Hiciste oír juicio desde los cielos; temió la tierra y enmudeció al levantarse Dios para juzgar, para salvar a todos los humildes de la tierra. Salmos 76:8-9
Muchas palabras que, aunque han sido habladas contra muchos en lo secreto, emitiendo juicios injustos, infundados y negativos, han sido reveladas. El Señor ha dicho que Su Justicia se manifestará sobre aquellos que han caminado en obediencia guardando su corazón, bendiciendo, perdonando y orando por aquellos que los han maldecido. Nate Johnston compartió el lunes esta palabra que nos confirma una vez más que Dios es un Dios de tiempos de prueba, pero también de vindicación:
“En una visión ayer vi a una persona de pie ante un tribunal y un jurado enojado le gritaba acusaciones. Esta persona estaba tan cansada que ya no tenía fuerzas para probar su inocencia o defenderse. Entonces escuché al Señor decir: “Los atentados verbales debe terminar contra Mi Pueblo. ¡ESTA SEMANA YO SERE SU DEFENSOR!” Hay asignaciones clave que están naciendo en este momento y el enemigo quiere distraerlos y cansarlos con un constante bombardeo y batalla en su mente, pero observen esta semana cómo el Señor viene en su defensa. Observen cómo Él pelea por ustedes y LIMPIA EL CAMINO”.
Santiago 4:12 No hay más que un solo legislador y juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?
Isaías 33:22 Porque el Señor es nuestro juez, el Señor es nuestro legislador, el Señor es nuestro rey; Él nos salvará.
En Agosto 2019 Nate Johnston publicó la palabra que les comparto y que habla de romper la asignación de las PALABRAS DE MALDICION antes del avance. El Señor la confirmó muchas veces en mi corazón, sin embargo, él volvió a publicarla este mes. Así que, Si han estado sintiendo las repercusiones de esta asignación del enemigo, recuerden que lo que Dios ha bendecido no puede ser maldecido (Números 23)
“La hechicería se ha convertido en una contaminación acústica muy divisiva en esta temporada para rodearnos de las mentiras del enemigo, hasta que lentamente nos derriba y hace que nos rindamos. La hechicería es frecuentemente la táctica más común del enemigo, porque no solo le gusta enlistar a las personas para hablar, chismear e incluso orar contra nosotros, sino que espera que mordamos el anzuelo y hagamos lo mismo. Esto solo nos mantiene encerrados en el ciclo y obstruye nuestro corazón y nuestra alma”.
“Muchos han sentido que esta temporada ha sido una larga batalla de palabras que les llegan como flechas, juicios, acusaciones y mentiras tratando de hacer que se hundieran ante el asalto intimidante. La hechicería es como un asalto de ondas aéreas hacia nosotros que pareciera que cada atmósfera está llena de tensión y caos. Sofoca la creatividad y bloquea la revelación, obstaculiza una visión fresca y a toda costa quiere que no estemos ante la presencia de Dios, donde la hechicería siempre será expuesta y cancelada.
“Sentí que las personas todavía están cargando con el furor de las palabras de maldición, los juicios y las voces mentirosas que de alguna manera han contaminado las promesas proféticas de Dios y han traído desilusión. Dios quiere cancelar el ruido que traen hacia ustedes, romper las palabras y las maldiciones que hay en su vida, y restaurar la verdad y la claridad. Así que, tomen hoy autoridad sobre esta asignación, cancelen las palabras, el efecto y el daño que han tenido en ustedes. No obstruirán más las ondas aéreas alrededor de su vida ni los hará vivir inquietos, torpes y frustrados cuando entren en su nuevo día. A medida que esto se rompe, observen cómo comienzan a escuchar con mayor claridad que nunca. Observen cómo sienten la paz sobrenatural de Dios inundando su vida, las piezas dispersas se unirán de repente, y la demora ya no existirá más”.
Números 23:8 – 19-20 ¿Pero cómo podré echar maldiciones sobre quien Dios no ha maldecido ¿Cómo podré desearle el mal a quien el Señor no se lo desea? 19 Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice? Se me ha ordenado bendecir y, si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa.
Con amor y oraciones,