El apóstol Juan le escribe a la iglesia de la Odisea, y le dice: tú tienes un gran problema: dices que no tienes necesidad de nada. Y ese es el balance que tú debes ver hoy. Porque hay gente que se ven necesitados, hay gente que piensa que no tiene necesidad de nada, y tú tienes que estar en el lugar correcto para que no se dañe tu corazón y tu relación con Dios.
La reprensión que le están haciendo a esta iglesia es muy sencilla: tienes todo lo que necesitabas, dices ser rico, dices tener todo lo que necesitas y que no necesitas de Dios; por lo tanto, ahora, dependes de las riquezas naturales, de la abundancia que tienes. No hay que ser rico para tener esta actitud. Hay gente que no es millonaria, pero como tienen una casa, un auto, un buen trabajo, pues dicen: yo no necesito de nada, yo estoy bien en mi círculo, en mi grupo en este lugar, no tengo problema. O sea, que no hay que ser millonario para pensar así.
Es el pensar de que no necesitas nada de Dios, lo que te lleva a depender de las cosas naturales, y te lleva entonces a desvirtuar tu propósito en la vida, y a depender de cosas que tú no tienes que depender.