiva por el bienestar de la familia unevidana y del mundo entero.

En un ambiente marcado por la reflexión y la fe compartida, resonó la idea de que existen más de mil razones para dar gracias y más de diez mil para pedir. Bajo esa premisa, la comunidad universitaria se unió como un solo cuerpo en oración, fe y propósito, reconociendo la mano de Dios en cada logro alcanzado durante el año que concluye.
El desarrollo espiritual de la jornada estuvo a cargo del pastor Faustino Peralta, quien guió a los presentes a través de la lectura y reflexión de diversos pasajes bíblicos, invitando a interpretar y comprender la Palabra de Dios desde el libro más sagrado: la Biblia. Sus palabras, cargadas de serenidad y enseñanza, encontraron eco en un público atento y comprometido.
El encuentro estuvo encabezado por la directora del recinto, doctora Jhoanny Rodríguez, junto a la ingeniera Jovina De La Cruz, titular del área de Coordinación Académica; la licenciada Santa Ventura, del Departamento de Gestión Humana, así como coordinadores departamentales, de carrera y colaboradores de todas las áreas, quienes compartieron sin jerarquías, como una verdadera familia.
La fraternidad también se expresó en los pequeños detalles: chocolate caliente, galletas y café circularon como un complemento perfecto para el diálogo, la oración y la convivencia. Pero la espiritualidad no estuvo exenta de alegría y ritmo. La tambora, la güira y los cantos de alabanza llenaron de vida el espacio, convirtiendo la plazoleta en un escenario de gozo colectivo.

Era imposible no notar a Wanda Mercado, de Bienestar Estudiantil, marcando el compás con la tambora; a Ana Cristina, con el sonido inconfundible de la güira; o la voz de alabanza de Rossy Muñoz, que elevaba los corazones. A su lado, la energía contagiosa de Santa Ventura, junto a su compañera Miladys Durán, de la Unidad de Egresados, recordaba que la fe también se vive con entusiasmo y entrega.
“Orar Juntos” dejó una enseñanza clara y vigente: para disfrutar en familia, agradecer lo vivido y orar como un solo cuerpo en favor del mundo, basta con tomar la decisión. Y en la UNEV, esa decisión se tomó con convicción, esperanza y el firme propósito de seguir caminando juntos hacia un nuevo año lleno de bendiciones.



