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El profeta Elías y la multiplicación de la harina

La perseverancia es una señal de la fe. Observemos la perseverancia de Elías: No renunció en el arroyo de Querit (figura de dificultad), no renunció en Sarepta de Sidón (figura del espacio dónde somos formados o entrenados por Dios), no renunció en los tres años y medio de sequía (figura de escasez), Elías perseveró en medio de la adversidad, evidenciado así su fe en Dios…

EL PROFETA ELÍAS Y LA MULTIPLICACIÓN DE LA HARINA

“Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente” 1 Reyes 17:8-9.

Debemos reconocer la completa confianza de Elías en Dios. Recordemos que Israel está bajo el juicio de Dios a causa de su idolatría, y por eso los cielos se han cerrado, y no hay lluvias. Éste pasaje nos enseña una vez más que la fe debe sacrificar la razón.

Pues, aquí podemos ver varias cosas muy importantes: Humanamente es ilógico (Elías estaba en el arroyo de Querit, cerca al río Jordán en Israel, que era la tierra prometida; mientras que Sarepta de Sidón quedaba fuera de Israel en la costa y tierra fenicia a unos 150 kms aproximadamente).

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Es improbable que “una mujer viuda”, que estaba sola, sin herencia, y en medio de una gran sequía, pueda alimentarlo. Tal vez si fuera un gran hacendado, o el dueño de un gran lote de barcas pesqueras de fenicia, pero una viuda? Es la fe la que nos hace avanzar en Dios (Puedes leer más sobre la fe en: “Qué es la Fe en Dios”).

Debemos considerar que Sidón, significa: pesca, caza, venado o carne de venado. Lugar donde nació Jezabel, y lugar de máxima adoración de Baal y Asera. Seguramente había comida allí, pero no era el lugar de Dios para Elías.

El Señor envió a Elías a Sarepta que significa “taller del orfebre” y “taller de fundición” (Esto nos enseña que Dios estaba también trabajando en Elías, quizá enseñándole más acerca de la fe, ejercitándolo en milagros sin importar cuán difícil sea la situación, o enseñándole un poco más de humildad al ser alimentado por una mujer viuda, pobre y no hebrea).

Nos enseña también el pasaje que Dios conoce a todas las personas, y sus necesidades, es nuestro proveedor y tiene misericordia, pues en medio del juicio (sequía) envió su provisión a la casa de la viuda. Dios no desampara a su pueblo, lo vemos cuando el maná dejó de caer, pues les dio el fruto de la tierra prometida.

Tengamos siempre presente que Dios es fiel, “Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías” 1 Rey. 17:15-16.

Dios cumple sus promesas, aunque sea el tiempo humanamente más difícil (sequía), aunque pensemos que ya no hay posibilidad, aunque creamos que el tiempo se ha acabado (era la última porción de harina y aceite que quedaba), pues Dios aún en la tierra más estéril es poderoso para hacer florecer su bendición.

Reflexión final: Dios nos quiere llevar a nuevos niveles de fe, de revelación, quiere usarnos para ser bendición para otros y para muchos, él requiere de nosotros obediencia, confianza en él y perseverancia. Dios no está ajeno a nuestra condición y necesidad, busquemos su rostro y él se manifestará. Él tiene cuidado de nosotros.

 

Fuente:
Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria

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