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El Manual para la Vida

Salmo 119:9-16
La Biblia es nuestro manual para la vida. Pero, ¿cuántas veces la ponemos de lado y dependemos de nuestro juicio en vez de confiar en lo que Dios diseñó para enseñarnos cómo vivir?

Pensemos en las muchas cosas que compramos que vienen acompañadas de un manual de instrucciones. Ya se trate de un regalo para un nieto o de un costoso televisor, la mayoría de los aparatos tienen algún tipo de guía detallada para ayudarnos a armar y manipular nuestra nueva adquisición.

Sin embargo, a menudo muchos de nosotros dejamos de lado ese manual, prefiriendo usar nuestro instinto. Después de horas de intentos frustrados, finalmente vamos al manual que el fabricante quiso que usáramos desde el comienzo.

La Biblia es nuestro manual para la vida. Pero, ¿cuántas veces la ponemos de lado y dependemos de nuestro juicio en vez de confiar en lo que Dios diseñó para enseñarnos cómo vivir? Las consecuencias son mucho más desastrosas que las horas desperdiciadas tratando de armar un juego de trencitos o programar un televisor. El no seguir las instrucciones de la Biblia puede llevar a relaciones destruidas, carreras fracasadas, problemas económicos y a una vida sin rumbo en todo sentido.

El Señor nos ha bendecido con este manual, por varias razones. Primero, porque desea enseñarnos cómo vivir una vida santa. Segundo, porque quiere que le conozcamos más íntimamente. Y tercero, porque quiere evitar el pecado en nuestra vida.

El salmo 119: 9-16 dice: “¿Con qué limpiara el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado; no me deje desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. Bendito tu, oh Jehová; enséñame tus estatutos.
Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca. Me he gozado en el camino de tus testimonios más que toda riqueza. En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos. Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras. Guíame”.

Así que podemos tener una vida limpia “viviendo conforme a la Palabra de Dios”. Si leemos más Su Palabra cada día, el Espíritu Santo obrará en nuestro corazón y nos acercaremos más al Señor. Así, las tribulaciones diarias de la vida parecerán menos amenazadoras, porque tendremos la verdad de la Biblia que nos guiará.

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