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El Llamado a la Misericordia. Arrepentimiento y Amor en la Relación con Dios

Muchas veces no llegamos a los caminos de Dios porque no creemos que él nos pueda perdonar por el pecado, queremos llegar a Dios ya preparados para que él nos reciba limpios, sin mancha. El no quiere eso, él está dispuesto a recibirnos tal como estamos, llenos de pecados, pues él es quien nos limpiará. El siempre está dispuesto a perdonarnos. El ama al pecador, pero aborrece el pecado. El hecho de que Dios sea Misericordioso, muestra que Él es amor. La Misericordia es un Atributo de Dios. Es verdad que hay personas malas que pueden ser misericordiosas en ciertas ocasiones.

Ilustración: Jesucristo hablando del Juez injusto dijo que por causa de la insistencia de la mujer, había decidido hacerle justicia. No lo hizo por ser misericordioso, sino porque se sintió molesto por tanta insistencia. Muy diferente con Dios. La misericordia y el amor van unidos en Su relación con el hombre.

¿Qué es lo que Dios quiere de todos los seres humanos?
R/Que lo busquemos y nos arrepentimos de todos nuestros pecados, y que vivamos en amor dispuestos a dejar nuestros malos caminos.

Isaías 1:18 “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. 19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.

Dios quiere que lo busquemos mientras pueda ser hallado.

Isaías 55:6-9 “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. 7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”

El está siempre dispuesto a perdonarnos porque para siempre son sus misericordias. Él no rechaza a nadie.

(1) Dios no hace acepción de personas.
(2) Dios odia el pecado y llama al arrepentimiento.
(3) La razón por la cual Jonás huyó de Dios.
(4) El deber de llevar las buenas nuevas.

Salmos 100:5: “Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, Y su verdad por todas las generaciones.”

Su verdad es su Palabra, la Biblia.

Salmos 106:1: “Aleluya. Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia”

Salmos 107:1: Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.

Salmos 117:2: Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, Y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya.

Salmos 118:1: Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.

Salmos 118:29: Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.

Salmos 119:77: Vengan a mí tus misericordias, para que viva, porque tu ley es mi delicia.

Punto 3. Dios quiere un arrepentimiento verdadero, él no quiere que nos estemos dando golpes de pecho, que pensemos que por nuestras obras tenemos derecho a la salvación, a ser hijos privilegiados por nuestros méritos.

Isaías 1:11-17 “¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. 12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? 13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. 4 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas.

15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquemos la oración, yo no oiré; llenas de sangre vuestras manos. 16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; 17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.

El quiere un corazón arrepentido, limpio y lleno de amor
1 Juan 4:7 “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 8El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros.

1 Juan 4:13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. 15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.

1 Juan 4:19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

Conclusión.
Si usted ha sentido o cree que este sermón le ha tocado su corazón y quiere recibir a Jesucristo como su Salvador personal, solo tiene que hacer la siguiente oración:

Señor Jesús yo te recibo hoy como mi único y suficiente Salvador personal, creo que eres Dios que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador, Amén.

 

Fuente:
Pastor José Alberto Vega

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