Todas tus decisiones tienen consecuencias. Y muchas veces, ves el efecto en el área de las finanzas. Los errores se pagan con dinero. Lamentablemente, ese es el sistema del mundo en que vivimos. En la Biblia, hay varias historias que tratan de verdades espirituales más poderosas, pero podemos usarlas como ejemplos de cómo podemos levantarnos de diferentes situaciones. En la que te comparto hoy en particular, veremos el poder del perdón. Es vital que lo entiendas porque, de otra manera, no podrás levantarte de esos errores que has cometido que han provocado crisis económica en tu vida.
“11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Y volviendo en sí, dijo: !!Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.” Lucas 15:11-24
Esta parábola nos habla del perdón de nuestros pecados, de la reconciliación con nuestro Padre celestial, nos muestra lo que debe ser la actitud de una persona de acercarse y tornarse a Dios. El mensaje principal de esta escritura es el de la salvación. Pero también en esta historia podemos aplicar algunos principios que nos ayudarían como creyentes a poner en perspectiva las decisiones que tenemos que tomar.
Este muchacho recibe muchos bienes, riquezas, pero no tiene el carácter para mantenerlos. Hay personas que son grandes productores de finanzas, reciben grandes recompensas por su esfuerzo y habilidades, pero no tienen el carácter para mantenerlas, menos aún para multiplicarlas. Las riquezas en las manos de un ignorante, le pueden llevar a vivir con los cerdos, en una condición inhumana. A este joven se le entregan riquezas, pero no tiene el carácter para mantenerlas. En vez de mejorar, su vida empeoró.
El dinero no asegura que tu vida mejore, que progrese, que tengas una buena vida. Son tus decisiones con lo que Dios pone en tu mano, lo que determina a dónde tú vas a llegar.
Una mala decisión o una cantidad de múltiples decisiones lo llevaron a vivir en esa baja condición, pero una decisión cambió su vida para siempre. Ese es el poder del arrepentimiento. Aquí se nos habla de tornarnos a nuestros Padre celestial, aceptar nuestros errores; esto lo puso en camino para que se le restablecieran todas las cosas.
Puedes haber tomado decisiones erróneas que te hayan llevado a vivir consecuencias negativas, que incluyen el área de tus finanzas, pero una decisión puede hoy tornar tu vida para siempre. No importa lo bajo que hayas caído, lo profundo que estés, hasta dónde hayas llegado. Una decisión puede tornar todo en dirección de lo que Dios tiene para tu vida, y hacer que se restauren todas las cosas perdidas.
No te quedes en el lugar de los cerdos, con el fracaso, con el resultado de las malas decisiones, estancado, resintiendo las malas decisiones del pasado. Tus malas decisiones te llevaron dónde estás hoy, te trajeron esas malas consecuencias, pero una buena decisión puede tornar toda tu vida para siempre para bendición, para poder y para llevarte a alcanzar todo lo que Dios te ha prometido.
Comienza hoy a tomar esas decisiones que te lleven a lo que Dios tiene para ti y los tuyos.
Tú nunca podrás prosperar económicamente, no podrás alcanzar una buena economía, si no te sientes digno de ella, si no superas tus errores del pasado. Y para tú superar el error del pasado, tienes que conocer la clase de Padre que tú tienes.
Este muchacho tuvo que tener la valentía de pedir perdón, estar dispuesto a aceptar que cometió un error, pero esa valentía también dependió mucho de la percepción que él tenía de su padre. Él analizó que su padre trataba bien a los jornaleros, que le trataría bien también a él. Él no sabía todo lo que iba a recibir de vuelta, pero la percepción que él tenía de su padre le permite tornarse a él y aceptar la recompensa de ser una persona perdonada. En la parábola de los talentos, el que enterró el talento, su excusa fue: Conozco que eres hombre malo, que siegas donde no sembraste. El temor, la percepción errónea que él tenía de quien le dio el talento, le hizo enterrarlo. Este joven conocía a su padre, sabía la actitud de su padre, que era amoroso.
Si tú no cambias tu percepción de Dios y aceptas su perdón, no podrás ser restaurado al nivel que Él quiere restaurarte. Has sentido culpabilidad, condenación por decisiones del pasado. Todos cometemos errores, tomamos decisiones erróneas, pero tenemos un padre celestial que está dispuesto a recibirnos. Este joven sabía que su padre le perdonaría, que le recibiría, que al menos le daría trabajo. Pensó que no merecía mucho, pero se acercó, y al hacerlo se dio cuenta que el padre tenía más para él de lo que él pensaba y aspiraba. Aquello fue un gran reto, porque el joven tenía que sentirse perdonado, tiene que aceptar el perdón y todo lo que eso conlleva.
Cuando hablamos de fe y arrepentimiento no es para condenación, por el contrario, es en el contexto de tu Padre celestial, que quiere bendecirte, cambiar todas las cosas y llevarte a un lugar de restauración y transformación. Acepta hoy el perdón de Dios. Admite tus errores, deja de echar culpas, y reconoce que Dios es un Dios bueno, que te ha dado mucho y lo has desperdiciado, no has hecho lo que tenías que hacer; y acércate arrepentido. El perdón de Dios se va a manifestar en tu vida, Él va a obrar en ti y te vas a sorprender de lo que Él hará contigo. Vive como un perdonado.