Muchos viven su vida insatisfechos. La insatisfacción llega a la vida de una persona, cuando no ha descubierto sus dones y habilidades. Dios ha depositado en ti un don y un llamado; mientras no los descubras, no tendrás los resultados esperados, por lo que no habrá pasión en tu vida; y la pasión es clave para desatar las oportunidades de Dios en tu vida, porque es lo que le dice a Dios que estás listo para entrar en ellas.
El problema de mucha gente es que, ante una mala noticia, cuando se encuentran entre la espada y la pared, pierden la pasión, porque terminan aceptando sus circunstancias actuales como finales, y se resignan a ellas. Ezequías, por el contrario, habiendo recibido palabra de Dios, a través del profeta, de que ciertamente moriría, le dio la espalda a todo lo demás, y se tornó a Dios. Cuando vives en la palabra del Señor, siendo gente diferente, tu manera de pensar debe ser diferente porque, para los creyentes, la circunstancia actual no es un final, sino que es una causa.
Una causa es algo que provoca una reacción. Es como si te empujaran al piso; la causa de que te cayeras fue el empujón, y la reacción fue caerte al piso. El problema es que la mente pesimista lo que piensa es: Me caí; y, porque me caí, ahí me voy a quedar; porque me caí, esto es lo que voy a vivir; porque me tiraron, esto es lo que voy a sufrir. Pero, como creyente no puedes pensar de esa manera, no puedes mirar de esa manera, porque tú no eres víctima de la reacción, sino que en realidad lo que tienes es que creer en el misterio de por qué en verdad te empujaron.
¿Cuál es el misterio de la causa? El misterio de la causa es Dios, quien siempre tiene el control de tu vida, y controla el ángulo del empujón para que caigas en el lugar correcto. Confiar en esto y saber que Dios tiene el control, es lo que te apasiona para levantarte, porque sabes que, aunque no conozcas por qué estás en el suelo, estás bajo su protección; algo Él va a hacer, mientras estés ahí, y algo Él hará para ayudar a levantarte. Es este misterio lo que te mantiene apasionado en el lugar donde estás hoy, aunque desconozcas el porqué. Esto es lo que te va a dar oportunidades.
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien…” Romanos 8:28
Pero muchos pierden la pasión, porque se cayeron. Dicen: No me debí haber caído; no debería estar pasando por esta situación porque le sirvo a Dios; dicen: ¿Por qué me pasan estas cosas? Otros, por un momento, se emocionan y dicen: A pesar de esto, me voy a levantar; pero eso dura poco, porque es una emoción del momento, simplemente una reacción positiva que no tiene respaldo de una fe en Dios. Pero los que disfrutan del misterio de la causa, aunque no haya sido Dios quien les dejo caer, aun cuando se han caído por cuenta propia, saben que han caído bajo la providencia del Dios Todopoderoso. Saben que Dios tiene conocimiento de todo lo que está pasando, y algo grande él va a hacer en sus vidas. A estos, les mantiene apasionados su relación con ese Dios Todopoderoso que ordena su vida poco a poco, y el querer descubrir el misterio de por qué se encuentran donde están en el día de hoy.
Quizás no planificaste, ni decidiste estar en el lugar en el que estás hoy. Si miras tu vida, las circunstancias te llevaron hasta ahí. Pero los que aman a Dios, saben que Él está detrás de todo lo que sucede, cuadrando todo de manera tal que les dará la victoria.
Si hubieses planificado tu vida, probablemente no hubieses decido estar ahí. Pero, cuando miras la circunstancia y cómo ha ocurrido todo, que te mantenga apasionado, motivado, inspirado, el querer ver algo que todavía no has visto. Eso que no has descubierto, que no has visto, que no has podido entender, no ha pasado fuera de la orden providencial de Dios para tu vida y, de alguna manera u otra, obrará para tu bien, para el bien de la obra de Dios en tu vida.