Creo en el liderazgo cristiano que sirve al pueblo de Dios con integridad y virtud. En lo personal prefiero olvidar las decepciones en este sentido. Bien sabemos que nadie es perfecto y mucho menos el que desempeña la función de líder, sufriente permanente de las múltiples tentaciones que vienen del mundo y de los tratos particulares que Dios tiene con él. En cambio el siervo es una condición, una posición de humildad y sometimiento a la voluntad de Dios. Siervo-líder es a la vez cargo y condición y es un asunto muy serio para el Señor. Dicen los sociólogos que el mundo hoy sufre una profunda crisis de liderazgo. La mayoría de los teólogos coinciden en que la iglesia de Jesucristo requiere hoy más que nunca de un liderazgo virtuoso con corazón de siervo.
Nehemías demostró ser un líder excepcional. Íntegro, supervisor, sabio, sensato y con una identidad (carácter) a toda prueba. Su dependencia de Dios y su palabra, su fe y firmeza para hacer la obra de Dios, su compromiso personal, su renunciación a las comodidades y su entrega para guiar al pueblo, le dieron un colosal testimonio espiritual para llegar a ser el líder que Dios necesitaba en su contexto y tiempo para el pueblo de Israel.
¿Dónde están los líderes espirituales de estos tiempos?Una cosa es cierta; a Dios le interesa más la madurez espiritual del líder que sus aptitudes y habilidades. Él quiere hombres y mujeres con corazón de siervos para liderar su pueblo, gente consagrada como Nehemías para apacentar sus ovejas Para Dios es más importante el carácter y la madurez espiritual que las destrezas y las pericias de sus discípulos de hoy. El líder se hace. Nadie nace siendo líder y mucho menos dentro del pueblo de Dios.
El Señor usa con frecuencia el liderazgo de gentes humildes, pero obedientes y consagrados, dispuestos a servirle a cambio de nada. Son los que se postran como Josué y dicen ¿en qué puedo servirte, Señor? (Josué 5.14b). Son los que anhelan con todo el corazón agradar a Dios y no a los hombres. El apóstol Pablo le decía a los hermanos de Galacia: Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo. (Ga 1.10).
El pueblo de Dios necesita siervos-líderes que aspiren a crecer a la estatura de la plenitud de Cristo(Ef 4.13), que reproduzcan en sus vidas las virtudes del liderazgo de Jesús cuando anduvo por este mundo. Un mundo en ruinas espirituales requiere de un liderazgo sobrenatural, no quiero decir místico, sino milagroso porque viene del único que tiene el poder para hacerlo y para trasmitirlo, a ti y a mí.
Si tú sientes el llamado a ser un/una líder en la obra del Señor, eso es de gran valor para Dios, (1Timoteo 3.1) pero antes examina tu corazón haciéndote la misma pregunta que Pablo hizo a los Gálatas. Servir a Dios con el único propósito de agradar sólo a Él es un desafío que vale la pena afrontar. ¡Vive para Cristo, sírvele a Él! Si lo amas de verdad, el único mandato del Señor será “Apacienta mis ovejas”. (Juan 21.15).
¡Dios te bendiga!