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El reino de los cielos

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Mateo 5:3

Jesús comienza las bienaventuranzas, enseñando que el pobre de espíritu es aquel que reconoce que no se las sabe todas, y que recibe la enseñanza acerca de lo que es el reino de los cielos. Era un rey hablando; Nadie había hablado al pueblo judío como Jesús.

“13 Mas ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.” Mateo 23:13

Jesús, un rey, llama hipócritas a los escribas y fariseos; nadie hablaba a aquella gente con tal autoridad. Pero había una razón: Cerraban el reino de los cielos delante de los hombres. Un rey, viendo que cerraban su reino a los hombres, con la necesidad que podían tener, les decía hipócritas, sepulcros blanqueados. Ellos no entraban, y tampoco dejaban entrar a los que estaban entrando. Su reino era uno de inclusión, y se lo estaban queriendo hacer exclusivo. El reino de Dios, el que tú puedas ver a Jesús como Rey, es para que tú puedas traer gente a su reino. Pensaríamos que él no quería que ellos entraran, pero él estaba diciendo que ellos también pueden entrar, pero ni entraban ni dejaban a otros entrar.

“28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.” Mateo 12:28

El reino de Dios afecta tanto el mundo natural como el espiritual; todo se sujeta a Jesús como Rey. Cuando tú tienes una dolencia y te paras firme en fe y te declaras sano en el nombre de Jesús, porque sabes que él es Rey y tiene toda autoridad, cuando al mundo espiritual tú le dices en lo natural que se sujete, el reino de los cielos ha llegado a vosotros. Dios también ha dado sabiduría a los médicos; pero, haciendo lo que tienes que hacer con fe, el reino de los cielos ha llegado a tu vida.

“23 Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? 24 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.” Mateo 12:23-24

Aquel cuestionamiento quiere decir que vieron características en Jesús de rey, de lo que ellos estaban esperando; pero decidieron creer lo contrario, y se preguntaron ¿será este aquel Hijo de David? Y la pregunta es: ¿Qué estás creyendo tú hoy? ¿Lo podrás ver como rey? Cuando ves a Jesús como rey, varias cosas suceden en tu vida:

Sales de todo lo que te quiere gobernar. Tu gobierno es uno diferente. Te acatas a las normas que establece la sociedad, pero no te sujetas por lo que dice el mundo. La economía está mala, pero tú haces la diferencia porque tu reino no es de este mundo, sino fuera de este mundo, y tu Rey se llama Jesús, el que te puede bendecir, prosperar. Tú te gobiernas por lo que dice la Palabra; Hay una realidad, pero en medio de ella, tu Rey puede hacer algo sobrenatural para que la tuya sea diferente.

Te gobierna otro sistema de leyes, las del reino de justicia. En la ley, todo era no; y Jesús trae un nuevo mandamiento: Ámame a mí, y a tu prójimo como a ti mismo. Haciendo eso, te conviertes en bienaventurado; Es imposible que no seas un pobre de espíritu para poder amar a tu prójimo y a ti mismo. ¿Qué es más difícil? Bajo la ley, presentabas sacrificio, o el sacerdote lo hacía por ti; Bajo la gracia, eres justificado en Jesús, y lo difícil es convencer a tu mente. Si el sistema de Jesús es amor, ¡qué difícil es! Hablamos lenguas, ministramos el Espíritu Santo, pero ¡qué difícil se nos hace amar! Es un sistema diferente; son las leyes del reino de justicia.

Entiendes la autoridad que te ha sido delegada. Cuando tú puedes recibir a Jesús, verle como Rey, todo lo que hemos visto tiene que suceder en tu vida.

“17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:17-20

La autoridad que te ha sido delegada es para que tú hagas discípulos; Y no para ti, sino para Jesús. Esta autoridad, la de hacer discípulos, se enseña; Jesús enseñaba el reino de los cielos. El sistema del reino de los cielos se aprende.

Cambia tu manera de vivir, hasta el fin de tu mundo. Ver a Jesús como Rey y vivir bajo el sistema del reino de los cielos, es un estilo de vida que te toca vivirlo hasta el fin. Eso de que hoy eres cristiano y mañana no, eso no es así. Una vez eres discípulo, es hasta el fin. Jesús dice: Estoy con ustedes hasta el fin del mundo. Dios te da autoridad para que le des autoridad a otro, para que capacites a otro, para que veas a Jesús como Rey y enseñes a otros a verle como Rey, hasta el fin de tu vida.

Cuando tú entregas tu vida al Señor, ya no es tuya, sino de Dios; y Él va a hacer contigo lo que Él quiera. Deja de pensar que es tu vida; No es tu vida, es la vida de Dios, y es hasta el fin. Si el día de hoy estás frustrado es porque quieres establecer tu vida. Piensas que el Evangelio no te funciona, pero es porque piensas que es tu reino; pero no es tu reino, sino el reino de Dios. No es tu reino, es el reino de los cielos.

Comienza hoy por ver a Jesús como tu Rey, y tendrás una transformación en tu vida.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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