De todos los modos posibles para describir el tiempo en el que vivimos, creo que el más conciso es este: los días son malos. Toda época desde la Caída ha sido dominada por el mal, pero eso no significa que los tiempos no serán más desvergonzados, generalizados, grotescos, peligrosos e institucionalizados. La Escritura es clara cuando dice que con el correr del tiempo, los hombres malos irán de mal en peor (2 Timoteo 3:12-13).
Entonces, mientras que el fallo de la Corte Suprema del mes pasado que aprobó el casamiento homosexual es alarmante a muchos niveles, no fue específicamente sorprendente. La decisión fue simplemente el principio de sembrar y cosechar lo que había sido escrito hace mucho tiempo atrás. La trayectoria fue establecida hace mucho, mucho tiempo.
Lo que sí ha sido sorprendente es cómo el declive moral se ha acelerado en los últimos años en los Estados Unidos de América y cómo la hostilidad en contra de los cristianos se ha hecho tan manifiesta en un período tan breve de tiempo. Usualmente, una cultura cambia de manera lenta; el cambio es apenas perceptible. No es así ahora. Recientemente, las fracturas en nuestra sociedad han sido rápidas y catastróficas.
Mientras que muchas personas temen que la actual crisis moral algún día nos llevará al juicio de Dios, yo creo que hemos pasado eso hace mucho tiempo. Creo que lo que ahora vemos suceder es el juicio de Dios. Romanos 1 indica que el juicio divino implica tres etapas. Primero, hay una revolución sexual, seguida por una revolución homosexual y finalmente, un abandono a una mente depravada. Básicamente, el modo de pensar de la cultura es tan corrupto que no hay manera de regresar a la verdad y al bien. Nosotros vemos esa mente libertina a pleno en la Corte Suprema, la presidencia, la legislatura, los medios de comunicación masiva y la cultura popular.
Como resultado, estamos sintiendo presiones que nunca antes habíamos experimentado y enfrentando la burla y el abuso simplemente por lo que creemos. Nuestro Evangelio, nuestros valores, nuestras prioridades, nuestra doctrina -nuestras vidas enteras- están en desacuerdo de manera concreta e irreversible con el mundo. Y aunque la situación es desafiante, puede y será aún peor. Recientemente, he comentado varias veces que creo que la hostilidad en contra de los cristianos en el occidente dará paso a una persecución a gran escala. Hace una década, muchos cristianos se hubieran reído ante tal sugerencia. Ahora, nadie se ríe.
¿Cuál debería ser nuestra respuesta a estas nuevas realidades? Primero, creo que nosotros deberíamos sentirnos, antes que nada, esperanzados. Dios no se ha sorprendido por el declive moral del cual somos testigos, ni se han desbaratado Sus propósitos bondadosos y amorosos. Él reina de manera soberana sobre todo, desde el más pequeño de los detalles de las vidas individuales, hasta los grandes actos de rebelión colectiva y de pecado de una nación. Aunque Él es ofendido por el pecado, Él no es ni una víctima ni un espectador indefenso. Él está actuando con paciencia y misericordia para con muchos, mientras que acumula ira para Su día definitivo que justo juicio. Podemos regocijarnos en ambos, Su misericordia y en el conocimiento de que Él un día arreglará todo.
También debemos permanecer enfocados en Jesucristo y en la misión a la cual Él nos ha llamado -vivir y proclamar el Evangelio. Mientras que Romanos 1 ofrece un diagnóstico sombrío de la condición perdida del mundo, también nos asegura que el Evangelio es el poder de Dios para salvación; y que nosotros debemos predicarlo sin sentirnos avergonzados. Las circunstancias externas no tienen realmente poder sobre nosotros -en vez de estar inmersos y distraídos por el miedo y el desánimo, deberíamos fijar nuestros ojos en Cristo, caminar en obediencia y confiar en Él. Él no decepciona.
Las circunstancias actuales deberían también crear en nosotros un sentido mayor de esperanza. La esperanza de ver la gracia de Dios demostrada dentro y a lo largo de Su Iglesia. La esperanza de ver a muchas personas convertidas de manera gloriosa, a medida que una iglesia depurada, purificada, cumple su rol como ‘sal y luz’ de un modo firme, eficaz. La esperanza de ver el regreso del Señor y la consumación final de nuestra salvación. Ahora no es un tiempo para el temor y para retraerse, sino un tiempo para confiar, obedecer y, sí, de esperanza.
En cuanto a cómo responde el ministerio de enseñanza bíblica Grace to You (en Inglés y Gracia a Vosotros en Español) en estos días malos, la respuesta es simple: no nos callamos. Nosotros expresaremos la verdad bíblica del modo más claro y firme que nunca. De hecho, a medida que la cultura continúe empeorando y los estándares bíblicos sean desafiados, todo nuevo intento de socavar la Escritura obtendrá de nosotros una confrontación amorosa, pero clara.
Con eso en mente, recientemente he grabado una nueva entrevista con Phil Johnson, director ejecutivo de Grace to You. En la misma, hablamos acerca de la homosexualidad y cómo los creyentes deberían pensar y responder al debate actual. Phil formuló algunas preguntas muy buenas que van más allá de la prohibición bíblica en contra de la homosexualidad – tratamos con las raíces del declive moral de nuestra nación, cómo el evangelicalismo ha fallado en su misión con respecto al Evangelio y cómo la iglesia debería responder de aquí en adelante. Para ministrarle a usted y a su familia de manera oportuna, (podrá bajar del Internet en el mes de Septiembre) una copia gratis de la entrevista que hemos titulado “La Homosexualidad y el Declive Moral Actual.”
Sabemos que no estamos solos en nuestro compromiso con la verdad bíblica. Hay muchos creyentes que con valentía están defendiendo la Palabra de Dios; y un modo mediante el cual lo están haciendo es apoyando ministerios centrados en la Biblia, que son fieles a la doctrina como Gracia a Vosotros. Al tener nuestras necesidades financieras satisfechas, nosotros podemos enfocarnos en desarrollar recursos de enseñanza que traerán a las personas lo que más necesitan: la Verdad de las Escrituras. La gente está escuchando el Evangelio y viniendo a la fe en Cristo. Los creyentes se alejan del error, creciendo en su comprensión de las Escrituras y siendo fortalecidos para permanecer firmes, para ministrar a otros y para servir en sus iglesias.
Gracias por su apoyo que ayuda que todo esto sea una realidad. Usted está marcando una diferencia de impacto eterno en muchas vidas. Es un gozo servirle y apoyarle, así como usted nos apoya a nosotros.
Con amor en la Verdad,
John MacArthur
Pastor-Maestro
