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El estrés y los afanes

Mateo 6:34… Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

El estrés es el producto de tantos afanes en nuestro diario vivir.

Vivimos en un mundo donde las cosas se ponen cada día más difícil sin embargo en vez de acercarnos más a Dios lo que hacemos es que nos independizamos, día a día nos damos cuenta que nuestras fuerzas se van desgastando por querer hacer las cosas con nuestros propios métodos sin la ayuda de nuestro Dios, y no solo nos agotamos, nos estresamos, nos afanamos sino también que no obtenemos los resultados que deseamos, haciéndose cada vez más frustrante, luchamos por algo o nos invertimos en alguien cuyo resultado nunca es el que esperamos.

Lo peor de todo esto es que nuestros propios ojos ven el resultado sin embargo no cambiamos la forma de hacer las cosas porque estamos encerrados a una sola manera de pensar, le tememos al cambio. El estrés es un arma que Satanás ha utilizado por mucho tiempo para quitarle la prioridad a Dios en nuestras vidas. Cuando vamos al libro de Mateo 6:25-34 Jesús nos explica el lugar que quiere ocupar ciertas actividades en nuestras vidas, refiriéndose a la búsqueda afanada de cosas terrenales.

Las cosas por las que nos afanamos son las cosas que le damos cierto grado de prioridad.

Cuando Jesús se refiere a la comida y al vestido con esto Jesús no decía que era malo, ni que tampoco era pecado, ni que no era importante, Jesús hacia énfasis al lugar que le estamos dando en nuestro corazón, por eso más adelante en el versículo 33 dice: Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas, si Jesús dice que las añadirá, es porque son importantes, pero Jesús claramente dice: estas cosas aunque sean buenas y necesarias no le pueden quitar la prioridad a Dios.

Es impresionante como Jesús nos dice: no te afanes por la comida, la bebida y el vestido. En mí pensar humano son tres actividades importantísimas y de uso primario, y Jesús nos dice: ¿no nos afanemos? Con esto Jesús nos daba a entender que si estas cosas son importantísimas en nuestras vidas, Dios es más importante todavía. Mira con cuales cosas Dios compara su valor, dando a entender que su lugar es innegociable.

En el diario vivir nos afanamos por muchas cosas, muchos estudian para cumplir un sueño de ser profesional, otros trabajan en exceso para sustentarse, otros se invierten en su familia, entre otras cosas, estas cosas son muy buenas e importantes, incluso si estas cosas las llevamos a cabo teniendo en primer lugar a Dios serian perfectas, el único problema es cuando estas cosas le quitan el primer lugar a Dios en tu corazón, porque cuando algo empieza a competir con Dios en tu corazón es porque un ídolo está a punto de entronarse. El señor sabe que quitarlo a él del primer lugar en tu corazón es dar lugar a un ídolo que tarde o temprano nos destruirá.

Ejemplo: Cuando nuestro trabajo le quita el lugar a Dios en nuestro corazón el orden de Dios se altera y le abrimos una puerta a un espíritu de avaricia, empezamos a amar el dinero, el poder y dicha actividad más que cualquier otra cosa. En pocas palabras es como decir: para que venga el caos solo basta alterar el orden y suprimir la ley de la nación.

Otro ejemplo es: Si pongo mi familia en el lugar de Dios entonces no nacerá un amor puro e incondicional para amar a mi familia, a los demás ni mucho menos a Dios mismo, solo será un amor basado en conveniencia o interés propio, no un amor genuino e incondicional dispuesto a morir por ellos.

Por eso para que nuestra vida se desenfrene solo basta quitarlo a él del primer lugar, después las demás áreas de nuestras vidas automáticamente se corromperán.

El orden de Dios siempre va a ser: 1) Dios (su reino y su justicia). 2) Tu familia (tu matrimonio e hijos). 3) Tu sustento económico (Trabajo). Recordando siempre que del primer lugar dependerán las demás áreas de nuestra vida, porque lo primero siempre representa la fuente de todo lo demás, o sea la cabeza. Cuando cambiamos este orden le damos lugar a un espíritu de Satanás que traerá desenfreno a las demás áreas de nuestra vida.

El afán es inevitable, pero hoy en día, ¿Por cuales cosas nos afanamos? A que le estamos dando mayor grado de prioridad.

Si nos afanamos por cosas que no son Dios primero, nuestra familia, nuestro trabajo, es seguro que algo anda mal en nuestra vida. Muchas personas están muy afanadas por agradar a todo el mundo, se afanan por mantener una reputación, viven de la apariencia, empiezan a aparentar otra persona que no son ellos mismos, porque para agradar a todo el mundo hay que ser muchas personas al mismo tiempo. Se afanan por el ¿cómo me estarán viendo los demás? Entre otras cosas más.

No vale la pena afanarse por algo que no nos dará nada productivo, no vale la pena afanarse por agradar a todo el mundo cuando es inevitable que nos critiquen, cuando la palabra nos dice que debemos de buscar el agrado de Dios, no vale la pena afanarnos por una reputación y no por un buen testimonio de que realmente somos hijos de Dios. ¿Dónde estamos poniendo nuestro corazón? ¿Cuáles cosas están compitiendo con Dios, mi familia y mi sustento económico? Mis amigos, mi reputación, una pareja escondida, mis propios deleites, un pecado continuo, un puesto en la sociedad, posesiones terrenales…

Cosas que produce el estrés: Ansiedad y miedo. Te desanima y si te descuida puedes caer en depresión. Produce un agotamiento físico y emocional. Corta la comunión con Dios. Te mantiene preocupado. Te roba el gozo y te hace vulnerable a muchos ataques espirituales como a un pecado continuo.

Entrar al orden de Dios (Dios primero, familia, y sustento económico). Esto te ayudara a quitar actividades en tu vida que no te suman nada, alejara algunos amigos, y muchas cosas más.

Salir de la rutina y romper con la monotonía. Si usted es casado, ¿hace cuanto no sale con su familia a cenar, o un fin de semana? Si usted es soltero , comparta con sus amigos en una actividad que no involucre la rutina diaria, salga a practicar algún deporte, entre otras cosas. La monotonía y la rutina te alejan de lo nuevo que Dios tiene para ti.

Renovar constantemente nuestra manera de pensar por la palabra de Dios. Los afanes te roban el tiempo para que nunca ores y nunca leas la palabra, cuando esto pasa entramos en crisis espiritual, y nos apartamos de Dios sin darnos cuenta, es lo que popularmente mucho llaman, enfriamiento.

Ser sabios para eliminar cosas de nuestra vida que no nos dan resultado, para hacerlas de una manera diferente o ser sensibles para entender que Dios no nos ha llamado a eso. Cosas que nos quitan el tiempo, mayormente son cosas que le damos prioridad pero que no nos suman en nada y siempre terminamos diciendo que no tenemos tiempo para nada, cuando lo que hicimos fue una mala inversión del mismo.

Los mejores amigos del estrés son la rutina y la monotonía. Dime en que te afanas día a día y yo te diré que es lo más importante en tu corazón.

Dios te bendiga y no permita que el estrés te atrape, y pídele a nuestro Dios y Salvador Jesucristo, que te ayuda a no caer en esa trampa diabólica.

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