Por causa de Sus escogidos el Señor suspende muchos juicios y acorta otros. En las grandes tribulaciones el fuego lo devoraría todo si no fuera porque el Señor apaga la llama por consideración a Sus escogidos. Así, a la vez que salva a Sus escogidos por causa de Jesús, también preserva a la raza por causa de Sus escogidos.
¡Qué honor es otorgado así a los santos! ¡Cuán diligentemente deberían usar su influencia con su Señor! Él oirá sus oraciones por los pecadores, y bendecirá sus esfuerzos por su salvación. Él bendice a los creyentes para que sean una bendición para los que permanecen en la incredulidad. Muchos pecadores viven por causa de las oraciones de una madre, o de una esposa, o de una hija, para quienes el Señor tiene consideración.
¿Hemos usado correctamente el singular poder que el Señor nos ha confiado? ¿Oramos por nuestro país, por otras tierras, y por nuestra época? ¿Nos interponemos como intercesores en tiempos de guerra, hambre, peste, suplicando que los días sean acortados? ¿Lamentamos delante de Dios las explosiones de infidelidad, error, y libertinaje? ¿Suplicamos a nuestro Señor Jesús que acorte el reino del pecado apresurando Su propia gloriosa venida? Pongámonos de rodillas, y no descansemos hasta que Cristo regrese.