Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto. Génesis 37:28
José era odiado por sus hermanos por considerar que este era el favorito de su padre Jacob. Producto de ese odio es vendido por ellos como esclavo, y a partir de aqui empieza un largo periodo de sufrimiento, soledad y angustia. Años más tarde, José fortalecido de fe en el Señor, supera ese duro transitar al que fue sometido y es nombrado gobernador de Egipto.
La hambruna que invade la región lo pone nuevamente frente a sus hermanos y ante esa situación su respuesta es la que en ese momento honraría grandemente el cuidado que El Señor había tenido con él, tratar bondadosamente a sus hermanos. José se llenó de perdón y amor, y en vez de la ira y resentimiento optó por la reconciliación, ayuda y consuelo para sus hermanos. Verdaderamente José honró al Señor con los sentimientos de su corazón, y les dijo: Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.
Jehová es el único capaz de transformar nuestro corazón sobre el dolor que nos invade, en una obra de bien para nuestras vidas. Para crecer en carácter y llenar nuestro espíritu de buenos sentimientos que rinden gloria al Señor, debemos tener fortalecida nuestra fe, en gracia y justicia, recordando que el hombre es el que levanta las paredes de los malos sentimientos y que solo el verdadero Amor de Dios las derrumba y transforma, siempre para nuestro bien. Dios te bendiga en este día, Amén.