Existen muchas cosas que nos tratan de desenfocar a diario. Esas cosas son las que nos llaman la atención, las que nos mantienen pensando en ellas, las que nos distraen, y que no tienen que ver con el propósito para lo cual hemos sido creados. Esas son las cosas que tenemos que evitar. Para poder tener éxito en la vida, no importa lo que emprendamos, tenemos que estar enfocados.
No perdamos el enfoque, y si lo perdemos, podemos volver a ajustar el lente espiritual. Pidámosle a Dios el discernimiento necesario para no enfocarnos en las cosas que no tienen que ver con nuestro destino eterno, y oremos para que el Espíritu Santo nos ayude a ajustar el lente espiritual, si se ha desajustado, o a enfocarnos, si hemos cambiado la mirada de la dirección correcta.
Un creyente determinado es aquel que camina enfocado en las cosas de arriba y no en las de la tierra.
Fuente:
Nancy G. Marquez