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En la puerta de la libertad

Aquel día salvó el Señor a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. Cuando Israel vio el gran poder que el Señor había usado contra los egipcios, el pueblo temió al Señor, y creyeron en el Señor y en Moisés, su siervo. Éxodo 14:30:31

Antes de la salida de Egipto la opresión recrudeció contra el pueblo de Dios. Esto era por causa de que pronto experimentarían una gran liberación. Ellos se encontraban en el último campamento de su recorrido hacia la tierra prometida. Este campamento se llamaba “Pi-hahirot” es un vocablo hebreo que significa PUERTA DE LA LIBERTAD. La promesa seguía vigente, sin embargo, ellos se sentían atrapados porque la única salida que tenían era el mar, lo que ellos veían como imposible. Dios de una manera estratégica estaba permitiendo que Faraón y su ejército los persiguieran. Estaba tendiéndoles una trampa para destruirlos. Faraón no se daba cuenta de que su adversario era Jehová de los ejércitos y no el pueblo de Israel. Sin embargo, ellos al enterarse que Faraón los perseguía se llenaron de temor. Muchas veces parece que Dios nos pone en situaciones en las que pensamos que, aunque la promesa es muy grande, estamos atrapados en un callejón sin salida con el enemigo persiguiéndonos. Sin embargo, Él es un Dios de estrategias que quiere mostrarnos su poder ante lo imposible.

Éxodo 14:21-22 Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el Señor, por medio de un fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas. Y los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda

El Padre dice: “Este es un tiempo de cruzar y ver Mis aguas de liberación cerrarse detrás de ustedes, lavando antiguos yugos y ataduras y guerras en el mar del olvido. Es un tiempo de gran cosecha, de gloria, de restauración, de milagros, de justicia, de vindicación, de sanidad, de salvación y de renacimiento de una nueva esperanza, incluso en medio del caos y de la burda oscuridad que se está produciendo en todo el mundo. Esa es la gran paradoja de los tiempos, dice el Señor. Es un tiempo en el que la duda humana se encontrará con la fe sobrenatural del cielo, dispensada de tal manera y en tal medida que erradicará para siempre la capacidad de temor, duda e incredulidad de Mi Remanente, como sucedió con Tomás cuando tocó las heridas de Mis manos y pies y su duda fue destruida para siempre”. (Dorkita Urdin)

Juan 20:29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

Con amor y oraciones,

Fuente:
Magie de Cano

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