
Que la plenitud del Espíritu Santo de Dios guíe cada paso de nuestras vidas. Hoy más que nunca, necesitamos una renovación profunda en nuestra comprensión de la naturaleza divina, para discernir lo que Dios verdaderamente desea de nosotros: que nos apasione Su presencia, que nos enamoremos más de Él y que reconozcamos la hermosura que Él ve en cada uno de nosotros.
El Salmo 45-11 nos recuerda: “El Rey deseará tu hermosura; inclínate a Él, porque Él es tu Señor”. Este versículo no solo nos habla de adoración, sino de la invitación a responder al amor de Dios con el corazón abierto. Él anhela que Su iglesia reciba una revelación de Su corazón enamorado, y que nuestra respuesta sea genuina: entrega, adoración y una vida transformada por Su amor.
Hoy, más que nunca, permitamos que Su mirada nos inspire, que Su Espíritu nos guíe y que nuestra vida sea un reflejo del amor que Él tiene por nosotros en Nombre de Jesús.