Principal

En perpetua búsqueda de un nivel más alto de la santidad

Los hijos de Dios somos llamados a no vivir una vida pasiva. La vida del cristiano es una vida dinámica, de perpetuo proceso, debemos estar en continua alerta y continua entrega al Señor.

Me da pena reconocerlo pero la mayoría de los cristianos vivimos mas bien en una actitud mas bien de conformismo, de pasividad y creemos que la vida cristiana es simplemente ir a la Iglesia los domingos, sentarnos en un banco allí a escuchar un sermón a medias y entonces volver a nuestra casa y volver el próximo domingo a hacer lo mismo y con eso creemos que ya estamos cumpliendo con el llamado de la vida cristiana cuando se trata de algo totalmente diferente; se trata de una perpetua entrega, de una perpetua pregunta delante del Señor: Señor ¿qué tengo que hacer para agradarte, cómo puedo yo entregarte otra parte de mi ser para que Tú vayas transformándome haciéndome más como Cristo?

La vida cristiana es más una vida de disciplina, de milicia continua, de perpetua actividad, de continua transformación y mejoría. Pienso en las palabras del salmista David cuando dice: «Examíname oh Dios y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos y ve si hay en mí camino de perversidad y guíame por el camino eterno.» Esa debe ser la postura de todo cristiano que toma en serio la vida cristiana.

Es una actitud de: Señor por medio de Tu Espíritu Santo estáte continuamente iluminando mi vida, examinando diferentes áreas de mi ser: actitudes, conductas, palabras, pensamientos y brilla sobre eso y hazme conciente de cualquier área de pecado, de maldad, de injusticia y encamíname por el camino de la verdad, del amor, de la justicia y de la santidad. Todo lo que esté torcido en mi vida Señor házmelo saber, hazme conciente de ello, pon en mí un sentido de urgencia y de aborrecimiento de esas cosas negativas y entonces ayúdame a recanalizar mis energías y adecuarme al camino de la santidad y de la justicia.

La vida cristiana no es fácil, la vida no es para cobardes, la vida cristiana no es para gente pusilánime y conformista, es una vida para guerreros, para militares del Espíritu que estén continuamente alertas en oración, ayuno, en perpetua búsqueda de ese nivel más alto de la santidad.

Y de paso no quiero que con esto te sientas como cansado y agobiado como que es una vida como de monje en una cueva dándote latigazos en la espalda y aborreciendo las cosas lindas del mundo, todo lo contrario. Cuando vivimos la vida continuamente entregándonos al Señor sujetándonos a Su Palabra eso nos permite vivir una vida mucho más liviana, más alegre, más despojada, más en harmonía con las leyes que Dios ha establecido en el mundo y entonces viene la paz, el gozo, la bendición y aún la prosperidad y el progreso en nuestra vida; el gozo en el Señor, la harmonía con nuestros seres queridos, una paternidad más como la de Cristo, el amor de nuestros semejantes y el gozo y la satisfacción de vernos siendo usados por el Señor en la enseñanza, en la consejería, en el evangelismo. Es una vida preciosa.

[quote_center]Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno.
Salmos 139:23[/quote_center]

Paradójicamente mientras nos despojamos y nos entregamos al Señor y dejamos que Él nos crucifique y nos convierta en un sacrificio vivo vamos entonces experimentando el gozo del Señor, vamos experimentando esa vida abundante la cual Cristo vino a darnos. Lo que verdaderamente lleva al sufrimiento, al padecimiento, a las contradicciones y a las agonías del mundo es la vida irredenta, la vida no entregada al Señor, la vida que quiere vivirse simplemente libremente sin sujetarse a los principios del Evangelio esa vida lleva entonces a las contradicciones y al sufrimiento y a las pérdidas y al fracaso.

Pero cuando nosotros dejamos que el Señor trate con nosotros entonces esa vida de alerta, esa vida de disciplina, esa vida de continuo vivir como un sacrificio delante de Dios lleva entonces a la paz, al gozo. Entonces en ningún momento se entienda que este llamado a estar en una vida dinámica de perpetuo discipulado quiere decir una vida de monje allí agónico sino es lo que nos permite entonces vivir una vida de liberación.

Pero tiene que ser así hay que pagar un precio. La persona conformista, el cristiano, la persona que cree que ponchando la tarjeta ya hizo lo que tiene que hacer se está engañando a sí mismo. Entrar al Evangelio quiere decir entrar a una vida de dejar que Dios nos trate, que nos crucifique, que nos purifique, continuo preguntarle al Señor y al Espíritu Santo: ¿qué Tú quieres que yo haga? y entonces al renovar nuestro entendimiento podemos ver las cosas de una manera diferente.

Ver entonces que las cosas que antes nos parecían en el mundo buenas y justas a la luz del entendimiento de la Palabra no son así y que las cosas que nos parecían oh una injusticia o ¿por qué tengo que hacer yo esto? ahora hacen perfecto sentido a la luz de la Palabra del Señor. Que el Señor te bendiga y hasta nuestra próxima meditación.

[pull_quote_center] Antes bien, examínenlo todo cuidadosamente, retengan lo bueno.
1 Tesalonicenses 5:21
[/pull_quote_center]
Fuente:
Apóstol Roberto Miranda

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba