DEUTERONOMIO 30:19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
Es triste reconocer que muchas veces decidimos hacer cambios positivos en nuestro estilo de vida hasta que estamos al borde de la muerte. Podemos ver que muchas personas deciden comenzar a hacer ejercicio, comer más saludablemente, no afanarse tanto y cuidarse del estrés hasta que han sufrido un infarto o un accidente cerebro vascular.
Verdaderamente lo mejor sería tomar buenas decisiones de manera preventiva, sin esperar que llegue lo peor, sin esperar que las cosas se compliquen.
Y en la familia esto es algo que vale la pena hacer: TOMAR DECISIONES VALIENTES Y A TIEMPO PARA EVITAR QUE NUESTRA FAMILIA O NUESTRO MATRIMONIO SE DESTRUYA.
VEAMOS POR MEDIO DE LA PALABRA DE DIOS CUÁLES SON ALGUNAS DE ESAS DECISIONES VALIENTES QUE PUEDEN RESTAURAR NUESTRA FAMILIA ANTES QUE SEA DEMASIADO TARDE:
I) PRIMERA DECISIÓN: VOLVER AL CAMINO DE DIOS DE TODO CORAZÓN
(JOB 22:23) Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado; Alejarás de tu tienda la aflicción;
Este versículo nos declara algunas verdades muy importantes para nuestra vida y para nuestra familia:
Alejarnos de los caminos de Dios trae destrucción.
Habernos alejado de los caminos del Señor trae aflicción a nuestro hogar.
Volver al camino de Dios nos edifica y trae paz a nuestro hogar.
Muchas veces LA PRIMERA CAUSA DE LOS PROBLEMAS DE NUESTRA FAMILIA no son las deudas, la escasez económica, los problemas matrimoniales, ni la rebeldía de nuestros hijos, sino LA DISTANCIA QUE HAY ENTRE NOSOTROS Y DIOS.
II) SEGUNDA DECISIÓN: BUSCAR LA GUÍA DEL SEÑOR EN NUESTRA VIDA CON ESFUERZO Y COMO PRIORIDAD
(PROVERBIOS 2:3-4) Si clamares a la inteligencia, Y a la prudencia dieres tu voz; 4 Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros,
En los tiempos Bíblicos la plata se encontraba en forma de trozos de piedra que contenían plata mezclada con otros elementos, como plomo, y para buscarla requería:
Excavación: Se abrían minas con túneles o pozos en la tierra y las montañas (Job 28:1–4) Ciertamente la plata tiene sus veneros, Y el oro lugar donde se refina. 2 El hierro se saca del polvo, Y de la piedra se funde el cobre. 3 A las tinieblas ponen término, Y examinan todo a la perfección, Las piedras que hay en oscuridad y en sombra de muerte. 4 Abren minas lejos de lo habitado, En lugares olvidados, donde el pie no pasa. Son suspendidos y balanceados, lejos de los demás hombres.
Pasar por el refinamiento con fuego: Cuando se extraía la plata debía ser separada de la escoria mediante el calor del horno (Salmo 12:6) Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en horno de tierra, Purificada siete veces.
Esto nos enseña que buscar la plata era un proceso que requería esfuerzo y dedicación y persistencia. Para encontrar la plata no era suficiente una mirada superficial: se tenía que excavar profundo. Era un proceso lento, que implicaba paciencia y cuidado para no arruinar el metal valioso y para desechar lo que no tenía valor.
APLICANDO ESTO A LA FAMILIA: Cuando Proverbios dice “si como a la plata la buscares”, nos está llamando como familias cristianas a que hagamos un esfuerzo constante para buscar ser guiados por la sabiduría y la dirección de Dios todos los días.
Tenemos que buscar a Dios con profundidad, no superficialmente, no basta con solamente congregarse de vez en cuando o hacer una oración rápida o un devocional hecho a la ligera, sino que como familia, debemos cavar profundo, es decir, estudiar la Palabra, congregarnos con constancia, orar en familia todos los días, y pedir de corazón que sea el Señor guiando nuestras decisiones. (Mateo 18:19) Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieran de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
III) TERCERA DECISIÓN: APARTARNOS DE TODO LO QUE NOS DESTRUYE Y NO DEJAR QUE NUESTRO CORAZÓN SE CONTAMINE
(JEREMÍAS 15:19) Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
Verdaderamente para que nuestra familia pueda disfrutar de las bendiciones de Dios necesitamos hacer dos cosas muy importantes:
Primeramente apartarnos de todo aquello que sabemos que es dañino para nuestra familia, como lo menciona el versículo que hemos leído: LO VIL, lo pecaminoso, lo destructivo, lo desagradable a nuestro Dios.
Aquí podemos mencionar los vicios, las adicciones, la violencia, el adulterio, la fornicación, homosexualidad, etc.
Pero también tenemos que decidir que NUESTRO CORAZÓN NO SE CONTAMINE con aquellas cosas que pueden parecer buenas o atractivas y quizás no tan dañinas pero que al final destruyen igual (Daniel 1:8) Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.
Aquí podemos mencionar al materialismo, los afanes por las riquezas, la pornografia, la mundanalidad, etc. (Santiago 4:4) ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.
CONCLUSIÓN: Restaurar una familia no depende solamente de terapias o consejos humanos, sino de decisiones espirituales firmes y valientes que nos lleven a reconciliarnos con Dios, a buscar su guía con profundidad y a apartarnos de todo lo que contamina. La restauración comienza cuando dejamos de culpar las circunstancias y tomamos la responsabilidad de escoger la vida, como lo dice Deuteronomio 30:19. Escoge hoy buscar a Dios de todo corazón, y verás cómo su bendición alcanza tu vida y tu descendencia.
