Voz del Tabernáculo

Entre emociones y discernimiento. el arte de guardar el corazón

Proverbios 4-23 dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.” Este pasaje nos invita a proteger nuestro corazón, no solo en el sentido físico, sino en un sentido espiritual y emocional. Es un recordatorio de la importancia de cuidar nuestros pensamientos, emociones y relaciones, ya que todo lo que permitimos entrar en nuestro corazón tiene un impacto directo en nuestra vida.

La frase «guarda tu corazón» resuena profundamente porque el corazón, en la Biblia, simboliza el centro de nuestro ser, donde residen nuestras emociones, deseos y voluntad. La importancia de este consejo es crucial porque todo lo que dejamos entrar en nuestro corazón puede influir en nuestra manera de vivir y en nuestra relación con Dios y los demás.

Cerrar la puerta a ciertas influencias no es un acto de egoísmo, sino de sabiduría. Es reconocer que no todas las personas y situaciones merecen el acceso a nuestras emociones más profundas. Algunas personas pueden ser tóxicas, algunas circunstancias pueden ser perjudiciales, y abrir nuestro corazón indiscriminadamente puede dejarnos vulnerables a heridas innecesarias.

Al guardar nuestro corazón, estamos poniendo un filtro espiritual y emocional. Estamos eligiendo cuidadosamente a quién permitimos que influya en nuestras vidas. Esto no significa que debamos aislarnos o vivir con desconfianza, sino que debemos ser discernidos y prudentes.

«Guardar el corazón es elegir con sabiduría lo que influye en nuestra vida espiritual y emocional.

No todas las personas tienen las mejores intenciones. Al elegir con cuidado nuestras amistades y relaciones, protegemos nuestro bienestar emocional y espiritual. Debemos ser conscientes de lo que permitimos que entre en nuestras mentes. Filtrar los pensamientos negativos y enfocarnos en lo que es bueno y positivo es crucial para mantener un corazón saludable. Al fortalecer nuestra vida espiritual a través de la oración, la lectura de la Biblia y la comunión con Dios, creamos un escudo protector alrededor de nuestro corazón. Establecer límites no es una muestra de debilidad, sino de sabiduría.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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