Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan. Proverbios 8:17
Siempre que buscamos algo, nuestro mayor anhelo es encontrarlo, aunque no siempre conseguimos hacerlo, y muchas veces no tenemos ninguna garantía de hallarlo. Así ocurre en la búsqueda de Dios, porque en ella sí hay seguridad de encontrarlo. La promesa está condicionada, …me hallán los que temprano me buscan. Si vemos el ejemplo de una persona que viaja tiene un largo trayecto que realizar y a su vez dificultades que superar en el camino, muestra su determinación de llegar sano y salvo a su destino partiendo desde la madrugada, diligente fue, temprano actuó y evitó tener ciertas situaciones en su caminar.
Igual acontece sobre aquellos que están ansiosos por hacerse un nombre o una fortuna, muestran su ansiedad levantándose temprano y tarde a descansar. Por el otro lado, tenemos un grado de seriedad de los creyentes en buscar la sabiduría Divina como en todos los demás buscadores. La manifestación será sobre aquellos cuya búsqueda sea más ferviente recibirán la recompensa más abundante.
Así ocurrió con la mujer siro-fenicia que suplicó a Cristo que sanara a su hija, ella era un tipo de buscadores apasionados. Redobló en su corazón los esfuerzos a medida que aumentaban las aparentes dificultades. Ella preguntó, buscó, llamó y recibió no solo lo que buscaba, sino también un elogio del Señor por su anhelada búsqueda. Los que en todo minuto del día buscan a Dios lo encuentran, ellos tendrán la recompensa prometida de Dios mismo.