
El temor de Dios nos lleva a experimentar sus promesas y bendiciones, como lo vemos en la historia de Josué y el pueblo de Israel en su entrada a la tierra prometida (Josué 5). Dios desea que avancemos, renovando en nosotros el compromiso con Su pacto y consagrando nuestro corazón a Él. Al caminar en su temor, confiamos en que nuestras victorias provienen de Su mano y no de la nuestra.
Estamos llamados a ser esa generación que se consagra con sinceridad y reverencia, abandonando cualquier obstáculo que se interponga entre nosotros y los propósitos divinos. Así como Israel dejó atrás el desierto y experimentó la abundancia de la tierra que fluye “leche y miel”, también nosotros encontramos plenitud y bendición en una vida centrada en el temor de Dios.
Versículo. «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.» Proverbios 1-7.



