Jn.21:1-17 El Espíritu quiere quebrantar y humillar nuestra alma para restaurarla y moldearla.
El compromiso de restauración que Dios con nosotros es completo. Al mismo tiempo nuestro compromiso de quebrantar nuestra alma debe ser completo delante del Señor.
Dios no es un Dios que se mueve por porcentajes sino por totalidades. Dios espera y demanda la totalidad de nuestro ser.
Recuerda la ilustración del cheque para pagar impuestos retrasados.
Recuerda también la ilustración de los dueños de caballos de carreras y del jockey profesional que ganó la carrera con el caballo equivocado porque después de caerse en el transcurso de la carrera se subió al caballo del contrario, que también se había caído, y sin darse cuenta hizo ganador al adversario.
El jockey tenía las mejores intenciones, quería ganar la carrera pero un obstáculo lo distrajo de su tarea, tomó una mala decisión y como consecuencia falló en cumplir su propósito.
Nuestro caminar en Cristo es a veces así. Tenemos buenas intenciones. Empezamos a correr fuerte. Estamos emocionados y queremos tener éxito en la fe. Queremos ser fieles seguidores de Cristo pero permitimos malas influencias en nuestras vidas que nos distraen, que nos llevan a tomar malas decisiones que hace que nuestra relación con Dios sufra y provoca que sentimientos de rechazo y fracaso nos invadan.
1.- CONTEXTO DE PEDRO…
Pedro es la típica persona de buenas intenciones que se deja influenciar por las circunstancias y no puede llevar a buen termino las intenciones.
Pedro representa a las personas de doble ánimo y que acaban experimentando una contradicción en todo lo que son, en lo que hacen y en lo que sienten.
Pedro era una persona de contrastes. ¿Por qué?
Pedro es capaz de cortarle una oreja aun guardia armado por proteger a Cristo y también es capaz de negarlo cuando la gente le preguntaba si era un discípulo suyo.
Pedro es capaz de decirle a Cristo no me laves los pies porque no soy digno y también es capaz decirle lávame entero.
Pedro es capaz de decir inspirado por Dios: “Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios” y también es capaz de decir inspirado por el diablo: “no vayas a Jerusalén para que no te ocurra nada…”
Pedro es capaz de dejarlo todo por seguir a Cristo a todo lugar y también es capaz de justo al final negar y abandonar a Cristo.
Este hombre es capaz de comportarse como Pedro y también es capaz de obrar como Simón.
En Jn.1-17 es la última vez que vemos a Simón y desde entonces vemos siempre en la Escritura a Pedro, esa roca que inspirado por Dios avanza contra las puertas del Hades con las llaves de la predicación del reino. (Mt.16:18)
EL ALMA DE PEDRO ESTABA ROTA…
En Juan 21 no aparece Pedro sino Simón. Su alma estaba rota y quebrantada y se encontraba sumida bajo un sentimiento profundo de rechazo. Este rechazo operaba básicamente en tres áreas:
Rechazo a sí mismo. Pedro se rechazaba a sí mismo por haber fallado a Cristo y se veía como un mal cristiano, como un mal seguidor de Cristo y como alguien indigno.
Rechazo a ser rechazado por Cristo y por eso rechazaba tener un encuentro con Cristo. Pedro tenía temor a tener un encuentro con Cristo y rechazaba tener intimidad con Dios y seguirle aún cuando sabía que Cristo había resucitado.
Rechazo al ministerio y al propósito divino para su vida. Pedro pensaba que no habría una segunda oportunidad para su vida. Pedro creía que ya no podría ser usado por Dios y que no seria útil para el ministerio.
RESTAURACIÓN DE SU LLAMADO. (V.3-8)
Cristo establece una cita y un encuentro divino con Simón. Cristo lo lleva y recrea para recordarle su llamado. Cristo pone una puesta en escena que fuera familiar a Pedro y que le pudiera recordar su llamado para poderlo restaurar.
Aunque nuestro llamado parezca estar muerto debemos recordar que nuestro Dios es un Dios vivo y que el poder de la vida y de la resurrección de Cristo Jesús saldrá a tu encuentro para restaurarte.
Cristo quiere llevarte siempre al sitio de conflicto donde se originó la herida o el fracaso para poder sanarlo de raíz para siempre. Dios quiere hacerte entender que aunque hayan existido circunstancias que te han distraído de tu llamado eso no significa que tu llamado haya sido borrado o eliminado.
RESTAURACIÓN DE SU INTIMIDAD. (V.9-14)
Otro detalle o puesta en escena son las brasas. La palabra “brasas” sólo aparece dos veces en todo el N.T. En Jn.21:9 aparece por segunda vez, así que ¿dónde aparece la primera vez? Aparece en Jn. 18:18 por primera vez en el momento en que Pedro negó a Cristo.
En Jn.18:18 las brasa simbolizan la noche y la oscuridad de la negación y de la amargura.