El mundo aparentemente está dislocado, y nadie sabe realmente que sucederá. Empecemos este breve análisis por América Latina.
México, ante el descrédito de los tres partidos tradicionales, ha apostado por Andrés Manuel López Obrador y su movimiento MORENA, de inspiración izquierdista. En Centroamérica, parece que, con la excepción de Costa Rica, que Presidente que asume, Presidente que termina preso por corrupción. Costa Rica, por su parte, ha empezado a involucionar económicamente.
En Sudamérica ha habido de todo. En Venezuela la población muere de hambre mientras sufre una de las inflaciones más bestiales de la historia. En Colombia, en parte por hastío y en parte por un trasvase de votos, un ex guerrillero, Gustavo Petro, aliado de Chavez y Maduro, casi llega a ser Presidente de Colombia.
En Brasil, la única seguridad es la inseguridad. Dilma presa, Lula Preso, Michel Temer desacreditado y el candidato en cabeza, el derechista y ex militar Jair Bolsonaro acuchillado en un acto de campaña. Una locura colectiva que afecta en todo. En Argentina, el gobierno de Macri no termina de arrancar y se le está haciendo la noche para hacer las transformaciones políticas que acordó al asumir la Presidencia.
Estados Unidos ha caído en manos de una persona que podemos definir, cuanto menos, como polémica.
Donald Trump ha roto cada tradición en la Casa Blanca, y él, acostumbrado a mandar en sus empresas, aún no comprende que debe ahora solicitar, y que debe convencer, no arrollar. No mantiene de manera constante una idea (esto dicen muchos asesores), pero ha ido cumpliendo con todas sus promesas de campaña.
Puerto Rico sigue fundido. Una migración de casi 3 millones ha dejado Puerto Rico para buscar vida en Estados Unidos y otros Estados. Haití vive en su caos eterno.
Por otra parte, Europa está desgarrada por la inmigración musulmana, el Brexit y el nacionalismo. Cada vez más se notan dos bloques fuertes y antagónicos: los gobiernos de derecha anti migración y los de izquierda que han alojado a los inmigrantes.
La excepción es China y algunos otros países donde hay relativa estabilidad, pero el mundo tiene muchos problemas generales que nos afectarán a todos: contaminación, calentamiento global, pobreza estructural y muchas otras pequeñas bombas de tiempo que pueden ir detonando.
Sobre nosotros, mi preocupación a futuro es en lo referente a la deuda externa, la corrupción y el debilitamiento de los partidos y las instituciones del estado, así como el tema haitiano, que en otros artículos lo hemos desarrollado, y la migración de miles de venezolanos que han venido a nuestro país huyéndole al hambre.
En definitiva, el mundo, o al menos, la mayor parte del mismo, está de cabeza.