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Elías, un hombre como nosotros

¿Cuál es el hombre que más admira de todos en las Escrituras? ¿Por qué lo admira? ¿Sabía usted que lo que más vemos de esos “gigantes bíblicos” es que eran hombres como nosotros? La gente como Moisés, David, Daniel, Pablo y otros, nos parecen inalcanzables. Pero la verdad es que ellos eran tan humanos como nosotros. Ellos nacieron y crecieron como lo hicimos todos. Ellos comían y bebían como nosotros. Ellos trabajaban y dormían como todos nosotros. Ellos lloraban y se reían como lo hacemos todos. Ellos sentían y reaccionaban como todos nosotros.

Ellos eran seres humanos como nosotros. No eran dioses provenientes del Olimpo con poderes sobrenaturales. Y uno de esos hombres, considerado como el más grande de los profetas, no pudo ser más humano para ilustrarnos que ninguno de ellos nos superó en nuestra condición natural. Lo que aquí expresamos quedará dibujado en la vida del personaje que proponemos para una serie de sermones. Nos referimos a Elías, cuyo nombre significa: “Jehová es Dios”. Con este personaje en mente comenzaremos una serie, cuyo título sería: “Elías, un hombre de fuego y confrontación”.

El propósito de este mensaje es para que veas cómo Dios puede tomar a alguien insignificante y llevarlo a una vida de mucho valor. Que no importa cuál sea tu trasfondo social, cultural o económico, Dios puede cambiar todo para levantarte y hacer de ti un hombre o una mujer de bendición para muchos. Con la presente serie nos proponemos descubrir cómo el carácter de Elías, tan parecido al nuestro, puede ser usado cuando obedece y se sujeta a la voluntad de Dios. ¿Qué tuvo de extraordinario este hombre con “pasiones como las nuestras” para que Dios lo convirtiera en el más grade profeta? Veamos.

UN HOMBRE CON UN ORIGEN DESCONOCIDO

De humilde procedencia v. 1.
El texto nos habla de “Elías tisbita”. Nadie conoce hasta hoy ese lugar. Así que Elías salió de no se sabe dónde. Pero aunque se desconoce su procedencia, sí sabemos que estaba cerca de Galaad. ¿Y cómo era esa región? Bueno, se nos dice que su propio nombre en hebreo significa “crudo o accidentado”. Los investigadores han ubicado ese lugar como perteneciente al área septentrional de Transjordania, es decir, en la parte oriental del río Jordán. Por lo tanto, y de acuerdo a esta ubicación geográfica, Galaad era un lugar de aislamiento y una vida al aire libre, donde el resultado sería que la gente de allí fuera vigorosa, bronceada por el sol, y de fuerte musculatura debido al trabajo de esos campos. Tal descripción pareciera ir acorde con el carácter de Elías. Su propia vestimenta nos indica su humilde procedencia. Era todo lo contrario a alguien que procediera de algún lugar refinado, sofisticado y delicada ascendencia. Así que cuando Elías entró en escena y comenzó su ministerio, sus métodos, sus gestos y su mensaje eran tan ásperos y rudos como su humilde origen. Dios no tiene preferencia en escoger a sus siervos de donde sea, lo que importa es el llamamiento que hace para usarlos.

De humanidad comprobada (Stg. 5:17-18).
Santiago logró darnos una de las visiones más cercanas a la vida del profeta cuando nos dice: “Elías era un hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras…”. De acuerdo a esto, Elías era un simple mortal. Por tener un temperamento tan ardiente llegó a sufrir de ataques de depresión. Llegó a vivir en soledad, aunque estaba tan cerca de Dios. Era un hombre valiente, pero también manifestó ser un hombre miedoso. Se mantuvo en las alturas, pero también llegó a huir en el valle. En el ejemplo de Elías nos damos cuenta que Dios no está interesado en gigantes espirituales para usarlos para su gloria. Lo que él busca es a personas que obedezcan su palabra y le sigan. No supimos más nada de Elías antes, sino cuando apareció en la escena en la vida de Acab. Elías era un don nadie que salió de la nada, pero fue escogido por Dios para que hiciera su voluntad y llevara su mensaje a una nación rebelde. La verdad es que Dios no necesita de ricos, educados, inteligentes u hombres de una gran influencia. Lo que él necesita es de un hombre que se ponga en la brecha y quiera hacer su voluntad. Un hombre que se pueda parar en presencia de un malvado rey y su esposa y le traiga el mensaje que Dios le ha dado a conocer. Tu y yo debemos ser los “Elías” modernos.

UN HOMBRE CON UN ESPÍRITU VALIENTE

Confrontando a un gobernador perverso v. 1.
De acuerdo a la información de 1 Reyes 16:30, 33, Acab fue el rey que lideró la maldad en Israel en sus más altas proporciones. No hubo otro rey que lo igualara. Su perversidad llegó al extremo cuando edificó una imagen de Asera, lo que produjo la ira de Dios por semejante desviación moral. Pero su reputación de maldad creció cuando se casó con Jezabel, la representación bíblica del mal en su lado femenino. Ella, junto con otro grupo de personas que adoraban a Baal, introdujo este tipo de idolatría al pueblo Israel. ¿Puede imaginarse lo puede surgir de un matrimonio donde los dos esposos son malos con maldad? La dirección de estos gobernantes llevó a Israel a una total depravación, alejándose de los mandamientos de Dios. De modo, pues, que fue a este rey y a su esposa que el profeta Elías, el hombre de piel tostada proveniente de las montañas, que apareció con un mensaje divino. Imagíneselo en escena. Sin usar algún protocolo por la investidura del rey, sin pestañar y que se le quebrara la voz, le dijo al malvado rey que no llovería por tres años. El evangelio requiere de un gran coraje para ser expuesto. De valentía para predicarlo.

Confrontando una religión perversa.
¿Por qué Elías profetizó que por tres años no llovería en Israel hasta que él dijera? Bueno, Baal era el dios cananeo de la fertilidad. Cuando tronaba y llovía, anunciaba su presencia. El culto a Baal ocurría en las cimas de las colinas, lugar de abundante vegetación. La gratificación de la carne a través de actos sexuales entre los ministros de Baal, formaban parte de la adoración. Pero además, entre los horribles ritos a Baal estaban los sacrificios humanos. Si no llovía, ellos sacrificaban a alguien de modo de aplacar la ira del dios Baal. Así que los actos que se hacían en presencia de este dios, que representaban la falsa religión, eran verdaderas ofensas contra el Dios verdadero. Esto nos lleva entonces a la conclusión que cuando Elías hizo su anuncio de la sequía, le estaba declarando la guerra al dios Baal. Era un gran coraje ponerse de pie delante del principal promotor de esa falsa religión y, en efecto, decirle: “¡Mi Dios es mayor que Baal! Y para demostrarlo, Dios va a cerrar el grifo. No habrá lluvia hasta que yo diga así. Y ni tú, ni Jezabel o Baal pueden hacer nada al respecto!”. ¡Oh, como necesitamos esta valentía en estos días para denunciar los modernos “baales”!

UN HOMBRE CON UNA VOLUNTAD COMPROMETIDA

Comprometido por su nombre mismo.
La palabra hebrea para Dios es “Elohim”, abreviándose en algunos casos como El. La palabrajah es utilizada para “Jehovah”. De esta manera, cuando podemos el nombre Elías (Elijah) nos encontramos con la palabra para “Dios” y la palabra para “Jehovah”. Pero lo interesante de este nombre es que en medio de las dos palabras está la letra “i” que en hebreo se refiere a “mí” o “mío”. De esta manera, cuando ponemos las tres palabras juntas, nos encontramos con la palabra “Elías” que significa: “Mi Dios es Jehová” o “El Señor es mi Dios”. Así vemos que este nombre va muy acorde con la misión de Elías como profeta de Dios. Semejante significado nos habla del tipo de relación que este hombre tenía con el Dios de los cielos. Su intimidad con el Dios trascendente lo capacitaba para enfrentar los más grandes escenarios. Al caminar en la presencia de Acab y Jezabel, Elías comprobó cuán comprometido estaba con el Dios que representaba. La falta de compromiso serio con Dios nos hace creyentes sin impacto. ¿Qué tan comprometido estoy con él?

Comprometido por su devoción.
Considere la frase que Elías usó cuando se presentó delante del rey. “Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy…”. Elías estaba de pie en la presencia del rey de Israel. Estaba de pie en presencia de uno de los hombres más poderosos de su tiempo. Sin embargo, Elías fue capaz de ver más allá del hombre que ocupada el trono de Israel. Elías no dudó que estaba de pie en la presencia del que está sentado en el trono celestial. Con esta seguridad, Elías no tenía por qué tratar de complacer a Acab. No hubo necesidad de suavizar su mensaje y hacerlo más agradable. Sólo había una persona en aquel lugar que tenía que ser complacida y su nombre era Jehová. Este es el momento donde todos necesitamos llegar en nuestras vidas. Si somos capaces de ir más allá de los que otros puedan pensar de nosotros, y vivir solo para agradar al Señor, entonces estamos en el camino de ser usados por él. ¿Podrán mis convicciones ayudarme a estar delante de los hombres si primero estoy en presencia de Dios? Si agrado a Dios en todo, no importa a quien desagrade. Pero si no agrado a Dios, no importa a quien agrade. Mi compromiso es con él, no con los hombres.

UN HOMBRE CON UNA CONFIANZA INQUEBRANTABLE

En la persona de Dios.
Elías creyó que su Dios estaba vivo. Él dijo: “Vive Jehová Dios de Israel”. Acab, Jezabel y el resto del pueblo estaban viviendo como si Jehová había muerto. Dios estaba fuera de su adoración. ¿A caso el hecho de entregarse a la adoración de un ídolo sin vida no indicaba que Dios estaba muerto? La convicción que mi Dios vive debe llevarme a una total confianza, pues su presencia es real, sus promesas son únicas y su poder es suficiente para ayudarme en todas las etapas de mi vida. ¿No es acaso la resurrección de Cristo la motivación más grande de nuestra fe? El hecho de saber que Cristo vive nos levanta cada día a vivir confiados en medio de todas las adversidades que enfrentemos. Pero la verdad es que hay mucha gente que pareciera vivir como si Dios estuviera muerto. Cuando tengo la convicción que mi Cristo vive, viviré dando testimonio de un Dios vivo. Los hombres como Elías son necesarios para que se pongan de pie y digan: “Vive Jehová Dios de Israel”. El Dios de Elías vive. ¿Vive su Dios? Y la certeza que Dios vivía fue lo que le llevó a profetizar que por tres años no llovería. Esto se llama creer en el poder de Dios. Esto es confianza absoluta que Dios todo lo puede.

En la promesa de Dios. Cuando Dios hace una promesa, él la cumple.
Elías se puso delante de Acab porque había recibido una palabra de Dios para el malvado rey. No dice la Biblia “vino palabra de Jehová a Elías”, como en otros casos con los profetas. Sin embargo, por la comunión que Elías tenía con su Dios, en algún momento le fue revelado el mensaje y así lo comunicó. Amados, nada hay más poderoso que vivir amando y confiando en las promesas divinas. Nada de lo que Dios haya dicho ha dejado de cumplirse. Cuéntelas todas, y notará que hasta el día de hoy todas las promesas de la palabra Dios se han cumplido. No importa si usted y yo las creemos o no, las promesas de Dios se cumplen en todos los que ponen en él su confianza. Elías fue un hombre de fe y por esa fortaleza de su carácter confrontó a Acab y su idolatría. Bien podemos decir nosotros como lo expresó el himnólogo: “Todas las promesas del Señor Jesús son apoyos poderoso de mi fe, mientras viva aquí rodeado de su luz, siempre en sus promesas confiaré”. Sigamos la convicción de los hombres que confían en esas promesas (Ro. 4:20, 21). Imitemos a Elías en su confianza inquebrantable. Él fue un hombre como nosotros, pero confió en Dios.

Elías despertó un avispero cuando dijo a Acab que no llovería por tres años. ¿Sabe lo que esto significaba? Bueno, lo grande de este texto es que Elías se puso de pie e hizo delante del rey lo que Dios quiso que hiciera. Elías era un hombre enviado de Dios. Fue enviado a un pueblo inicuo para declarar que el juicio venía de la mano de Dios. No tuvo miedo de hablar y exponer los males de su tiempo. No tuvo miedo de vivir por la fe en el Dios de los cielos contra un pueblo que había puesto su confianza en una falsa religión. El coraje y la valentía de Elías nos conducen a preguntarnos, ¿cuántos de nosotros tendremos algo de su coraje y de su fe? ¿Cuántos de nosotros estaremos de pie contra los modernos “baales”, que amparados por los gobernantes están diciéndole a lo malo bueno y lo bueno malo? Necesitamos nuevos “Elías” en estos días. Eliseo cuando recibió de Elías su don profético, se hizo esta pregunta: “¿Dónde está el Dios de Elías?”. Pues está aquí, porque nunca cambia. Ahora, ¿dónde están los “Elías” de Dios?

Fuente:
Pastor Julio Ruiz

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